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Hay historias de vida completamente extraordinarias, fuera de lo común, que te dejan sin palabras, con la boca totalmente abierta, que no puedes ni creerlas.

Kim Taehyung siempre creyó que su vida era todo lo contrario a esas historias.

Tenía una vida tranquila, común. Con padres amorosos y una pequeña hermana a quien amaba con todo su corazón. Su familia era unida, envidiada, apesar de estar forrados en billetes y tener apenas lo necesario para vivir, eran felices.

Tan felices, que parecía irreal.

Mas, la familia perfecta se derrumbo cuando al cumplir los dieciseis años su madre, Kim Eunha falleció a causa de un cáncer terminal, mismo que ninguno sabía que portaba. Eunha lo había ocultado hasta el día de su muerte, dejando que la enfermedad la consumiera por completo hasta llevarsela de este mundo.

Él y su hermana Haerin se quedaron bajo la tutela de su padre, superando la pérdida de su amada madre.

Y como si el ver morir a su madre no fuese suficiente, Kim Yongmin empezó a tener problemas, tanto económicos, como con la bebida. Aquello dio para tanto, que Taehyung tuvo que dejar la secundaria por su propia cuenta y empezar a trabajar para aportar en la casa y permitirle a Haerin terminar con sus estudios.

Así se mantuvo por unos años, todo empezó a salirles bien nuevamente. Haerin estudiaba y ya era el promedio más alto en su secundaria. Taehyung seguía haciendo trabajos a medio tiempo durante el día y su padre cada semana tenía un empleo diferente, pero al menos lo intentaba.

De repente, la vida empezaba a tornarse bonita nuevamente.


Y entonces Taehyung cumplió veinte años, sus oportunidades de trabajo fueron más extensas, la idea de tener un contrato se volvió real y finalmente se sentía un adulto funcional. Ya no dependía de si su padre trabajaba o no, él por su cuenta podría hacerse cargo de todo, con la esperanza de que Haerin pudiera terminar la secundaria sin problema.

Y justo cuando Kim Taehyung empezaba a amar su vida perfecta y a sentirse agradecido a nuevas cuentas, todo se vino abajo, como si el universo le estuviera diciendo que él no había nacido para ser la persona feliz que tanto anhelaba ser.

Aquel viernes siete de enero salió temprano del trabajo. La tarde estaba siendo preciosa, el mundo parecía un lugar bonito. Y con esas buenas emociones, tomo la decisión de llevar a su hermanita a comer a algún sitio, ya que esta llevaba tiempo pidiendo dinero para salir con sus amigas y no había podido darselo. Y por más que ella lo aceptaba, sabía que la entristecía no poder salir ni a comer un helado.

Llegó a casa, abrió la puerta de la sala con suavidad y justo cuando iba a empezar a gritar el nombre de su hermana, escucho gritos provenientes de la parte de arriba de la casa.

Su corazón se aceleró y sintió como todo su cuerpo se tensaba, hasta que pudo reconocer de quien eran aquellas suplicas, esos: "no más por favor".


Y fue en ese preciso momento en que la ira invadio su cuerpo, sin pensarlo dos veces tomó una de las botellas de licor que su padre había dejado la noche anterior en la mesita de la sala. Empuñando esta, corrió escaleras arriba rumbo a aquellos gritos de desesperación

Abrió la puerta del cuarto de su hermana de forma brusca, encontrándose con una escena que no hizo más que enfurecerlo aun más.

The Truth Untold | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora