Capítulo 22 "Promesas".

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Las personas tienen distintos mecanismos para suprimir ciertas cosas. JiMin lo había notado. YoonGi solía fumar y masticar caramelos de menta, no entendía como eso podía ayudarle, pero la despensa estaba llena de caramelos surtidos.

En el último par de días, se había visto obligado a retirar el cigarrillo de los labios del pálido muchas más veces de lo usual, por lo que YoonGi no pudo evitar sorprenderse cuando encontró al rubio arrebujado en la orilla de la cama, a punto de ahogarse con el humo y con un pequeño cuenco lleno de caramelos de licor.

El pelinegro frunció el ceño con extrañeza, deteniéndose en el alfeizar para revisar la puerta. Retrocedió un par de pasos ante la atenta mirada azul, sus ojos verdes evaluaron el corredor del apartamento antes de volver a enfocar al rubio que le miraba en completo silencio.

—¿Qué demo-...? Pero... sí es mi casa. — afirmó en voz baja para sí mismo, JiMin le escuchó y rodó los ojos al instante — Quizá solo es un universo alterno — se encogió de hombros. El rubio arrojó un par de caramelos en su dirección, YoonGi los atrapó ágilmente en el aire antes de analizar el envoltorio. — ¡¿Los de licor?! — Se quejó con un suave gruñido, cerrando la puerta — ¡Solo queda una bolsa de este, JiMin! — el chico le sacó la lengua antes de llevarse el tabaco a los labios para inhalar con brusquedad.

El ataque de tos fue inmediato.

No entendía como ahogarse con humo podía relajar a YoonGi, definitivamente, no estaba funcionando en él. El pálido atravesó la habitación a paso rápido y retiró el cigarrillo de los abultados labios.

—¡Oye-...

No — advirtió señalándole con su indice. JiMin frunció los labios y cruzó los brazos sobre su pecho mientras veía al pálido arrojar al piso lo poco que quedaba del cigarro para aplastarlo con la suela de su tennis. — Cuatro años fumando y es la primera vez que considero dejarlo en serio... — murmuró para sí mismo, rastrillando sus despeinados mechones con frustración. — ¿Qué demonios haces, dulzura? — inquirió acercando su rostro a un palmo del rostro de su novio — Esto no se ve bien en ti, ¿acaso quieres arruinar tus pulmones? — su propio ceño se acentuó, repasando las palabras que acababa de usar.

—¡Tú también fumas! —exclamó JiMin con ojos llenos de incredulidad.

Lo sé — YoonGi tenía la expresión contraída con extrañeza, como si el hecho de fumar de pronto le pareciera algo horrible y nauseabundo. Negó con la cabeza, confuso. — Lo dejaré.

—¡Estoy nervioso!, ¡¿De acuerdo?! — chilló el rubio extendiendo ambos brazos. — ¡¿Y cómo qué esa motocicleta al lado de la tuya es de Hobi?! ¡Ni siquiera sabía que él conducía! ¡¿Cómo que NamJoon vendrá con nosotros? ¡Por qué tenemos que llevar escolta!¡YoonGi ni siquiera quiero que tú vayas! ¡Si algo pas-...! — YoonGi colocó de inmediato su índice sobre los labios contrarios.

Dulzura, nada va a pasar — sonrió suavemente. — Ten un poco de fe en mí, ¿sí? — JiMin inhaló profundo, asintió con la cabeza. YoonGi retiró con lentitud su índice.

—¿Cómo puede relajarte el humo? — susurró el rubio con curiosidad. El pálido se encogió de hombros.

—Espera... ¿Es eso? — enarcó una ceja. — ¿Querías relajarte? — JiMin agachó la mirada, pero asintió con la cabeza. YoonGi le dedicó una sonrisa traviesa antes de inclinarse aún más sobre él. — Bien, quítate la camiseta.







Producto del baño reciente, los mechones dorados se hallaban aun suavemente humedecidos. JiMin vestía una camiseta negra de su novio y sus jeans favoritos mientras yacía en el sofá del pequeño saloncito.

CRIMINAL│YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora