Capítulo 25 "Expiación".

146 19 12
                                    


Oculto entre las sombras, apretujó el plástico entre sus dedos mientras el eco en el pasillo producto de los pasos, era acortado. Inhaló profundo, en medio del silencio, podía escuchar su corazón resonar desbocado en algún lugar de su garganta cuando elevó en un movimiento rápido la linterna y dirigió la brillante luz blanca directo al sonido al final del pasillo.

El hombre retrocedió instintivamente, apartándose del repentino resplandor que bañó su rostro. Parpadeó con rapidez, disipando la molestia en su retina y entrecerró los ojos, ajustando la mirada hacia las difusas sombras a unos metros de él.

—¿JiMin? — indagó confuso — ¿Eres tú?

Bajo el ceño suavemente acentuado, los ojos azules eran intensos, mientras apuntaba la linterna hacia el pecho de su padre. Park Sang Wook ladeó el rostro, intentando enfocar al hombre bajo el pañuelo negro que acompañaba a su hijo.

—¿Fue un secuestro? — exigió saber, acortando un poco más la distancia para ver mejor a YoonGi — ¿Viene a exigir un rescate por él?

El rubio rodó los ojos y elevó con rapidez la linterna a su rostro, el mayor retrocedió de inmediato. En completo silencio, YoonGi negó con la cabeza.

Iba a acompañar a JiMin, pero no pensaba hablar con ese tipo.

Nadie me secuestró — afirmó con voz seca el rubio. Sus manos temblaban ligeramente, sus ojos azules se clavaron en los de su padre — Me fui solo.

—¿Por qué? — el hombre negó con la cabeza, luciendo confuso — ¿Por qué harías una cosa como esa?

—¿Por qué? — masculló incrédulo —¡Aquí era un infierno! — el pelinegro se aproximó a él, colocando una de sus manos sobre el hombro del rubio. Era un tacto suave, los dedos le acariciaron con ternura. JiMin volvió a tomar aire buscando calmar su indignación. — Lo sé, papá — habló con dureza. — Sé lo de la habitación Roomba, sé sobre tu trato con Kung Sammo.

JiMin lo vio, fue apenas una fracción de segundo, la intensa conmoción en los ojos de su padre.

No podía creerlo. No quería creerlo.

El mayor se compuso con rapidez.

No sé de qué hablas — afirmó sin mirarle.

YoonGi ladeó el rostro examinando al hombre. Parecia un mal intento de resultar convincente, pero quizá podría decir algo interesante.

Oh, Dios — JiMin arrojó la cabeza hacia atrás con impaciente incredulidad — ¿Quieres por el amor de Dios dejar de mentir? ¡Lo sé!,¿Bien? Sé sobre la venta, sé sobre los depósitos... Lo sé, ¡Lo sé! ¡Por un demonio, papá, lo sé!

Un denso silencio cayó sobre ellos. Los ojos café volvieron a dirigirse hacia YoonGi.

—¿Esto es culpa tuya? — le preguntó directamente. Incapaz de creerlo, los ojos verdes se abrieron con sorpresa.

No, señor — respondió con voz clara, frunciendo el ceño. — Esto no es más que culpa suya.

JiMin se movió, cubriendo instintivamente el cuerpo del pálido de la vista de su padre.

—¿Por qué, papá? — Sus ojos azules escanearon al hombre que le había visto crecer. Intentó encontrar algo diferente en su padre. Alguna señal que indicara que algo andaba mal; sin embargo, no había nada, absolutamente nada que le hiciera parecer diferente a como JiMin lo recordaba. Los mismos mechones rubios, el mismo peinado, aquellas arrugas en las esquinas de la mirada café producto del cansancio, el traje impecable... era todo tan... extraño... porque aun cuando había vivido con él toda su vida y podía sin dificultad reconocer la familiaridad en su rostro, lucía de pronto oscuro, ajeno. Como si su padre se hubiese convertido en un desconocido de un momento a otro. — ¿Por qué lo hiciste? — musitó adolorido. — Yo... siempre quise que estuvieras orgulloso de mí...

CRIMINAL│YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora