El oficial lo escoltó a su celda compartida.
Tenían una extraña sensación de nostalgia creciendo en su pecho. Aunque le haya dicho lo contrario a su Haerin, la realidad es que pensar en que iba a perder doce años de su vida ahí dentro le generaba emociones que no quería aceptar en voz alta.
Doce años...
Aturdido por sus pensamientos, poso su mirada sobre su compañero de celda.
Era joven, incluso podía apostar que tenían la misma edad. Tenía el cabello largo y oscuro, su piel era pálida que incluso parecía estar enfermo, muy enfermo. Y por más curiosidad que le causara, no podía llegar y preguntarle por su estado, no estaba en la universidad conociendo nuevas personas, estaba en prisión y todos estaban ahí por haber cometido algún delito, no podía simplemente amigarse con cualquiera.
No todos vivían la misma situación que él, muchos ahí eran completos psicópatas.
Él siempre fue un buen chico, siempre quiso hacer lo correcto y el hecho de haber matado a su propio padre lo atormentaba por las noches, dificultandole tener un sueño pacífico, repitiendo aquella escena en su cabeza una y otra, y otra vez.
Y aunque ya llevaba un buen tiempo en prisión, no hablaba con nadie, mucho menos con su compañero de celda, no conocía ni su nombre siquiera, ni el porqué estaba allí, cuanto tiempo llevaba o cuanto le restaba.
Lo único que tenía presente es que el chico no estaba del todo bien, pues se quejaba durante sus sueños, y solía parecer muy frío y oscuro.
— ¿Se te perdió algo? — preguntó con frialdad el chico de cabello oscuro.
Con el corazón acelerado por el miedo, negó exagerado y de inmediato volteo hacia otro sitio, fingiendo que aquello no había pasado.
Pero aun después de aquello, no pudo evitar mirarlo de reojo y es que no había nada más interesante ahí. Estaban los dos solos, en una celda, con sus propios pensamientos, no podía evitarlo. Él joven pelinegro mantenía sus manos bajo su nuca, recostado sobre su manta en el suelo y moviendo uno de sus pies como si estuviese escuchando una melodía en su cabeza.
Y ya cansado de esa incomodidad decidió hablarle finalmente, aclaró su garganta y antes de que alguna palabra abandonara sus labios, uno de los guardias abrió la reja para permitirles salir al patio.
— Yo no iré — avisó su compañero, sin siquiera abrir los ojos.
El oficial no dijo nada y simplemente dejó salir a Taehyung, quien vio con intriga una última vez al pelinegro, antes de salir de su celda y llegar al patio donde estaba la mayoría de reclusos.
Al parecer todos los presos andaban en padillas o grupos y se protegían entre ellos, esperaba que no le hicieran daño y que nadie se metiera con él. Quería un buen comportamiento y no causar alborotos, él sólo quería pasar desaparecibido.
Por alguna razón se sentía como un adolescente en su primer día en la secundaria. Sin conocidos o amigos, sólo él y su soledad compartiendo un mismo ambiente.
Vio a un hombre leyendo en una de las bancas, suspiró nervioso y se sentó al lado de él tratando de fingir que estaban juntos y que no estaba solo.
— Eres nuevo ¿no? — preguntó el tipo sin despegar los ojos de aquel libro, provocando que Taehyung diera un brinco por el susto —. Se te nota, pareces un pequeño ratón en una jaula de leones.
— Eso soy...
— En parte sí — comentó burlón —, pero no es tan exagerado, simplemente alejate de los matones, no los mires mal, ni les respires cerca. Mantente alejado y listo.
ESTÁS LEYENDO
The Truth Untold | Kookv
FanfictionA sus veinte años Kim Taehyung fue arrestado y condenado a doce años de prisión por haber sido el autor de homicidio de su propio padre después de haber encontrado a este abusando de su hermana menor. En prisión conoció una nueva realidad y con est...