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Se encontraba completamente solo, encerrado en esos abandonados baños. Su cabeza dolía de tanto pensar, entre más solo se encontraba, sus malos pensamientos y recuerdos se incrementaban y lo consumían sin ningún tipo de compasión.

Hundiéndose cada vez más en aquel agujero negro.

De repente se empezaron a escuchar unas voces cercanas, no podía distinguir biende que hablaban, y tampoco le importaba de todos modos.

El volumen de aquella voces se incrementó, anunciando lo mucho que se estaban acercando hacia él, y cuando pudo percibir un fuerte olor a cigarrillo, supo entonces que varios presos habían entrado a fumar ahí.

No era prohibido hacerlo, pero tampoco era algo que vieran muy bien.

Se levantó a duras penas, tratando de no soltar ningún sonido de dolor mientras se movía. Su cuerpo estaba muy débil y si quería salir de ahí ileso, no debía ser escuchado por ninguno de los que ahí se encontraban.

Así como en la correccional de menores, los demás presos le hacían la vida imposible a los violadores, haciendolos pasar por todo lo que hicieron pasar a sus víctimas mientras eran libres. Las cosas que se escuchaban en la carcel de como terminaban esos tipos le asustaban tanto que siempre quería estar encerrado y alejado.

Ya había vivido esas cosas en la correccional de menores, pero en prisión se la pasaba solo desde que llegó. Su primer compañero no le dio importancia y fue trasladado por ser muy mayor, el segundo era Taehyung y ahora Jongsuk, quien definitivamente le haría la vida imposible estando ahí.

Abrió la puerta lo más silencioso que pudo y salió corriendo de ahí entre quejas y saltitos pues sus piernas y espalada dolían demasiado para correr por ahí como si nada.

Cuando estuvo lo suficientemente lejos, decidió volver a su celda, esperando que Taehyung no estuviera ahí, pues no podía soportar esa incomodidad ni tampoco esa mirada de decepción que le daba.

Odiaba aquello y sólo quería evitarlo.

Entre quejas llegó a su celda y cuando el oficial le abrió entró sin problema, claro, esto fue hasta que vio a su compañero apunto de desmayarse, con la respiración acelerada y sus manos sujetando su pecho con fuerza, tratando de respirar bien.

— Taehyung...

Corrió hacia él, apesar del dolor.
Se arrodillo y un poco asustado empezó a hablarle para calmarlo y distraerlo.

— Taehyung, mírame ¿sí? — pidió asustado, pero con una voz suave — Todo está bien — el castaño negaba rápidamente, casi ahogándose —. Sí, sí, todo está bien. Sólo intenta respirar despacio — nuevamente negó y Jungkook se estaba empezando a desesperar —. Puedes hacerlo, yo sé qué sí. Hazlo conmigo ¿sí?

El menor lo miraba con sus ojos brillosos y nublados por las lágrimas, intentando imitar al pelinegro frente a él, quien inhalaba y exhalaba repetidas veces, bastante fuerte para ayudarlo a hacerlo también. Mientras tanto lo distraía diciendole que estaría bien y que él le ayudaría.

Después de unos minutos y con ayuda del pelinegro, Taehyung empezó a respirar mejor, ya no parecía estar ahogándose y su pecho se movía poco a poco con más normalidad.

Jungkook no pudo evitar sonreírle dulcemente, como se había acostumbrado a hacerlo en ese tiempo y Taehyung por su lado, tampoco pudo evitar devolverle la sonrisa que dejaba ver su agradecimiento por salvarlo, nuevamente, porque muy en el fondo, no podía odiar a Jungkook o incluso ignorar su existencia.
Simplemente eran como los polos opuesto de un imán, destinados a encontrarse y unirse.

Taehyung tragó grueso y cuando por fin recuperó la voz, habló.

— Gracias, Jungkook.

El pelinegro negó, permitiendo que su cabello se moviera un par de veces haciendo reír al castaño, se le hacía muy divertido.

The Truth Untold | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora