Capítulo 31

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Capítulo 31: "Espejo"

—No Sara, eso es privado—la regañé.

—No tiene nada de malo—se excusó del otro lado.

—No hablaré sobre mi vida sexual contigo—mordí mi labio algo incomoda—Además no solo es la mía, también es la de otra persona y no tengo su consentimiento para hablarlo.

—Aburrida—bufó—Yo solo quiero saber si lo hicieron por atrás.

Esta chica no tiene filtro.

—Juro que colgaré—la amenacé tratando que dejará el tema.

—No, no, no. Perdón, Amy—la escuché—Es que mi vida sexual es tan aburrida y quiero saber de la tuya.

Solté una risita.

—Eres una pervertida, queriendo saber sobre la intimidad de los demás.

—Perdón a la señorita más pura y santa de todas—ironizo—Pero ya enserio deberías intentarlo.

— ¿Eh? ¿Intentar qué? —pregunté a través del teléfono.

—Hacerlo por atrás.

¿Cómo supo? Que no ha sucedido.

— ¿Disculpa? —dije.

—Es obvio.

— ¡Por los calzones de snape!

—Mejor protege a los tuyos, porque al chico que tienes ahora en tu cama, te los arrancará—se burló.

Abrí mis ojos como un plato.

—Sara—la regañé.

—Solo dije la verdad—se excusó del otro lado de la línea.

Había llamado a Sara a preguntarle como la estaba pasando, desde el día de la dichosa fiesta no me había podido comunicar con ella. Se ha estado refugiando en la casa de Lau, ya que peleo con su madre y yo me sentía pésimo por no poder ir a visitarla.

Tampoco he tenido tiempo ya que tengo un examen de lenguaje pisándome los talones y mis calificaciones no son muy buenas, pero tampoco son las peores. Son normales, están bien supongo. No soy la mejor de la clase, ni la peor.

En cambio el castaño que tengo en ahora mismo en mi habitación es el mejor de nuestra generación, por no decir que de la escuela. Tiene las mejores calificaciones y muchas universidades lo han llamado, para que las tenga en cuenta cuando se vaya a inscribir.

<<<Y eso que aún faltan muchos meses, para ir a la universidad>>>

Y por tener muy buenas calificaciones, vino ayudarme toda la semana. Aunque estas clases terminaban en, bueno...

Él y yo desnudos, haciendo otra cosa que no es estudiar.

— ¿Amelie? ¿Amy? ¿Estas allí? —escuché la voz de Sara en la línea.

Volví en mi, para responder al teléfono, —Sí, lo siento.

—Bien, voy a ir al súper mercado. Los mil hermanos de Laura se comieron todo—chilló molesta—De nuevo.

—Tranquila, Sara. Sabes que solo son unos niños—intenté tranquilizarla.

— ¿Niños? Más bien pequeños engendros del mal—bufó—Los gemelos intentaron coquetearme.

Solté una risa.

—Tienen diez años, ni que tuvieran treinta.

La escuchó bufar, —Bueno como sea, tengo que irme.

Finales Escritos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora