Capítulo 7.- . A través del cristal .

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Victoria Elis Anderson, había recibido uno de los casos más herméticos que hubo visto en su exitosa carrera, "un cangrejo", como lo había calificado ante su Editor en jefe.

-¿Es en serio Joseph?

-Sabes bien que siempre he carecido de sentido del humor Vic. Así que muévete y tráeme todos los detalles el caso Marlow, bueno, si es que quieres salir de farándula para convertirte en una verdadera periodista.

-Hey! ¡Soy una verdadera periodista!! -protestaba la hermosa castaña de ojos grandes y amielados; -que tú me hayas confinado, entre la frivolidad de Broadway y la banalidad de Hollywood, no quiere decir que no esté preparada para más... sabes que no me gusta para nada ese mundo y no has querido darme la oportunidad de hacer el periodismo de investigación que tanto me apasiona.

-Pediste una oportunidad y te la estoy dando... allí hay mucho más de lo que ha salido a la luz; ve y averigua todo, lúcete y solo entonces consideraré que tu carrera pueda tomar otro rumbo. -su autoritario y afilado tono no dejó lugar a nada más.

-Biennnn - dijo con tanto desganado como resignación, se levantó con obvio fastidio y antes de salir, se giró para sentenciar su venganza. -esto te costará la cena de esta noche papá ¡y no quiero pizza! te lo advierto.

Este alto y robusto cincuentón, llamado Joseph Anderson, era un hombre decidido y terco, su carismática e inteligente hija, en realidad, hacía honor a su genética en cuanto a su personalidad, sin embargo, las exóticas características físicas de esta, se las debía a su madre, una hermosa doctora marroquí ya fallecida.

El criar solo a una niña desde los 6 años, significó el mas grande reto para aquel hombre, quien seco como nadie, le enseñó todo a su manera... y vaya que le había dado buen resultado; su hija ahora era una persona arriesgada, intuitiva y honesta, cualidades que le ayudaron a conseguir el éxito, en todo cuanto ponía su empeño; y ahora su empeño estaba puesto en descubrir, los interesantes secretos que se ocultaban tras la muerte más sonada de Broadway y el juicio más inescrutable que se llevaba a cabo por ello.

Ya conocía de antemano la relación Marlow-Graham, pues a inicios de su carrera, le tocó cubrir de forma vaga la noticia del accidente que, terminó con las actuaciones de Susana y resultó lisiándola de por vida.

-Ja! Y qué vida tan corta -rio pensando en la ironía - comprendió que no le molestaba tanto el caso actual, después de todo su adormecida nariz de sabueso le avisaba que sí estaba frente a algo bien jugoso.

Su problema era que, no le gustaba mostrarle entusiasmo a su padre ante ningún caso, pues luego, de forma irremediable terminaba sacándola para que no cometiera una imprudencia al obsesionarse; ya se conocían mutuamente, así que ella simulaba que no se metería en problemas y el, de la misma manera, como al descuido le quitaba los casos peligrosos para que no se hiciera daño.

Esa conversación había ocurrido hacían unos meses atrás, cuando aún la prensa especializada en el show y los chismes no tenían casi información. La poca que hubo conseguido extraoficialmente ella, resultó bastante fidedigna. Luego le tomó un tiempo considerable atar algunos cabos y hoy tenía en su oficina una pizarra llena de nombres y flechas interconectadas, decenas de post-tips de colores tan brillantes que bien hubiesen servido para adornar un carnaval en rio de Janeiro.

Tenía clara muchas de las conexiones, las Marlow-Graham no significó ningún reto, culpa-compromiso era obvio para ella, pero nunca encontró las pruebas que lo confirmase y eso fue su comprobación personal de que, ambos eran excelentes actores; sin la prueba nunca pudo publicar sus sospechas, pues eso hubiese arriesgado al periódico a recibir una muy importante demanda por difamación. Gracias a la mesura de su padre, terminó cubriendo otro tipo de noticias hasta que su interés en el asunto mermó.

Por eso su padre, como buen zorro viejo, le había asignado un caso que visto desde afuera, era un rompecabezas. ¿Que tenía que ver la heredera de una prominente familia de chicago en esto?, ni siquiera formaba parte de su círculo social o laboral ... ¿una simple fan?, ¿amigas de la infancia?, como esa, muchas incógnitas ya estaban aclaradas con el tiempo. Pero otras como por ejemplo, ¿porque la madre de la difunta se negó todo este tiempo a dar declaraciones?, esa señora conocía bien el poder de la prensa, para voltear las simpatías del público en general, así que Helen Smith viuda de Marlow, no buscaba que la opinión pública se afectara, ¿Por qué?

Victoria Anderson, concebía al ser humano como animal básico, con instintos dormidos ante miles de años de represión de la sociedad, eso les hace a todos, con el estímulo adecuado, capaces de cualquier cosa; por lo cual, ella seguia los motivos humanos, como metaforicas gotas de sangre.

Hasta ahora utilizaba lógica pura, la lógica que usan los niños de 5 años, porque si algo le funcionaba en la práctica periodística era la psicología... así que enfrascada en buscar esas razones, se embarcó en una investigación que la llevó a seguir todos estos meses, a varias personas ligadas a Susana.

Años atrás, cuando una corazonada la llevó a hurgar en el pasado de otra renombrada actriz, quien de manera inequívoca siempre parecía estar muy cerca del prometido de la muerta, pensó que quizás existía algún interés romántico entre ellos...cosa que, aunque interesante para las noticias, también quedó sepultada en el fondo de su escritorio cuando le quitaron la nota peridistica.

Hoy en día ya lo tenía descartado, sobre todo luego de descubrir que, durante los años perdidos de la actriz, Eleonor Baker, esta pudo haber tenido un amorío con un ciudadano inglés, al cual por más que buscó no logró ubicar, y mucho menos con apellido Graham. Esa idea no la abandonaba, solo le hacía falta la prueba.

Sin descartar otras pasiones como posible motivo, aquella mañana se dispuso a seguir Karen Kleis y lo que escuchó en el cementerio, simulando estar visitando a una tumba cercana, le dio una sospecha más y le pareció válido contar los celos profesionales como una causa probable, ... aunque igual no terminaba por descarta a otras personas en su lista de posibles responsables.

Muchos de esa lista, se ocuparon de echar demasiado lodo en una sola persona que, a ella se le antojaba pensar que quizás fuese inocente... y allí debía ahondar, eso le decía su instinto. Sin embargo, horas después de la sesión y habiendo escuchado, a través de su informante, lo que se dijo en ese juicio, necesitaba un trago y se dirigió a un exclusivo lugar que le brindaba bastante tranquilidad.

Sentada en la barra de forma de ovalo, despachó como de costumbre al primer idiota que se le acercó y continuó haciendo líneas y círculos en su libreta... tenía varios hilos sueltos y debía atarlos pronto. En medio de su reflexiva copa de vino, la levantó instándose a ver las cosas, desde otro cristal; gracias a ese fortuito movimiento, se dio cuenta que, al otro lado de esa misma barra, se encontraba sentado el mismísimo Terrence Graham, hundido en sus pensamientos y un trago.

-Es ahora o nunca, -se dijo y se encaminó para acercarse y tropezarle de forma intencional, para que en un ágil movimiento se derramarse su propio vino en la chaqueta.

-Oiga! Se giró Terrence sorprendido, pero al ver a la chica en ese apuro, recapacitó el tono de inmediato y le ofreció su pañuelo a la dama. -¿Esta bien?

-Si gracias, -decía ella pareciendo bastante distraída en limpiar su ropa, y elevando la vista, se perdió en los ojos más azules que haya visto nunca.

Continuará.

ASESINA.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora