Parte 16

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Right

-No debemos hacer esto.
-Pero quieres, ¿no?
-Si.

El rubio que hasta el momento estaba cubierto con una manta azul enorme, se desprende de ella y se prende entre sus piernas, como siempre cada que están solos. Peter se ha ido con su amiguito Wade, al parque por un helado. Cuando le dio dinero supo que era para que se fuera, todo para que lo dejara a solas con Steve, volver a disfrutar de sus caricias. Si lo mira de esa manera se arrepiente de haberle pedido el divorcio, si saca su miembro mirándolo con hambre se arrepiente de los años en los que lo tuvo y no aprovecho, es hilarante pues después del divorcio pudo apreciar por fin lo bueno que era Steve en la cama y como nadie más podría complacerlo de la misma manera.

Steve esta entre sus piernas, arrodillado para poder encajarlo más adentro en su garganta, como sabe que le gusta. El otro enreda su mano en sus cabellos rubios y lo empuja un poco, lo suficiente para ver su expresión de placer, alza sus caderas para que el embiste sea más fuerte.

Sus rodillas le duelen un poco por los veinte minutos que ha estado en esa posición, el otro siente el cosquilleo en su parte baja, su liberación está cerca, enreda más sus dedos dejándose llenar por su esencia. Sus manos buscan recorrerlo un poco más, pero ambos saben que no deben.

Aun así, desafían a la naturaleza una vez más cuando el rubio se sienta en sus piernas y empieza por roces suaves. Pequeños besos desde el cuello hasta la nuca, simplemente exquisito. Ser llenado de esa manera, ante la atenta mirada del castaño.

Su lindo omega, ese que cierto día llevo su marca y su cachorro Peter.
Ese que es tan complaciente, con una entrada tan rosada y suave, tan cálida que podría estar metido entre sus piernas todo el día. De manera irónica, solo ha estado entre ellas en sus estros.

Cuando Steve bajo cubierto con esa manta azul, lo saludo con desdén, acostumbrado a verlo de más en su casa, por excusas simples como que: "Peter necesita a su padre"

Mas hoy, el no viene por Peter, ósea si, Peter es la fachada, en realidad hoy venia por el rubio alfa. Si, Steve es un Alfa, Steve fue su alfa.

Y sin dudas era el más maravilloso de todos los alfas, carismático, agraciado, lindo. Era de ensueño...

-No... No lo creo Señor Stark.
-Vamos, Steve. Puedes confiarme tu secreto.
-Yo... a mi me gustan los alfas. 

Si estuviera en una caricatura, su mandíbula rozaría el suelo. El imponente alfa Steve Rogers, moría por ser sometido en la cama. Con el tiempo, la sospecha se volvió realidad, incluso en sus estros le gustaba ser el pasivo.

Tony, quien no aceptaba del todo haber nacido omega, estaba más que contento de hacerlo de esa manera, era perfecto, el orden de los productos no altera el resultado, y así fue por mucho tiempo con su asistente, que paso a ser su amante, luego su esposo y ahora su ex esposo.

Pero la naturaleza, la intrigante naturaleza.

Misma que lo llevo a querer ser sometido, llenado y anudado por un alfa, mismo que hizo que la concepción de Peter fuera posible y mismo que finalmente lo llevo a la cama de un alfa cualquiera en una noche de locura. Claro que, como buen karma, se llevó la nada gratificante experiencia de tener dentro a un alfa poco paciente, sin una pizca de amor o delicadeza, un alfa que apenas si lo preparo, ciertamente horrible.

Dios.

Que error.

-Volveré mañana- dijo el omega mientras salía despacio de su interior y abrochaba sus pantalones.

-Sabes que eres el único ¿No? - el castaño hundió su nariz en los muslos de Steve para confírmale lo que acababa de decir, Steve era el único.

-Eso no es relevante.

Se deshacía por sus roces en los muslos y por su nariz viajando en su parte baja, aun así...

-Eso no cambia lo que paso.

Pero.

-Hazlo otra vez, antes de que te vallas, solo una vez más.

El omega sonríe y comienza a retirar su ropa, esta vez, hasta desnudar su alma.

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