Una extraña compañía

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Ella estaba cerca de las zonas peligrosas esperando a que la casualidad estuviera de su parte y pudiera encontrarse con su ídolo, el asesino de héroes.
Era una noche especialmente tranquila hasta que en las lejanías escuchó un rugido femenino y con su curiosidad a tope corrió rumbo a esa dirección.
No estaba tan lejos pero conforme se acercaba escuchaba los ruidos de un combate feroz y cuando estuvo a una cuadra vió como un cúmulo de gente se alzaba por los aires, y una muchacha los golpeaba con un cable, se detuvo a observar un momento anonadada, viendo cómo la castaña desactivaba su quirk de alguna manera y todos caían a una gran velocidad, para cuando salió del trance escuchó el sonido de los cuerpos tocar el suelo.

Himiko se apresuró de nuevo y vió la escena final de la chica castaña atacando con un monstruo amarrado al resto de las personas, al parecer llegó en la última parte porque de nuevo la chica desactivó su poder y se dejó caer junto al hombre.
Al principio solo se aproximó por curiosidad pero al ver la cantidad de personas noqueadas por la chica y la sangre que recorría casi todo su cuerpo, se enamoró.

-¡Oye!¿Estás bien?- dijo por inercia al estar frente a su nuevo amor.

Ella seguía respirando, eso era algo bueno, y en cuanto a los demás... No estaba segura, pero eso no le importaba, justo frente a ella, el color carmesí vibrante inundaba su vista y entendió que frente a ella estaba un ángel caído del cielo. Así la veía en su mirada cursi.

Con un poco más de prisa se quitó su suéter amarillo y con él detuvo el sangrado del pecho de la chica. Y revisando sus pertenencias descubrió su nombre y ubicación en la credencial de estudiante de la UA.

-¿Eres una heroína? ¿Una de verdad?- preguntó incrédula mientras cargaba a la herida rumbo a su casa.

Y en un reflejo de lo poco que escuchaba, Ochako le respondió.

-No... Solo hago lo necesario para vivir...- en una voz ronca y adolorida.

Toga quedó impactada, no sabía si era algo bueno o malo, si estaba o no en contra de sus principios, pero fue un alivio que la chica le aclarara todo antes de tener que tomar medidas drásticas.

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-Ya se fue esa chiquilla...-decía un encapuchado de blanco y con una máscara de doctor de la peste.

En realidad el se había apresurado a asistir a Ochako, sus hombres le informaron sobre el movimiento de la pandilla rival, y al confirmar que el líder estaba involucrado salió a resolver el conflicto, pero en lo que llegaba la castaña ya se había encargado del problema. Le sorprendía que ella a su edad y con su inexperiencia lograra tanto, pero a cambio ella resultó mal herida, tampoco pudo hacer mucho cuando llegó porque una colegiala ya había acudido a su ayuda y no quería que la policía se viera involucrada con la yakuza.
Lo menos que podía hacer era <<terminar el trabajo>>.
Sorprendentemente ningún miembro de la pandilla rival perdió la vida, eso le hacía dudar si la chica seguía creyendo en los héroes o no pero no lo pensó mucho. Solo se dedicó a terminar la vida de cada individuo y a llamar a sus subordinados para que 'limpiaran'.

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Uraraka se despertó dando un respingo y sentándose sobre su sofá, la acción misma hizo que todo su cuerpo le doliera.

-¿Cómo llegué a mi casa?...- se preguntó en voz alta mientras su garganta le ardía por no tomar agua en un rato.

Y prestando atención, su departamento estaba impecable, sus trastes acumulados y toda la basura ya no estaba. Miró a su cuerpo y encontró varias vendas y una gaza con ungüento en su pierna derecha.

-¿Quién...- no pudo terminar de formular porque se vió interrumpida por un regaño.

-¡Ah!¡Oye no te muevas, vas a abrir tus heridas!- se precipitó la chica rubia haciendo que Uraraka se recostara de nuevo.

Gravedad Cero(Villain Uraraka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora