Parte 17

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Encuentro fortuito

Divorciado, en bancarrota y con muchas deudas por pagar. Lo mejor por hacer es ir a un bar. Esto es tan patético se dijo a si mismo mientras le pedía al barman que le sirviera lo más caro que tuviera, era joven y estaba tan cagado. Cagado como su padre le dijo que estaría, le quiso sacar la vuelta pero el tiro le salió por la culata y termino como el perdedor que su padre siempre vio en él. Era joven solo veinticinco años más su piel no era tan suave como hace cinco años, sus ojos ya no guardaban ese brillo que a muchos muchachos le resulto cautivante, en su rostro tenía algunas arrugas de tanto fruncir el ceño, un circulo oscurecido alrededor de sus ojos que le recordaba a todas las noches de desvelo uno que otro acné por la comida basura talvez, aún con todo eso siempre tenia que lidiar con uno que otro idiota que venía a pedir su número o alguna estupidez. No, no quería otro mocoso junto a él, ya era demasiado soportase a si mismo.

En una finísima botella de vino ahogaba las penas que lo agobiaban, ¡mierda! Realmente ¡mierda! ¿Qué fue lo que lo hizo pensar que casarse a los veinte era una buena idea?, no vivió una juventud como tal, tanta responsabilidad para alguien tan joven. Llenó de sueños, esperanzas e ilusiones, le comieron el cerebro. Aquel ideal americano de la felicidad y familia ¡todas mentiras!. Sus dientes crujían por el esfuerzo en su mandíbula, esa noche recibiría una paliza cuando le dijera al barman que estaba más pobre que perro raposo, ¿pero quien podía negarse? Ante ese apellido: Stark.

Se estaba haciendo la idea de los golpes que recibiría en la cara cuando alguien entró y todos dirigieron la mirada, venía acompañado de varias mujeres que tocaban su pecho o sus brazos<<bastante formado>>. Si el viniera a pedir mi número le daría la dirección de mi casa dijo para si mismo pues solo eran ilusiones bobas, nadie creería que ese hombre tan atractivo dejaría a sus acompañantes solo para ver al triste y deprimente borracho de la esquina. Rio mientras serbia otra copa, muchos pensamientos lo azotaron, nunca sabrá si por la borrachera o por la impresión que le causa tal hombre, lo cierto era que su mente estaba en cosas como : "le daría la dirección de mi casa" ¿Cuál casa? A veces el mismo se hacía reír y ese "a veces" era ahora que le reía a la pared. Su única acompañante.

Este era el momento, justo ahora se acercaba el barman a dejarle la cuenta y valla que le iba a doler. Cuando la pelea verbal comenzó a subir de tono escucho una voz varonil entrometerse, la ignoro al principio pero después fue casi imposible pues esa misma voz estaba pagando su cuenta y salvándolo de una muy probable paliza. - Aún tengo encanto.

- Te sobra- dirigió su mirada al hombre de ojos azules y cabellos rubios que lo miraba mientras guardaba su billetera en el saco.

- Tony...Stark- le ofreció su mano y este la tomo de inmediato.

- Steve Rogers- sonrió y lo acompaño.

Al parecer algo de él debió llamar la atención de ese hombre para que le mirara de esa manera y dejara a sus acompañantes.

Pasaron un rato ameno mientras hacían preguntas banales.

- ¿Y...que paso con sus acompañantes señor Rogers? - sonrió sin mostrar sus dientes antes de pegar el borde de la copa en sus labios.

- Las devolví al prostíbulo.- Su tono era algo serio y coqueto- vera, algo en usted me llamo la atención, tiene un tinte inocente y dulce...

-Uno, soy divorciado. Río ante la idea de ser divorciado a los veinticinco - Dos, no tiene que decir halagos para que me revuelque con usted. La bebida había tomado efecto en él. - Tres, usted también me prende...- sin esperar mucho se sentó en las piernas del rubio y acaricio sus cabellos, comenzó por besar su cuello. Tenía aroma a colonia de hombre. Poso ambas manos por atrás de la orejas.


Todo en ese hombre era exquisito su aroma, su apariencia, podría jurar que hasta su piel tenia un sabor delicioso. El mismo lo separo lo suficiente para mirarlo.

- Yo no necesito de halagos para revolcarme con alguien.— Acuno su rostro para que chocaran sus respiraciones- además, no voy a gastar mi primera impresión con usted cogiéndolo  encima de la mesa, no así, no de manera tan vulgar.- exclamó mientras tocaba sus muslos

- Entonces...¿usted no quiere?. El castaño estaba bastante ebrio como para decidir si quería o no. Por ahora lo volvería adicto a sus besos para que tuviera la necesidad de regresar a sus brazos, como ahora que tenia la mirada entrecerrada así de cerca veía cada imperfección en su rostro. Sonará irónico pero solo lo hacían ver más perfecto.

- Quiero de sus besos...le mostró una bonita sonrisa y siguió besando su cuello. Acariciaba su espalda así como un gatito e igual que este podría jurar que ronroneaba su piel era suave y lo supo una vez coló sus manos por adentro de la camisa que traía.

Cuando por fin dejó la zona de su cuello rojiza y con un chupetón, trazo una línea hasta su boca con la lengua y una vez ahí lo besó. El mayor exploraba toda su cavidad saboreando su lengua y dándole un mansaje a ésta. Sus manos se colaban por los muslos y el trasero del menor y lo cargo mientras se tomaba unos segundos para respirar. Lo sentó en la barra con las piernas enroscadas en su pelvis, la gente se aminoro de todas formas no le importaba. Podía notar su dureza por abajo de la tela. Lo embistió dos veces por encima antes de seguir con el beso apasionado vio a su pequeño acompañante sonrojado y jadeando por las embestidas susurrando y pidiendo por más.

- Cógeme Rogers ¡ah!.- Se mordió el labio al sentir la respiración agitada del rubio.

- Serás mío Anthony, serás mío...- dijo mientras acomodaba sus cabellos por su oreja-... pero hoy no. Se separo del castaño le dio una tarjeta con su información- llámame o yo lo haré. Le dejo un último beso en los labios a un confundido Tony que no tenía idea de en que momento le dio su número o de que acababa de hacer.

Se levanto fue a la casa de su mejor amigo, Loki lo recibió le dio la cena y lo arropo.

Al día siguiente se levanto solo para que su amigo lo molestara por que toda la noche se la paso hablando de un tal Rogers.

- Ayer estabas como: ¡ah steveeee! Que Rogers por aquí que Rogers por allá... Se puso a reír mientras Tony frotaba sus ojos y recordaba todo lo que hizo ayer. Los flashes eran cada vez más claros y podía decir que no pasó mucho pero ya extrañaba sus besos y caricias. Miraba dudoso la tarjeta que tenia inscrita el número de ese hombre que tanto extrañaba y con la otra mano sostenía su teléfono.

Together.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora