OBLIVIATE - |DRARRY|

EL DÍA

El día por fin había llegado, la boda de Draco Malfoy y Harry Potter. Todos estaban ahí: Neville, Luna, La familia Weasley, Los Granger, La señora Malfoy y algunos compañeros del trabajo de ambos chicos. Todo estaba perfecto, había velas en todas las mesas y unos hermosos listones color oro y plata, que colgaban de algunos árboles del jardín que habían rentado. Las sillas eran plateadas pero con listones dorados y había flores blancas por todos lados.

—¿Estas bien Harry?—preguntó Luna entrando al cuarto en donde se encontraba el chico.

—Siento como si mis piernas fueran de gelatina.—respondió Harry con una sonrisa.

—Tu moño—dijo la chica y acomodo el moño del esmoquin de Harry.

—Gracias, Luna. Te ves hermosa.

—Muchas gracias, Harry. Lo hice yo misma.—respondió Luna mostrando su vestido. —Neville me ayudo con el diseño de las flores.— era azul marino pero con girasoles estampados por todo el vestido y tenía un pequeño listón amarillo que le quedaba a la cintura.

—¿Harry?—preguntó Ginny desde la entrada. La chica traía un vestido color rojo y su cabello estaba en un chongo muy elegante.

—Pasa, Ginny.—respondió el chico.

—Dame tus manos.

—¿Qué?

—Dámelas.—Harry obedeció y vio como Ginny colocaba pequeñas serpientes en las muñecas de la camisa blanca, El chico abrió mucho los ojos.

—Wow, Ginny... Esto...

—¡Listo!—dijo la pelirroja y sonrió ampliamente.—Draco tiene los leones.

—¡Leones! ¡Eso es!—gritó Harry y corrió a su armario. Saco un collar y se lo coloco, lo escondió bajo la camiseta.

—¿Listo Harry?—preguntó Molly Weasley entrando a la habitación. La Señora Weasley traía puesto un vestido muy elegante de color esmeralda.

—Más que nunca.—respondió y se acercó a ella.

—¡Te ves guapísimo, Cielo!—exclamó y le dio un beso en la mejilla.

En el cuarto de enfrente Draco y Hermione se encontraban hablando amenamente.
—¿Cómo te sientes?—Preguntó la chica. Hermione por su parte tenía puesto un vestido color rosado muy a su estilo y cargaba a la pequeña Rose.

—Cómo si mi corazón fuera a salirse.— respondió el rubio.

—¿Malfoy?— preguntó un chico desde la puerta.

—¡Blaise!— gritaron Hermione y Draco a la par.

—¿Qué haces aquí? Pensé que estabas en París— dijo Draco.

—¿Y perderme la boda de mi mejor amigo?— dijo Blaise acercándose al rubio.—Ni loco. El trabajo puede esperar. —Draco sonrió y abrazó a su amigo.

Harry y Draco bajaron de sus cuartos y salieron al jardín, caminaron hacia el altar, el rubio tomando a su madre por el brazo y Harry tomando a la señora Weasley. Se miraron fijamente, verde contra gris.

—¿Enserio Potter?—dijo Draco mirando los tenis de Harry.

—Es que yo...—el moreno se rasco la nuca y sonrió.

—Te amo, idiota.—susurró el rubio.

—Y yo a ti, rubio oxigenado.

Se tomaron de la mano y giraron hacia el altar. Hermione sonrió y miró a Narcissa. Todos tomaron sus asientos.