LA ESTACIÓN KING CROSS

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—¡Hay muchos muggles por aquí hoy!—dijo el señor Weasley entrando a la estación de trenes,  seguido por sus hijos, esposa y Harry.
Fred y George fueron los primeros en atravesar el muro, seguidos de Ginny con la señora y el señor Weasley y detrás de ellos Harry, Hermione y Ron.

Una vez dentro del Expreso a Hogwarts todo era un gran bullicio, tanto de las lechuzas, sapos y gatos como de los niños de primer año que estaban emocionados por ir a la "Escuela", mucho más los nacidos de muggles. El trío de oro entró en un compartimiento y justo en ese momento Harry diviso una cabellera rubia que pasaba junto a su ventana e inmediatamente recordó a Draco Malfoy, su "pareja"  desde mediados de quinto curso cuando Umbridge "reinaba" en Hogwarts.
El tren pitó y enseguida empezó a avanzar, los niños de primero asomaron sus cabezas y se despidieron de sus padres, Harry miro a Ron y a Hermione recordando su primer año.

Draco y Harry comenzaron su noviazgo de una manera inusual, siempre se encontraban en los pasillos y el rubio lo miraba a los ojos, en el cual había un curioso brillo, y le dedicaba una leve sonrisa. Al principio Harry pensó que solo se burlaba de él, como siempre, pero conforme pasaron los días y meses todo el odio y rencor que se "tenían", o al menos eso pensaban, se disipó y se convirtió en apreció, cariño y... ¿Amor?
Un día Harry se encontraba en la biblioteca y Draco se sentó a su lado, el rubio lo miro a los ojos y por fin, después de tanto tiempo, le confeso lo que sentía por él. Harry quien sentía lo mismo, no lo dudó ni un segundo y beso al rubio. Claro que no fue fácil para ninguno de los dos porque tenían que simular que se odiaban a muerte cuando lo único que sentían era amor... pero lo seguirán escondiendo por el bien de los dos.

Faltaban pocas horas para llegar a Hogwarts y el Gryffindor ya extrañaba a su Slytherin, quería, necesitaba y ansiaba verlo.

— ¡Harry!—exclamó Hermione— ¿Nos estas poniendo atención?
— ¡Ah!, si claro—respondió Harry distrayéndose de sus pensamientos.
—Decíamos que ya tenemos que ponernos el uniforme, ya vamos a llegar a Hogwarts.
Harry se sonrojo ante la idea de ver a Draco cambiándose.
— ¿Harry?— pregunto la chica pasando su mano frente ala cara del chico. —¿Estas aquí?
—¿Qué?— respondió Harry.
— Otra vez te fuiste. —dijo la castaña ya algo irritada por el comportamiento de su amigo.
—Lo siento—respondió Harry—Es que...Yo... solo necesito tomar un poco de aire—dijo el moreno tomando su uniforme y algo más.
—Está bien, te esperaremos en los carruajes.
Potter asintió y salió del compartimiento dirigiéndose al área de prefectos donde sabía que hallaría a su rubio. Cuando llego a la puerta se puso su capa de invisibilidad, entro y se posó alado del rubio.
—Acompáñame a cambiarme.—susurró Harry al oído de Draco, este se sobresaltó y un leve sonrojo estallo en sus mejillas.
— ¿Potter?, ¿Qué haces aquí? — susurró Draco.
— ¿Desde cuándo nos llamamos por nuestros apellidos Malfoy?—contesto el ojiverde con media sonrisa.
—Particularmente me parece demasiado atractivo.
— ¿Con quién hablas Draco?—preguntó Pansy al otro lado del vagón.
—Con nadie, iré a tomar un poco de aire y a cambiarme.—contesto.
—Te espero en la tercer cabina.—susurró Harry, a lo que Draco contesto con una sonrisa.

Harry se aproximó a "la tercer cabina" y espero al rubio. Draco estaba tardando así que se quitó la playera y comenzó a ponerse la camisa del uniforme, al instante el rubio entro. Harry le sonrió y se acercó a él quedando a pocos centímetros de sus labios.
—Tardaste mucho Dragón.—susurró Harry arrastrando las palabras, Draco le contesto con un beso y lo llevo hasta el asiento. Harry no supo cuándo pero ya estaba debajo de Draco, besándolo y acariciándolo, el chico de lentes no aguanto más, tomo al Slytherin y lo poso debajo de él comenzando a desabrocharle el botón del pantalón. Acaricio el blanquecino abdomen y pellizco un pezón. Malfoy gimió y se separó de Potter.
—No Harry, aquí no.—dijo Draco con voz entrecortada por el placer.
— ¿Por qué?—respondió Harry aproximándose otra vez a sus labios, el rubio puso la mano en el pecho de Harry y lo aparto.
—No...No quiero que me escuchen y... ya casi llegamos.—contestó Draco y tomó el uniforme del Gryffindor, se lo lanzo. —Mejor ya cámbiate.
Harry sonrió y empezó a cambiarse, se mordió el labio, era mucha tentación ver a Draco ahí: "¡Semidesnudo!"

— ¿Y Harry?—preguntó Hermione al salir del tren.
—Ya debió haber bajado.—contestó Ron.
En el vagón contiguo se encontraba Luna con su peculiar revista "El Quisquilloso".
— ¡Harry!, ¿Qué haces aquí?—preguntó la rubia sonriendo al ver a su amigo salir de un compartimiento.
— ¡Oh!, Luna es que.... Yo... Amm al parecer se me hizo tarde.
—Qué curioso... ¿Bajamos?
—Seguro.
Llegaron a la puerta donde se suponía que estarían los carruajes pero se percataron que estaba cerrada.
— ¡Por Merlín!—exclamó Luna.
—Tranquila ahí viene alguien.—dijo Harry al ver una sombra acercarse.
—Vaya, vaya, Señor Potter, Señorita Lovegood—dijo el profesor Snape.
—Buenas noches profesor.—respondió Luna cortésmente.
—Llegan tarde, cinco puntos menos para cada casa—abrió la puerta y los dejo pasar.

Harry diviso a Draco, a quien le estaban revisando las maletas.
— ¡Lindo cabello Potter!—comentó el rubio a forma de insulto pues el cabello de Harry estaba hecho un caos, pero Harry se sonrojo, sabía que era un cumplido y no un insulto. Luna lo miro y sonrió, empezaron a caminar en dirección al castillo, ya no había más carruajes.
—Lamento que hayas perdido los carruajes Luna.—comentó Harry.
—No importa, fue como estar con un amigo.
— ¡Pero yo soy tu amigo!
— ¡Ah! qué lindo.

  Ya en el castillo, específicamente en el gran comedor, se encontraba Ron devorando una gelatina, como si no hubiese comido nada en todo el día.
—¡Ronald...podrías...dejar...de...comer!—dijo Hermione golpeándolo con un libro—Tu mejor amigo está perdido y tu estas comiendo como si no pasara nada.
—Tranquila, mira quien viene.—respondió Ron señalando a Harry que entraba por la puerta. Harry se sentó al frente de Hermione y Ron.
— ¿Dónde estabas?—ataco Hermione.
—Ammmmm... más tarde te cuento
—Pero...
—Más al rato Hermione.—respondió el ojiverde.
—¿Quieres?— pregunto Ron ofreciéndole de su gelatina.
Harry sonrió y negó con la cabeza, miro hacia la mesa de Slytherin y se percató de que cierto rubio lo estaba viendo, lo miro a los ojos y le guiñó.

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Alto ahí!

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