Pasos alejados del camino

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¿Era el día siguiente?, Ella no lo sabría de no ser por las alarmas de su celular para ir a visitar a su madre, ayer simplemente llegó a su hogar y se sentó frente al sillón a ver la televisión para despejar su mente.
Estaba dispuesta a salir como estaba sin más a visitar a su progenitora pero se dijo así misma que eso ya era demasiado.
Mientras estaba en la regadera solo podía observar a sus pies, mientras el agua fluía, un par de lágrimas bajaron por sus mejillas y se perdieron entre el líquido que cubría a la chica.
Tal vez esto fue importante para ella, algo simple, algo que era trivial y común en la vida de una persona.
Pero por primera vez, sin necesidad de estar ocupada o sintiendo auto compasión, se sentía confortable, quería un abrazo y el agua tibia que fluía por su cuerpo le daba esa sensación.
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Ahora solo estaba sentada en un banquillo metálico frente a la cama de su madre, pensaba que sería inútil hablarle, no tenía las fuerzas para hacerlo ni el valor para pedir perdón.

"Soy débil"

En ella sus inseguridades la poseían, la ira se estaba empezando a acumular en un rincón de su corazón.

Pasó la hora de las visitas y se trasladó a su trabajo.
¿Era de día o de noche?¿Cuánto tiempo pasó?¿Cómo es que llegó a su sitio? La mayor parte de su tiempo estaba en un tipo de trance, como si mi pudiera ver nada. No le importaba en este momento nada, ni siquiera su vida.
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En su empleo ella estaba como siempre acomodando los productos hasta que a la tienda entró un joven pandillero que no reconocía, no era el tipo de jóvenes que compraban en su tienda, o por lo menos este se veía relativamente nuevo.
Intuía una mala situación y simplemente se acercó al chico mientras esté estaba de espaldas, el menor soltó un respingo al ver a la chica tras él y la apuntó con un tipo de pistola que se formaba a raíz de su quirk.
Ella dió un paso más apretando el cañón en su abdomen y en un rápido movimiento tocó la mano del chico y se apartó del camino.
El hecho de que ella hiciera algo a lo cual el pandillero no estaba acostumbrado le sirvió porque el joven disparó tarde y por suerte no le dió a ella.
El maleante estaba flotando y llegó al techo, Uraraka se limitó a usar un taser de la tienda y dejarlo amarrado en el aire hasta llevarlo a la policía o hacer algo al terminar su turno.

Eso que hizo fue una gran diferencia, ella no atrapó al muchacho por ser heróica, es más no había nadie en la tienda en aquel momento solo pensó que sería una molestia ser asaltada, suponía que no tenía el humor, o que simplemente ya no le tenía miedo a esas circunstancias porque buscaba morir, ser castigada, que merecía aquello...
Pasaron las hora y el joven despertó y comenzó a removerse en el techo.

-¿Ya despertaste?- dijo Ochako con una voz amable mientras trapeaba la tienda.

-¡¿Quién eres tú?! ¡BÁJAME!- Se quejaba.

-No quiero- se limitó a responder mientras tarareaba una canción tranquila.

El joven seguía exigiendo ser liberado hasta que la menor se cansó y soltó un suspiro.

-No deberías hacer tanto ruido en esta zona, a los demás les molesta la gente ruidosa- sentenció mientras dirigía una mirada cansada y una inusual sonrisa al del techo.

Al momento hubo silencio.

-Tengo un par de preguntas que quiero que me respondas- sugería mientras se encaminaba al joven y recargaba sus brazos en el trapeador- seguro al ser pandillero sabes algo-

-...- un silencio le respondió de vuelta.

-¿Sabes sobre los Shie Hassaikai?-
La cara del maleante se puso pálida.

Gravedad Cero(Villain Uraraka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora