Capítulo 5.- Eleonor.

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El sonido de una campanilla logró alejarla de su abstracción, no se dio cuenta de lo mucho que avanzó el reloj de pared, hasta que se giró a verificar si quien tocaba la puerta de su residencia, era en efecto a quien ella esperaba.

-Apártate idiota!!, no ves que debo entregar estas flores! -Se escuchó un grito y un claxon provenientes de la calle, cuando su mayordomo abrió la hermosa puerta tallada, -jaja.. Nueva York y sus cosas - con una pequeña curva, parecida a una sonrisa en sus labios pensó que, en definitiva, amaba a esta ciudad, con sus matices, con sus contrastes y todas esas cosas que nadie entiende, pero que ella llama libertad... se distrajo de nueva cuenta en un tris, por lo cual no escuchó el murmullo proveniente de la entrada y los pasos que se acercaban al salón donde aguardaba.

-Gracias por esperarme Eli, - manifestaba aquel guapo caballero, quitándose el sombrero para saludar a la sutil dama.

-Al contrario, gracias a ti por venir a buscarme Robert; ¿No te parece que es un hermoso día para pasear?

-eeee sí Eli, ¿estas listas? Si gustas podemos irnos ya. -cuestionaba el curtido productor, notando con extrañeza como su pobre amiga, actuaba de forma errática aquella mañana. Días atrás percibió algo diferente en su comportamiento, a veces parecía abstraída del mundo y otras sufriendo una pena inmensa en su alma.

Desesperada, impotente y hasta exaltada habían sido sus reacciones durante el juicio de aquella chica. Pero a medida que avanzaba el proceso el pesimismo fue apoderándose de su amiga, hasta llevarla a este punto tan obvio de incongruencia en su conducta.

-¿Para un paseo? ¡Por supuesto Robert! -aplaudía emocionada al levantarse de su asiento.

-Elí, ¿te sientes bien?

-¡Magnifica!, hoy es un día para disfrutar del sol y la libertad, querido. - celebraba mientras se tomaba del brazo de su acompañante dispuesta a salir.

-¿Entonces no iras hoy a la corte?

-Claro que sí, pero te aseguro que disfrutaré cada paso, cada segundo y cada respiración durante el camino. ¡Así que vamos!

El recorrido que realizó el Rolls Royce Phantom del año 1925, fue lenta a petición de la dama, según ella para tener tiempo suficiente de contarle a su amigo, parte de la historia que la unía a aquella joven mujer a quien hoy juzgarían en un absurdo equivoco.

Le relató de la primera vez que la vio, de lo mucho que le hubiese encantado agradecerle lo que hizo por ella.

-Me devolvió la vida Robert, Candy me devolvió la felicidad, me devolvió a mi hijo. Supe en ese momento que era la única persona capaz de sanar el corazón de mi Terry. y yo solo le dejé de agradecimiento una bata de seda.

Te confieso que en mi mente hubo un pensamiento, y quizás fue un intento de empujar a esos dos jóvenes a los brazos del otro. Aunque estaba segura que ellos terminarían juntos, esa bata tal vez fue un acto de manipulación para hacerlos pensarse de manera distinta. Jaja no me siento orgullosa pues eran niños de 15 años.

-Ya lo sé Eleonor, sé que ella fue novia de Terrence antes de Susana. -aclaraba Robert, con un tono algo preocupado por las cavilaciones y lo ensimismada que se mantenía su amiga, aun hablando en voz alta. Lo atribuyó a la tensión vivida todos estos meses con este juicio tan complicado y desgastante, pero igual, permanecería atento a esas divagaciones; sin embargo ella prosiguió como si no lo hubiese escuchado.

-Sí, siempre estuve segura que ellos dos estarían juntos y quizás esa bata fue mi primer intento por acercarlos a su destino. ¿Puedes culpar a una madre que busca la felicidad de su pequeño? ¿puedes Robert? - preguntaba con demasiada insistencia.

-Por supuesto que no Elí -a estas alturas el pobre hombre se sentía nervioso de tal conducta, y le examinaba como deduciendo la forma de manejarla.

-Tiempo después, cuando esa otra mujer se atravesó en sus caminos para separarlos, pensé que mi Terrence solo me tenía a mí...lo busqué, ¿recuerdas? Yo lo busqué, cuando sucumbió ante sus debilidades y se hundió en el vicio, porque eso hacemos las madres, acompañar a nuestros hijos en los momentos duros, aun cuando ellos no se den cuenta; allí nos quedamos paradas entre la multitud, viéndolos, rezando para que sus obstáculos y problemas desaparezcan, para que su sufrimiento cese o que Dios se apiade y termine aceptando tu ofrenda, para cambiar su dolor por el tuyo.

Fue allí en ese teatro ambulante, cuando la volví a ver, era ella, igual estoica ante su propio dolor, y de pie rezando también por él... supe que mi hijo no estaría solo el día que yo no pueda estar a su lado, él la necesita, ¿lo entiendes?

-Creo que sí Eli, creo que sí -concordó más para terminar aquella extraña conversación que por cualquier cosa.

-Hemos llegado señores. -anunció el Chofer, para luego bajarse y abrir la puerta a sus pasajeros.

-Gracias Arthur. -dijo la dama tomando la mano de su chofer para salir y enseguida entrar al edificio por la puerta trasera, no hizo falta que su señora le pidiera discreción ya que él conocía la importancia de ese día.

Llegaron cuando la sesión estaba por comenzar, la sala estaba lejos de estar llena, pero se sentía pesada...muy pesada.

Todas las declaraciones y protocolos los observó inmutable, ni habló, solo seguía con la mirada los movimientos de su hijo y de su rubia amiga; cuando se acercaba el momento de escuchar el veredicto, arregló su sombrero y le sujetó la mano a su amigo, para luego con una dulce mirada y una voz casi imperceptible susurrarle:

-Siempre te estaré agradecida, eres mucho más que un amigo, a lo largo de estos años te has convertido en mi hermano y mi refugio. - y así sin más, volvió su mirada al frente justo al momento en que aquella desdichada palabra retumbó en la sala.

"CULPABLE"

No escuchó el llanto, las protestas, los murmullos, las palabras airadas de indignación que llenaron por completo los sentidos de las personas...ella solo caminó hacia el frente y gritó.

-¡Fui yo!, he sido yo quien asesinó a Susana Marlow!!

Continuará.-

ASESINA.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora