Capítulo 14 "The Roomba Room ".

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Azotó la puerta tras él y aguardó un instante en el alfeizar, respirando profundamente en un intento por contener las lágrimas que amenazaban con arruinarlo todo. Jamás había estado tan nervioso. Tan nervioso como para percibir cada latido entre sus costillas, en la yema de sus temblorosos dedos, tras sus oídos... no tenía muchas opciones. Debía salir de ahí cuanto antes. Presionó los parpados un segundo e inhaló con lentitud, recordando el tacto de los pálidos nudillos en su mejilla, la profundidad en la mirada verde al prometerle que todo estaría bien; aquello le ayudó a suavizar su expresión.

Se aseguró de sonreír a los guardias en la caseta de seguridad al mostrar la mochila, explicando que era para un día de campo con su prometido, ellos asintieron sin darle mucha importancia, sin si quiera notar la forma en la que el menor estrujaba la fina correa que caía sobre su pecho.

Su padre no se encontraba en casa en ese momento.

Si lo lograba, sería todo.

Jamás volvería.

Victorioso, atravesó la entrada del que creyó su hogar por veinticuatro años.

Suspiró suave, su vida no era más que una mentira. Nunca podría estar a salvo. A cada paso, el terror de que le detuvieran aumentaba en su interior apretando la boca de su estómago, incrementando el dolor entre sus cienes. Ignoró todo malestar y a paso rápido, cruzó la calle, alejándose lo más que pudo, el asomo de una sonrisa tambaleó sus labios en cuanto reconoció la motocicleta a menos de un metro de distancia.

JiMin corrió hacia el único lugar en el que supo estaría a salvo. A salvo de las mentiras, a salvo de su familia. Saltó al vehículo y hundió el rostro en la chaqueta de mezclilla, YoonGi acaricio las manos que rodearon su cintura.

Lo siento. —No hubo respuesta alguna. El llanto que en un inicio se esforzó por contener, resquebrajó su corazón, desbordando sus ojos, bañando sus mejillas. El pelinegro aceleró, alejándose de la inmundicia de ese lugar.



16 horas atrás...


Su cabeza reposaba sobre el pecho desnudo del pálido, tenía las piernas extendidas en dirección a la pared y la planta de los pies pegados a está buscando refrescarse un poco. YoonGi rio con suavidad, JiMin sonrió al sentir la tenue vibración bajo él y la forma en la que los largos dedos del pálido repasaban las hebras doradas esparcidas en su pecho.

—¿Pastelero? — susurró divertido. — ¿En serio?

Ah... todo me parecía muy complicado cuando era pequeño y difícilmente comía dulce, ¡oh! — recordó con voz suave —... me emocionaban mucho las veces en las que podía comer un poco de pastel, como en los cumpleaños o reuniones importantes. Siempre esperaba los cumpleaños... — ladeó el rostro. Bajo el suave resplandor amarillento de la lamparita de noche, sus ojos azules delinearon la mandíbula del pelinegro y los felinos ojos observándole con ternura. — ¿No tenías un sueño de pequeño?

La sonrisa se diluyó con rapidez, los ojos verdes le miraron desbordantes de una emoción que JiMin no supo identificar.

Quería encontrar a mi madre. — confesó en voz baja. No era algo de lo que hubiese hablado en el pasado, pero sentía que podía decirle lo que sea a JiMin sin ser juzgado. Si pensaba un poco en ello, resultaba curioso creer que JiMin sentía libertad al lado de alguien como él, porque entre más consciente se volvía de aquella dinámica, menos libre se sentía Min YoonGi. Era la primera vez en su vida que confiaba en alguien lo suficiente como para hablar de su madre, de sus sentimientos. JiMin podía sentirse protegido a su lado, pero YoonGi comenzaba a sobrepasar esa línea. Al lado del rubio se sentía invencible, le agradaba esa gloriosa calidez en su pecho.

CRIMINAL│YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora