Capítulo 10.- Atando cabos.

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-Habla!, dime lo que tienes que decir- la sujetaba del brazo con fuerza, quizás aquella extraña mujer, en realidad no tuviese nada para aportar, pero él no podía darse el lujo de perder algún indicio que le ayudase a salvarlas; Terrence reconocía el punto de su desespero y si debía negociar con las sanguijuelas de la prensa para encontrar, al menos una pista, entonces, estaría más que dispuesto a vender su alma al demonio periodístico para lograrlo.

-Primero lo primero, suélteme -miró la mano grande del hombre que la sostenía, y este comprendió que estaba siendo más tosco de lo que merecía cualquier mujer, sin embargo, se limitó soltarla, pero no se excusó- y ahora sígame, no voy a hablarle de mis sospechas en medio de tanta gente.

Obedeció mientras pensaba que aquella "negociación" no podía tardar más de unos minutos, para despejar dudas y quizás le mostrase algún extremo de la madeja que no lograba desenredar.

-Habla! No tengo tiempo.

-Yo tampoco, y si sigue mirándome como un desquiciado, también perderé las ganas de ayudarle. -al no obtener respuesta alguna, la joven se sentó y entendiendo que debía darle a aquel hombre, algo de información como señal de buena voluntad, continuó:

He estado llevando el caso desde el inicio y no creo que la señorita Ardley sea la culpable, sin embargo, tengo al menos 3 sospechosas por parte de la víctima, esas pesquisas creo que le podrán servir -al ver como la ceja de su interlocutor se elevaba, supo que tenía toda su atención.

-Muy bien te escucho, a que te refieres -decía Terrence al tomar asiento.

-"Mientras más se conoce a la víctima más podemos saber del agresor", es una frase que siempre me funciona; disculpe que se lo diga y aunque los abogados defensores son buenos, debieron seguir el camino con el cual iniciaron la investigación y llevarla más a fondo con respecto a su ex... Esa es la diferencia entre un perro de caza y uno de carreras, los periodistas somos de mordida fuerte y no la aflojamos hasta tener acorralada a la presa. - comparó con arrogancia la eficiencia de su profesión.

-¿Qué sabes? ¿Y cuánto quieres? - la interrogó adivinando que si la mujer tenía información valiosa, con seguridad querría sacar una buena cantidad de dinero por esta. Sin embargo, el actor lo hizo solo por precaución, porque en ese momento estaba mas que dispuesto a dar su fortuna por una pista.

Por primera vez Terrence se fijó en los ojos de la chica, pues lo miró con esos casi amarillos tonos teñidos de verdes, le parecieron en ese momento similares a los de un gato a punto de saltar y atacarlo; no obstante, ella hizo una gran inspiración y ofreció.

-Quid pro quo, señor Graham...no me interesa su dinero y ya mandé al demonio mis intereses profesionales; entiendo que usted no me conoce, así que para que podamos avanzar, le pediré algo llegado el momento, no tenga cuidado, ya tendré tiempo de pensar lo que será.

Por ahora, -continuó la mujer, sacando una libreta de apuntes de su bolsa- usted y yo tenemos mucha tela que cortar y espero no se ofenda, pero hablaré sin tapujos de la fallecida Señorita Marlow, no busco herir susceptibilidades, pero será necesario para que usted también se sincere conmigo.

-¿Está al tanto que su ex prometida era una maldita hipócrita con todos sus compañeros de trabajo?, - sin esperar respuesta la mujer prosiguió - pues lo era! Y gracias a ello, gozaba de muchas antipatías dentro de su círculo social; entre sus más acérrimos detractores está la señorita Karen Kleis. - y ahora sí hizo una pausa para mirar la reacción en la cara del incrédulo Terrence.

-No sea absurda, Karen es...

-Es una caprichosa y egocéntrica actriz que solo consiguió el estrellato luego del infortunado accidente de Marlow, para nadie del medio es un secreto la eterna rivalidad entre ellas. -Terry estuvo a punto de levantarse, no estaba dispuesto a perder el poco tiempo que tenía en chismes de farándula; pero antes de que se pusiera de pie, la castaña le dijo.

-Le conviene abrir su mente, ¿Sabía que la señorita Kleis, ha estado recibiendo medicación psiquiátrica los últimos meses? -los ojos sorprendidos de Terry le dieron la respuesta -le diré más, yo la seguí la mañana de hoy y ha estado en la tumba de Susana antes del juicio, y por lo que la escuché gritar solo para asegurarse que permaneciera muerta.

Terrence abrió los ojos y se sentó con una nueva actitud.

-Tus palabras me desconciertan, Karen siempre ha sido una buena amiga... creo que igual debo reunirme con los abogados ahora mismo, haré llamar a Albert y todos para que exploremos estos nuevos datos y perspectiva.

-Espere un poco, hay más...pero para expresarle otra de mis hipótesis, debe responderme con honestidad una inquietud, ¿Qué hay de cierto en que Susana le gustaba coquetear con el tema del suicidio? ¿o fue solo una treta de los abogados para salvar a la acusada? -El rostro de Terry se volvió a endurecer y la chica adivinó sus dudas.

-Oiga Graham, ya le estoy poniendo en bandeja de plata todas mis noches de insomnio, le interesa mi punto de vista, soy objetiva, ustedes están cegados por los sentimientos que tienen hacia estas personas, lo entiendo, pero debe confiar un poco, en este momento puedo convertirme en un salvavidas para esas dos mujeres.

-Está bien, en efecto si tuvo un episodio, eso ya lo ventilaron con amplitud en la corte.

-Ok, acaba de darme una pieza que me faltaba en mi rompecabezas personal, y en agradecimiento le diré que las Marlow estaban en la quiebra hasta que apareció usted en sus vidas.

-Eso ya lo sé. -dijo en tono seco.

-y ¿sabía que la muerte del Sr. Marlow, en su oportunidad fue declarada como suicidio? ¿Y que por eso su viuda no pudo cobrar el seguro de vida?

-Demonios! -exclamó Terry, quien en un intento por digerir toda esa nueva información le compartió un dato relacionado a Victoria. -nuestros investigadores habían descubierto que Susana y su madre contrataron seguros de vida, desde un año antes del fallecimiento. Por eso intentamos explotar ese argumento en la corte, lo que nos dejó en un callejón sin salida. No teníamos pruebas, ni ese dato, salvo que yo no estaba enterado de ello a pesar del tiempo que llevábamos comprometidos, además estaba el absurdo de que su propia y devastada madre era quien exigía justicia para su hija.

-Si juntamos estas piezas el argumento cobra mucha más lógica, no les servía un suicidio, eso ya lo sabían, un accidente o un homicidio califican a la perfección con ese plan.

-Y también con la declaración de Candy, de que Susana le pidió ayuda para morir, ¡intentó convencerla de que ella quería la Eutanasia! -comprendía emocionado como abriendo los ojos por primera vez.

-Pero eso convertiría a Susana Marlow en participe de su propio asesinato, lo que nos lleva a una pregunta mas que interesante, ¿Con quien podría ella conspirar para su propia muerte?

-Maldita sea! - dio un golpe en la mesa y se levantó ofuscado- ¿Cómo no lo vimos antes?

-No se culpe Graham, su prometida era buena actriz, y si de algo carece la imputada es de malicia, basta solo con verla a los ojos. En este mundo decadente, pudo ser una presa fácil para cualquiera.

-No lo puedo permitir, no puedo dejar que quien haya sido se salga con la suya, ni siquiera si se trata de Susana, ¡aunque ya esté en el mismo infierno! -Terry hizo una señal y Victoria no supo a quién, de inmediato entró uno de los guardaespaldas que ella no hubo notado siquiera. Le pidió que avisasen a todos, tenían mucho y nuevo material para trabajar toda la noche y asegurar que, ni Eleonor ni Candice fueran condenadas.

-Debes venir conmigo, te necesito -exclamó el hombre en un tono que a Victoria Elis le sonó a una mezcla de mandato, ruego y suplica. Lo miró a los ojos y vio en ellos algo que no pudo percibir antes: Esperanza.

ASESINA.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora