Parte 19

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Era callado, sumiso, delicado, de finos rasgos, en conclusión era un doncel perfecto, un hombre capaz de traer nuevas vidas al mundo, un ser extraordinario. Apenas Joseph lo supo se comprometió a criar al mejor doncel y así era, como tal necesitaba a un hombre fuerte a su lado. Por eso Steve estaba comprometido, con un hombre misterioso del cual, su padre pidió su mano desde que era un niño, pidió al doncel para su hijo y Joseph se lo dio gustoso.

Steve aceptó su naturaleza hace mucho, también el hecho de que su padre elegiría con quien se case y la sobreprotección del mismo. No creía en el Amor por eso no le importaba mucho lo del matrimonio, es decir, nada cambiaría su vida de un día para otro ¿no?

Demonios

Se enamoró, cayó rendido ante los encantos de un castaño, de un Stark, hijo de un amigo de su padre, ¡Dios! Solo faltaba un día para su boda y estaba ahí, en esa habitación lujosa, con ese castaño. Lo había frecuentado durante un mes entero, primero como amigos, luego como algo más pero de manera tacita, en silencio. Steve sabía que el hombre con el que se casara estaría muy furioso la noche de bodas, al enterarse que no era virgen, mejor dicho que lo dejaría de ser justo ahora.

Anthony lo tenía totalmente desnudo y a su merced, sentado en sus piernas, sobándose con inexperiencia y poca paciencia que le otorgaban sus primeras experiencias, con ese castaño exploró lo que simbolizaba sentirse libre, le enseñó que no siempre es bueno ser sumiso, que no tienes porque callarte, que opine lo que quiera y cuando quiera, en conclusión le ayudó a sacar a flote su verdadera personalidad, esa que olvido hace mucho por los múltiples castigos de su padre, a ese niño ruidoso que siempre retaba, que era terco hasta los huesos, justo así era el.

-¡Ah!- gimió al sentir como un dedo se deslizaba con facilidad en su mojado interior, el castaño era experto, sabía dónde tocar. Steve se dejaba hacer le gustaba la manera en que su mano subía y bajaba por su miembro, estaba haciéndole un increíble trabajo manual, el primero que recibía pero estaba más que seguro que no sentiría lo mismo con alguien más. Lo tomó por la cintura y lo levantó hasta la mesa con sus dedos adentro de él, penetrándolo suave.

-¿Estás seguro de esto?- preguntó el castaño dando besitos en sus muslos.

-Si...si.

-Te casas mañana.

-Pero...yo te amo a ti.

Tony sonrió y siguió con los besos en su entrepierna, colando de vez en cuando su boca a su miembro dando lamidas y succiones a su falo. -Ve a la cama.

Steve levantó con mucho esfuerzo pues sus piernas tambaleaban y por sus muslos corría lubricante, el otro se desnudaba sentado en el sillón acaricio su miembro, al verlo desnudo no pudo evitar querer darle una nalgada y así lo hizo, el rubio se estremeció por su toque y gimió alto.

Ya en la cama se recostó a lado y acaricio todo su cuerpo, luego encima de él, entre sus piernas rozando sus pieles, mordió su pecho y el otro se quejó -Tony, dije que no marcas.

-Te marcare todo lo que quiera.

-¡Ah! - Steve no pudo articular más palabras pues sintió el glande rojo en su entrada, casi entrando en el, mojándose en el líquido espeso y blanquecino. Tembló al sentir la intromisión, dolía un poco pero con sus besos se aliviaba cualquier dolencia. -¿Te gusta Steve ?- dijo entrecortando el beso.

-Qui...quiero más, lo quiero todo-

Empujó y se adentró en el por completo, era cálido y lo apretaba de manera exquisita. Steve aferrado a su espalda lagrimeaba por las inseguridades que le producían pensar que todo esto era un error y que ese castaño que amaba solo lo estuviera usando para satisfacerse.

-Te amo Steve, eres lo mejor de mi vida.

Steve se quedó atónito, solo lo beso con desesperación, le alegraba poderse entregar en cuerpo y alma al amor de su vida aunque mañana en el altar lo esperaría otro hombre, que no conocía pero ya odiaba por alejarlo del castaño.

Las embestidas eran fuertes, atacaban su punto dulce y lo hacían gemir de manera escandalosa. Tony no le daba tregua, era su segundo orgasmo y Tony aún no había llegado, eso lo hacía exquisito, sentía como se venía y como lo seguían embistiendo, poniéndolo duro nuevamente, ahora sus manos se colaban por sus pezones, apretando y jalándolos, ya no importaba, podía decir que no quería hacer nada con quien se casara mañana, solo importaba este momento.

-Steve....me...me voy a venir- seguía embistiendo ahora más fuerte, apretando más sus dedos en su cintura, hasta que por fin se vino. Sintió el chorro caliente desparramarse en su interior hasta que salió despacio de él, vio como el líquido se desparramaba por sus piernas y su trasero, el menor lo limpio y le sonrió con dulzura.

-No te cases- dijo cuando sus respiraciones ya estaban reguladas y solo disfrutaban de la compañía del otro.

-¿Dejarías todo por mi?- tomo su mentón y lo acaricio - Dime, Steve ¿lo harías?

Steve asintió y lo beso- Dejaría todo.

-¿Estás seguro?, la verdad no tengo mucho que ofrecerte, soy pobre- bufo

-No me importa.

Se acomodó a su lado y durmió en su pecho. Al despertar se encontró solo en la habitación, con el corazón roto tomó sus cosas y se fue a su boda.

Durante todo el camino no paro de llorar, eran lágrimas silentes pero dolorosas, estaba poniéndose los últimos retoques en su traje de blanco, el cual tampoco se creía digno de usar pues después de ayer no tenía nada de puro, lloro más al recordar que le entrego todo y él lo dejo ahí en la nada.

Su padre tomó su brazo y lo llevó al altar, el hombre misterioso traía un sombrero enorme y un traje negro, era bajito. Steve estaba apunto de llegar cuando el hombre misterioso se volteo y reconoció esas orbes marrones, sonrió. Era Tony, su Tony.

El castaño no aguanto más, lo tomó por la cintura y lo beso, expresándole lo mucho que lo amaba y lamentaba haberlo dejado así, que nunca lo dejaría.

-¡Señor Stark!, como se atreve a tocar a mi puro Steve- dijo Joseph molesto.

Stark solo sonrió y lo beso otra vez , esta vez recibiendo un empujoncito por parte de Steve, quien hacía un adorable puchero-No me digas ¿Esperabas un mejor pretendiente? - Steve seguían con su puchero y le contestó un poco molesto pero feliz -Eso fue por lo de la mañana -

-¿Lo de la mañana? - interrumpió Joseph.

Al rubio se le subieron los colores al rostro, al verse delatado. Stark se acercó a su odio y le susurró-Mejor dime que sí, o quieres que le diga a tu padre me comí la torta antes del recreo - sonrío y mordió suave su oreja, sin que nadie lo notara.

-Padre, puede comenzar la ceremonia por favor- rogó el rubio. Stark lo apresó entre sus brazos en un corto pero significativo abraza, dijeron sus votos, se entregaron los anillos- Ahora es oficial, eres mío y yo tuyo- el castaño lo beso y de manera rara pero especial se sintió diferente, sintió alivio y en especial amor, mucho amor.

Together.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora