Capítulo 21.- Entre cielo y tierra. FINAL

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— "Hay más cosas entre el cielo y la tierra de todas las que pueda soñar tu filosofía" es mi frase favorita de Shakespeare, Robert.

—Es que me has dejado sin palabras Eli, en realidad siempre admiré tu talento para la interpretación, eres mi actriz favorita y lo sabes, pero esta obra es... inquietante, no tengo palabras, no conocía esta faceta tuya como escritora.

—Es solo un reflejo de esta mente desquiciada, y mucho tiempo libre entre temporadas; cosas que se me fueron ocurriendo y decidí llevarlas al papel, no le des tanta importancia jaja— mencionaba con algo parecido a modestia y nerviosismo— además, creo que he estado interpretando demasiados papeles oscuros y en definitiva me han afectado.

—Esto tiene potencial Eleonor, creo que podremos trabajarlo y hacer algo mucho más grande. ¿Qué dices? ¿Te animas y lo llevamos a las tablas para la próxima temporada?

—Ya te dije Robert, fue solo un ejercicio, y quise tu opinión con respecto a mi escritura. Sabes que estoy por retirarme como actriz, pero no me veo dejando de lado mi pasión por completo; quiero hacer algo que me mantenga conectada al medio... Además, deberé ocupar mi tiempo libre cuando me mude a Londres, disfrutaré de mis nietos cerca y en paralelo creo que puedo continuar siendo productiva.

—La verdad siempre supe que terminarías mudándote junto a ellos, te aman, se aman, tiene una familia tan hermosa que dan asco jajaja. Voy a necesitar visitarlos más seguido, ya extraño el humor negro de tu hijo y adoro ver como Candice lo pone en su sitio.

—Si, desde que se casaron pusieron un océano de distancia para poder sanar tantas heridas y sus visitas no han sido tan frecuentes.

— Y vaya que lograron sanar, destilan tanta felicidad y paz que me hace cuestionar si debo volver a casarme, para poder tener un pedacito de ese cielo similar a donde viven esos dos; pero luego recuerdo que soy un viejo y que esa felicidad no se alcanza tan fácilmente.

—Te aseguro que no fue nada fácil,  sin embargo, todo lo que pasó valió la pena, no me queda la menor duda Robert.

—No te desvíes del tema, piénsalo, consultalo con tu hijo si gustas y me das una respuesta, quiero poner mi marca junto a la tuya con esta obra. —decía señalando el documento escrito a puño y letra, mientras salía y cerraba la puerta tras de sí.

Los ojos de la aun elegante dama, no se apartaron de la carpeta roja que contenía todo lo que en su alma seguía atrapado.

—No Robert —decía en voz tenue para sí misma —nadie debe saber lo ocurrido ese día, y mucho menos Terry, prefiero vivir con la flama del infierno en mi pecho.

Se levantó de la gran silla de su biblioteca y tomando las hojas de su desahogo caminó hacia la chimenea, arrojándolas al fuego crepitante... mientras veía las paginas arder convirtiéndose en cenizas y humo, su mirada se hizo más profunda y las escenas de aquella tarde comenzaron a danzar frente a ella:

Se le hizo fácil subir los tramos de la escalera de casa de Susana, minutos atrás había salido de su casa para hacer una visita de cortesía a la enferma prometida de su único hijo, pues le preocupó mucho cuando el había comentado que su prometida parecía haberse resignado ante la muerte.

Cuando su coche se detuvo al frente, pudo ver que justo un carruaje emprendía su retirada, ¿Quizás Terrence?, no le dio importancia en realidad era a Susana a quien quería ver. Solo meses después se enteraría de que la primera visita que recibió su agonizante yerna fue de Elisa Leagan, ella entró en segundo lugar y para su desgracia nunca se pudo imaginar que unos minutos luego de que ella saliera de allí, la mujer que amaba su hijo se apersonaría en el momento y lugar equivocado.

ASESINA.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora