Capítulo 8: La escapada: ¿romántica?

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Después de esa corta conversación con Cole, llegó la hora de dormir, decidimos quedar por la mañana sobre las 11 am, así que me puse mi alarma a las 10. Me recogí el pelo en una trenza para la mañana siguiente tener el pelo rizado.

"RIIIIINGGGG RINGGGGG" " RINNNNNNGGGG" Efectivamente la alarma acaba de sonar.

Mire el móvil con los ojos medio cerrados, y vi que Cole me había escrito un mensaje a las 7 de la mañana, ¿Pero este hombre no duerme o que?

- "Buenos días Vero".

-Hola Cole- le escribí yo.

- "Que seca estas por las mañanas no?"- me replicó él.

-"Luego nos vemos pesado". Se quedo ahí la conversación y comencé a levantarme de la cama y a prepararme para la quedada.

Cogí a Nini le di su comida, le puse su arnés y salimos hacia la calle.

- "ADIOS MAMAAAA, LUEGO VENGO"- Le grité a mi madre desde la puerta.

-No llegues tarde cariño, tu padre va a hacer una barbacoa en el jardín.

-VALEEE MAMA-

Hacía un sol radiante, aunque fuese septiembre todavía se notaba el calorcito del verano, mientras iba hacia el parque no podía dejar de recordar mis increíbles veranos en Italia, y lo mucho que echaba de menos a todos mis amigos, y sobre todo a mis abuelos maternos. Al único que no quería ni ver era a el idiota de Damiano Rinaldi, una historia larga de contar. Mi mente quería olvidar ese pasado.

A lo lejos empecé a ver a Cole con su complexión alta y musculosa, pero no demasiado, mediría 1,85 más o menos, lo que hacía que yo me viese como un tapón a su lado.

-Buenos días, estás preciosa- Me dijo Cole mientras me saludaba con dos besos.

-¿Qué pasa que los franceses solo sabéis decir piropos, eso les pega más a los italianos no crees? Le dije yo vacilándole.

-Pues va a ser que tengo a una Italiana delante de mis narices y todavía no ha soltado un piropo bonito hacia mi persona- Replicó mientras se reía mostrando su perfecta sonrisa.

Mientras nos picábamos, nuestras perritas ya habían empezado a jugar por el parque, dando saltos y arrastrándose por el barro.

-Me temo que mis halagos hay que ganárselos señor Meyer- conteste yo.

En ese instante nos quedamos con la conversación inacabada y nos miramos atónitos con lo que estábamos viendo, ¡No puede ser! Dé repente aparecieron Vega y Nini llenas de barro, hierba y a saber que más.

¡Vega ven ya!- Decía Cole exaltado.

-No puede ser la duche ayer. Replicó de nuevo.

-JAJAJAJAJ, venga Cole, solo es un poco de barro, vivo por aquí cerca si quieres les damos un manguerazo y quedaran limpitas- le propuse a Cole.

Cole aceptó y nos fuimos hacia mi casa.

En el camino, me empezó a contar cosas de su vida, como que salía todos los sábados a correr al punto de la mañana, y que cuando volvía a casa siempre iba a darle un abrazo a su hermana pequeña y despertarla. Me sorprendió mucho esa faceta de él.

Cole era una caja de sorpresas, por fuera parecía el chico rudo, picaflor, al que cualquier tía caería a sus pies, pero por dentro era un tío blandito, no sé como describirlo.

Llegamos a mi casa, y empezamos a echarles agua a los perros, y obviamente Cole no se podía estar quietecito con la manguera.

-Verona, creo que te has manchando un poco por ahí- Señalando la zona del escote.

Y antes de que yo pudiese impedírselo me caló entera.

COLEEEEEE CABRÓNNNN- Le gritaba mientras le robaba la manguera

Te vas a enterar, le dije mientras el corría despavorido.

Básicamente acabamos los dos mojados de pies a cabeza, cayendo al suelo y Cole aprovecho para dejarme inmovilizada de manos poniéndose encima de mi. ¿EN QUE MOMENTO HEMOS ACABADO ASÍ?

"Ahora que vas a hacer pequeña"- Me decía mientras yo intentaba escaparme.

"¡¡¡¡SUELTAME CANALLA!!!!"- Le decía mientras me desternillaba de risa.

La diversión se terminó pronto ya que apareció mi padre por la puerta del jardín con todo lo necesario para la barbacoa.

-" ¿Pero que está pasando aquí?"- Dijo mi padre descolocado.

Mis mejillas se sonrojaron y me entró un "tierra trágame" bastante impresionante.

Cole se levanto inmediatamente y se fue a presentarse a mi padre.

-Hola, disculpe señor, soy Cole Meyer voy al mismo instituto que su hija, disculpe mi apariencia pero fuimos al parque con los perros, y acabaron llenos de barro, y como usted bien sabe, cuesta mucho lavarlos, y por eso estamos empapados.

No por favor, Cole para- pensaba yo en mis adentros.

-Encantado Cole. Le respondió mi padre- Si que es verdad que es difícil lavar a estas criaturas, dijo riendo.

-Espere espere usted le gustan los "Lakers"- dijo Cole señalándole la camiseta que llevaba mi padre en aquel momento.

-No solo me gustan, soy gran aficionado desde los 3 años- Le dijo mi padre.

-Me encantan sus partidos sobre todo el partido de la NBA de los Lakers contra Miami Heat.

Yo me levante y me quede escuchando su conversación, resulta que a Cole le gustaba muchísimo el baloncesto. Sorprendentemente mi padre y él parecían colegas de toda la vida.

-Cole no te querrás quedar a comer con nosotros la barbacoa, y me sigues contando como va tu liga del baloncesto aquí en Francia.

ESPERA QUEEE MI PADRE LE ESTÁ INVITANDO A COMER BARBACOA, EN QUE MOMENTO SE LE HA OCURRIDO ESTA PÉSIMA IDEA.

Memorias de un desastre premonitorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora