Capítulo 28

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Capítulo 28: "El sofá"

—Pasa—le indico a Adrien—Dormirás en el sillón.

Este frunce el ceño y me mira mal, mientras entra a la casa.

—No dormiré en el sillón—se niega.

—No te pregunté, te estoy avisando—dije mientras lo sentaba en el sillón.

—No quiero dormir aquí—gruñó—Puedo dormir en...—se hizo el que pensaba, para luego sonreír pícaramente—Puedo dormir en tu cama.

— ¿Es una pregunta? —entre cerré mis ojos hacia él.

—Es una afirmación—sonrió coqueto.

—No—lo miré mal.

Habíamos llegado a mi casa y ahora el estúpido que tengo al frente, no quiere dormir en el sofá de la sala, se quiere meter entre mis sabanas.

Sabía que era mala idea dejarlo quedarse, pero él logro convérseme, es muy manipulador.

—No dormirás en mi cuarto—lo regañé—Ahora quédate aquí, iré por unas sábanas.

Él solo me miro mal y no dijo nada más.

Fui rápido a la habitación que se supone que es de invitados, pero mamá la tiene como su salón de yoga y papá no dice nada, porque no quiere dormir en el sillón así que mamá es la jefe, me acerco al armario de este lugar, para buscar unas sábanas, que lo cubran del frio.

Tomo un edredón, con una almohada y me dirijo a la plata de abajo, para encontrarme a Adrien, sentado en el sillón sin su saco y sin camisa, dejándome apreciar su espalda.

No la veas, No la veas <<<Me moje, lo juró>>> Su espalda esta bien definida, llena de músculos y perfecta, con un tatuaje en ella.

Necesito Agua <<<Necesito que me folle>>>

Autocontrol...

—Bonito tatuaje—alagué.

Él giró su cabeza, para mirarme y sonreír.

—Gracias, aunque cierta castaña que suele ser muy entrometida casi me lo arranca—me guiño el ojo.

¿Yo entrometida?

— ¿Quién es la entrometida? —pregunté haciéndome la que no sabía.

—Te diría que te cortaras esas garras de gato que tienes, pero me éxito me rasguñes en el sexo—hizo contacto visual conmigo.

Autocontrol....

No lo puedes hacer en la casa de tus padres, tienes que tener autocontrol.

—Cállate—murmure evadiendo su mirada.

—Oh, vamos te encanta que hable sucio—se levantó y camino hacía a mí—Me gustaría que algún día intentarás montarme.

Autocontrol, recuerda...

—Y-yo...

Adrien me tomo de la cintura, siendo separados por la frazada y la almohada, entre nosotros, sus enormes manos, aterrizaron en mi trasero apretándolos un poco, haciéndome morder mi labio para contener mis ganas de gemir.

—Vamos, Amelie—susurro en mi oído—Sé que lo quieres tanto como yo.

Sentí como mordió mi lóbulo, haciéndome soltar un pequeño jadeo.

Solté las la frazada y la almohada de golpee cayendo a nuestros pies, pero la ignoramos por completo.

—A-adrien—susurré por bajo, al sentir como empezó a dejar besos por mi cuello.

Finales Escritos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora