Capítulo 16.- Trampas.

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Dicen que las arañas crean grandes obras de arte entretejiendo sus hilos, y es un hecho que una vez sus víctimas caen en ellas, son capaces de atraparlas y envolverlas a cada movimiento que intentan. Eso eran los involucrados, muchas víctimas, en medio de una tan intrincada como hermosa tela de araña.

¿Qué hace que los inocentes caigan de forma irremediable en ellas?, la ingenuidad o la simple casualidad?

Cuesta creer que algo diseñado de forma tan perfecta, haya sido concebido y creado al azar ...quizás, pero  ¿podríamos suponer que la primera víctima cayó por haberse presentado en el sitio equivocado y en el momento incorrecto?

O es que acaso, ¿hubo alguna carnada para que la infortunada presa haya ido directo a red?

Eran apenas las 11 de la mañana, cuando estas preguntas buscaban ser respondidas por los consternados hombre y mujeres de aquel salón:

—Williams debemos presentar los hechos de manera congruente, no sabemos cómo reaccionarán en el juzgado si de pronto, en vez de una confesa, ahora presentamos a dos mujeres adicionales para acusar. Debemos encontrar la cronología de eventos que desencadenaron la muerte de Susana Marlow.

—Tiene razón Eduard, —secundó Terry, quien se encontraba con la camisa arremangada en los brazos, haciendo un supremo esfuerzo para controlarse. —¿Cómo encaja la confesión que hizo la madre de Susana, en la sustitución del medicamento que planeó Eliza?,

—y adicional ¿Cómo llegaron los medicamentos de Susana a manos de Karen?, todas las pistas aleatorias nos aportaron información que no podemos unir! —a Robert le preocupaba sobremanera la condición de Karen y estaba dispuesto a ayudarla, pues era obvio que ella representó un daño colateral en medio de aquella maraña.

—La crisis nerviosa en la cual se encuentra, dificulta que pueda dar un testimonio sólido. —aclaraba George, desde la puerta, en su característico tono formal, —no han podido interrogarla, el Dr. Michael, aún la está atendiendo, ya le practicaron algunos análisis, pero dice que necesitan desintoxicar su organismo, no se sabe que tanto daño puedo haber causado el medicamento y por ahora deben dejarla dormir.

—¿Dormir? la necesitamos, ¡no hay tiempo! —exclamaba Archie con franco desespero.

—Cálmate sobrino, no podemos perder los estribos ahora... Sí alguien tiene alguna otra idea, nos sería de mucha ayuda ahora.—indagaba Albert.

Las miradas se cruzaron en la habitación y los ojos de Terry se posaron en Victoria Elis, pues las conjeturas de la chica se habían ganado la credibilidad de los presentes, sin embargo, ya había dado todo lo que tenía; se encogió de hombros como única respuesta.

Si para los miembros de la familia que conocían a los involucrados aquello no tenía sentido, mucho menos para ella que no sabía de las posibles interacciones entre las mujeres en cuestión.

En medio de aquel silencio, se escuchó una voz tímida intentando salir:

—Yo he sido la culpable de todo lo que le ha pasado a Candy, —las manos de Annie arrugaban la falda su vestido, nadie entendió de lo que hablaba, cuando con la mirada gacha y entre sollozos dijo esas palabras.

—¿Annie? —escapó un hilo de voz de la garganta de Archie — ¿De qué hablas?

—Ahora que se ha descubierto que hubo algún tipo de conexión entre Eliza y Susana, entiendo cómo llegó aquella carta a mí... yo tuve la culpa, ya lo sospechaba, pero no me atrevía a decirlo —su llanto era incontenible, Patty la tomó del brazo porque los espasmos de su cuerpo excedido por las emociones eran incontrolables. Solo una persona rompió aquel torpe intento de confesión.

—¡Habla de una vez! —exigió Terry con los dientes apretados y la mandíbula marcada de la rabia contenida.

—Yooo, yo encontré sobre mi buró una carta, tenía el nombre de Susana para Candice y sobre ella una nota para mí, que decía "ayúdame a arreglar las cosas, por favor".

No pensé que alguien quisiera hacerle daño, pensé que se había arrepentido o que eras tú Terry quien me la había hecho llegar y por fin ustedes estarían juntos...así que solo la envié a Candy. ¿Cómo iba a saber que era una trampa? Luego ocurrió la muerte de Susana justo el día en que Candy estuvo con ella...yo, yo no quería ser yo la culpable de que mi hermana estuviese allí.

Candice me repetía una y otra vez que ella tenía la culpa y no supe que pensar, dudé de mi hermana... ¿entienden? ¡Yo dudé de ella!, — explicaba con horror en los ojos, ante la atrocidad que le significaban sus actos—pero luego el juicio y todo lo que acaba de ocurrir me confirmó lo que ya sospechaba, ¡yo sí tuve la culpa, por haber sido el vehículo con el cual le tendieron la trampa.!

—Calma, cálmate Annie, debiste habernos contado de esa carta— decía Archie al correr hacia ella y tomarla en sus brazos intentando consolarla.

—Perdón!! ¡Por favor perdónenme! —insistía llorando. Mientras que el mutismo de los demás presenten se rompió con una voz implacable.

—No fue a nosotros a quienes dejaste meter en una celda, por tu miedo absurdo, ¡guárdate tus disculpas para Candy! —sentenció Terry.

—¡Oye imbécil! ¡no es el momento!, ¿acaso no ves cómo estás? —la defendió Archie, abalanzándose hacia el inglés, quien ya lo esperaba con los puños en alto, cuando una voz de autoridad se hizo escuchar.

—¡Basta! ¡Deténganse los dos!, no podemos perder estas pocas horas que quedan en inútiles peleas. —les ordenó Albert. —Annie cálmate, es apremiante que nos digas, ¿Quién tiene esa carta? la necesitamos.

—Yo la tengo, cuando Candy volvió de casa de Susana aquella noche fatal, estaba muy afectada, estaba como en trance y dejó un papel arrugado en mi habitación, luego me fije que era la carta.

—Yo iré contigo por ella, vamos —la tomo de la mano Patricia y subieron a buscar la misiva.

Cuando al fin pudieron encontrarla, la leyeron, más que una invitación contenía una súplica, para que Candice asistiera a casa de Susana, utilizaba a Terry como excusa y prometía que él sería feliz al fin...

—¿Reconocen la letra?, preguntaba Eduard Hartson y de mano en mano fue pasando el trozo de papel, hasta que llegó a las de Terrence.

—Es la letra de Susana, —Dijo derrotado

—Maldición! —exclamó Archie—esta carta hubiese podido demostrar que Elisa y Susana planearon todo.

—Cálmate Archie, no perdamos la esperanza estamos cada vez mas cerca, yo mismo interrogaré a Eliza, por ahora se ha negado a declarar y necesitamos que hable.—decidió Albert.

—¿Cree usted que diga la verdad? Preguntó incrédula Patty.

—Tendrá que hacerlo, de eso me encargo yo; pero viendo lo exacerbados que están los nervios, preferiría que Archie, Terry y los demás se queden a descansar, por favor...

—Ni lo sueñes, —gruñó Terrence tomando su saco que reposaba sobre uno de los muebles con un manotón y pasando en medio de todos, ordenó —¡Vamos!, no hay tiempo que perder.

Albert y Eduard, se encaminaron tras él.

Continuará...

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