Capítulo 8.- Ante los ojos del mundo.

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-Muchas gracias - correspondió la gentileza de haberle prestado su fino pañuelo, del cual se escapó un envolvente y varonil aroma a madera y cítricos; a lo que el caballero ingles solo asintió en señal de conformidad.

Victoria pensó en las muchas veces en que lo vio de lejos o fugazmente, pero a pesar de que otrora había intentado obtener una entrevista con él, jamás pudo; claro lo tenía que, en esa época, ella era solo una practicante de periodismo con mucho entusiasmo y escasa malicia. Ahora entendía que, si la vida no le brindaba las oportunidades, ella estaría complacida y rauda de crearlas.

-Disculpe usted, creo que también le cayó algo de mi desastre, en su saco - hizo un movimiento natural y rápido para secar el hombro izquierdo de su interlocutor y no pudo dejar de percibir que aquel traje se amoldaba a los músculos reales, nada de hombreras, ese hombre no las necesitaba para darle el porte y la distinción que proyectaba.

-No se preocupe Señorita, déjelo así, fue solo un accidente. - disculpó la acción y su tono se sintió cansado, por lo que la muchacha se compadeció de él y estuvo a punto de abortar su misión, sin embargo, ella no era de las que sienten lastima por la gente, no se amilanaba con ojos expresivos o suplicas humillantes de una presa. Victoria se sabía una fiera de caza, no soltaría su víctima hasta obtener lo que buscaba, así que limitó expresar su inoportuna compasión de la forma menos esperada por aquel atormentado hombre.

-Charlie!, hoy yo pago la cuenta del caballero. - le ordenó de manera amable y risueña al cantinero, quien levantó las cejas, curvó los labios con malicia y asintió divertido, sopesando el hecho de que jamás Victoria Elis hubiese demostrado interés por ningún hombre en ese lugar. -¡Qué manera de coquetear tiene la hija de Joseph¡, pensó Charlie. -Espero sepa lo que cuesta la botella de Balvenie 30.

Pero para sorpresa del Barman y del mismo Terrence Grandchester, la chica no hizo ningún otro movimiento que indicase coqueteo, al contrario, no esperó reacción alguna y dándose vuelta, se dispuso a marcharse...6, 7 paso contó y al no escuchar que la llamasen, estaba a punto de usar la excusa del pañuelo que aún llevaba en la mano para devolverse, pero no hizo falta.

-Disculpe señorita, no puedo aceptar que una dama pague por mí y menos una botella... -El joven se había acercado a ella y le habló para hacerla girar.

-¿Insinúa que no tengo el dinero suficiente para resarcirle por mi torpeza? ¿O es acaso que su machismo no le permite aceptar una atención de parte de una mujer?

-Vaya, son muchos insultos desmerecidos hacia mi persona...me tildó de misógino, clasista, además de machista; pero por su respuesta, adivino que debe de estar teniendo un día tan malo como el mío, así que olvídelo, aceptaré su atención, que tenga buenas noches. - Ahora era él quien se dirigió de nueva cuenta a la barra.

Para ser honesto, esos breves instantes que duró la interacción con la atrevida chica, se distrajo del cumulo de pensamientos que no abandonaban su cabeza. Todos los abogados, Albert, Archie, George y hasta Robert Hathaway se habían retirado a descansar, luego de acordar cómo se manejarían las cosas la mañana siguiente, ya que tendrían una audiencia privada con el Juez, de la cual dependía el bienestar de las dos mujeres a quienes sabia detenidas; su pecas ya recluida y Eleonor también detenida preventivamente, eran imágenes que estaban a punto de llevarlo a la locura.

Tomo asiento y supo lo que ocurría, un minuto más tardes la chica hizo lo mismo a su lado.

-Ok, sería mucho más idiota de mi parte irme sin beber, al menos, un trago de la botella que costará un mes de mi sueldo -Terry, la miró por el rabillo del ojo y si su ánimo hubiese sido otro, se habría reído de buena gana ante lo divertida y audaz que se le hizo aquella extraña.

Se limitó a hacerle una señal a Charlie, quien no se perdió detalle de la situación, para que acercase un vaso a su improvisada compañera; mientras que ella hacía su próximo movimiento; no estaba allí para perder tiempo y sabía que debía aprovechar al máximo cada segundo de vulnerabilidad del inescrutable Graham.

-¿Quieres apostar sobre quien ha tenido el peor día? O ¿simulamos que todo está bien e intentamos una plática banal? -preguntó directa, llevaba ventaja en el análisis del escenario al conocer la personalidad del actor, así que, al no tener respuesta prosiguió.

-Mi padre, quien es mi jefe me ha dado un caso que me desconcierta, ya en este punto estoy obsesionada y no puedo comentarle nada aún. Me siento frustrada, estancada y ya no sé cómo continuar; de esto depende el futuro de mi carrera. -La carcajada cínica de Terry, no se hizo esperar.

-Preciosa, no hay punto de comparación, acabas de perder tu apuesta por mucho... mi día que en realidad ha durado meses, ha marcado la pauta para que el destino decida por mí.

-Explícate, pero sin decirme nombres por favor. -aquella aclaratoria extrañó un tanto a Terry, pero se le hizo fácil aceptar la propuesta de la chica quien quizás solo quería mantener el anonimato ante un desconocido y no verse obligada luego a dar más datos propios.

-Verás, ¿has tenido alguna vez esa pesadilla donde estas al borde de un precipicio y con cada una de tus manos sujetas a las dos personas más importantes de tu vida para que no caigan?

- En realidad no, pero me lo puedo imaginar -dijo de manera empática, pues ella ya conocía por los resultados del juicio y a quienes se refería.

-Eres afortunada, pues a veces la vida te pone de repente en esa situación para que decidas a quien soltar. Aunque no me corresponde a mi decidir, estoy a menos de 24 horas de ver caer a alguna de las dos.

Aquellas palabras, acompañadas del tono de desolación e impotencia que le trasmitió su desgraciado acompañante, hizo click en algún lugar de su corazón y tomando una decisión, colocó sus cartas sobre la mesa.

-No me digas nada más... mi nombre es Victoria Elis soy periodista, sé quién eres tú.

-Maldición! -Bufó Terry soltando el vaso de un golpe en la barra y levantándose de inmediato. -Óyeme bien, farsante! No daré mi consentimiento para que hagan ningún artículo y nada de lo que aquí pasó será avalado o aceptado por mí.

-Lo sé!, - dijo sujetándole del brazo cuando este se volteó para marcharse- solo quiero ayudarte, escúchame!

Terry se soltó de un jalón y en dos zancadas estaba lejos de ella, invadido por una ira creciente por haber bajado la guardia ante el asecho de los carroñeros de la prensa. Ella lo alcanzó y lo volvió a sujetar, los ojos azules se hicieron casi negros de la rabia y Victoria Elis, con la valentía que la caracterizaba alzó la frente para aclararle.

-Desde que te dije mi nombre decidí mandar el futuro de mi carrera al demonio!, así que, si te interesan dos manos, un cerebro y varias pistas para evitar que esas dos mujeres paguen por un crimen que no cometieron, entonces aquí estoy...Pero no te tardes en tomar la decisión, tenemos menos de 24 horas para demostrar su inocencia ante los ojos del mundo.

Continuará...

ASESINA.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora