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Taehyung volvió a su celda luego de cenar y ver que Jungkook no había llegado al comedor.  No le extrañó mucho, pues el pelinegro casi siempre se saltaba comidas y no se sentía en el derecho de regañalo o decirle que intente evitarlo tampoco, ni siquiera sabía si podían llamarse amigos siquiera.

No era comida gourmet, pero por lo menos era algo.

Llegó y Jongsuk no estaba, lo había visto en el comedor junto a unos tipos que ni conocía, eran hombres mayores, tatuados y con cara de malos, obvio no se acercaría y menos después de que él pelinegro hubiera tenido una actitud tan grosera con él y Jungkook.

Le dolía el estómago, no le cayó bien la sopa rara que les dieron.

— ¡Agh! Creo que nunca me acostumbraré a la comida de aquí — se quejó en voz alta esperando un comentario por parte de su compañero de celda, pero no recibió absolutamente nada.

Taehyung frunció el ceño, no tenían luz y ya era de noche, la única luz que entraba era la de la ventana rejada que dejaba que entrara un poco de al pasillo, pues los oficiales los vigilaban cada tanto. Intentó ver al pelinegro, pero este se cubría con la manta hasta el cuello, estaba echo bolita y ni siquiera podía verle la cara porque era cubierta por su cabello.

— Jungkook — llamó y al no recibir respuesta supuso su amigo estaba dormido.

La noche anterior se durmió apenas terminó su visita, la cual no fue tan larga. También esa noche lo hacía.

No prestó mucha atención y se acercó a la ventana para continuar leyendo. Un problema que desarrollo al no tener mucho que hacer, era que si empezaba un libro no podía soltarlo hasta terminarlo. Ahí encerrado su ortografía y comprensión lectora, al igual que su vocabulario, habían avanzado más que en toda su vida. Podría sentirse orgulloso de ello, pero al recordar sus hechos, todo su orgullo se iba por el caño.

Su padre era una escoria, pero él era un asesino, nada lo hacía ver inocente, nada le quitaría las manchas de sangre a sus manos, la misma sangre que todavía corría por sus venas.

Empezó a respirar irregular, haciendo bastante ruido y eso fue lo único que hizo que Jungkook se levatara.

— Hey, Taehyung — lo llamó, tratando de no darse vuelta —. ¿Sigues leyendo tu libro?

Kim salió de sus pensamientos, distrayendose al oír la suave voz de Jungkook.

— Sí... yo, yo creí que estabas dormido ya.

— Estaba, te oí respirar con dificultad.

— Ah, eso...

— ¿Te doy un consejo? — Kim asintió con un tarareo — No te atormentes por lo que ya hiciste, al fin de cuentas lo que importa es arrepentirte de tus actos y no volver a hacerlo de nuevo. Supuestamente ese es el punto de venir a prisión — bromeó y el menor rió también.

— Gracias por el consejo.

— No es nada — se alzó de hombros y soltó un quejido al moverse.

— ¿Estás bien? — dejó su libro a un lado e intentó acercarse.

— Sí, sí, sí — asintió rápido y preciso —. Sólo hice un mal movimiento.

— ¿Seguro? — Taehyung se acercó.

— Sí, segurisimo — movió su cabeza de arriba a abajo muchas veces y al moverse nuevamente se quejó, pues le dolió ese mínimo movimiento.

Taehyung lo miro incrédulo y para comprobar su duda le pico la espalda con su dedo indice. Jungkook soltó un quejido y ahí supo que el pelinegro estaba mintiendo.

The Truth Untold | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora