Un momento crucial

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Camino a su casa Uraraka al fin tomaba conciencia de lo que hacía, la rabía que fluía por sus venas debido a la escena anterior la mantenía con lo pies en la tierra, ya no era simple evasión, ella estaba furiosa; con la gente a su alrededor, con ella por no ser lo suficientemente madura como para no molestarse por esos comentarios, con la vida en sí por arrebatarle a sus padres, y con su escuela nefasta que se deslindaba de toda responsabilidad con ella.

"Esto es muy injusto", "todos me miran con lástima", se repetía en su mente como un mantra, sus puños empezaban a temblar de tanta rabia, y de la fuerza que se les aplicaba sus nudillos se estaban volviendo blancos. Ochako fijó la mirada en sus manos y notó lo maltrechas que estaban, y sabía que no solo estaban llenas de cayos por las prácticas de héroes, soltó su agarre y giró sus extremidades para ver que sus nudillos estaban pelados y llenos de cicatrices.

-¿Por qué esto no se curó con Recovery GIrl?...- Suspiró en forma de reproche.

En ese instante un impulso de frustración recorrió su cuerpo y golpeó con una fuerza brutal el tubo de una señal de tránsito, dejando abollada y doblada la señal y su mano sangrante.

"Entiendo que todo fue mi culpa, entiendo que es normal que me tengan lástima, pero me niego a dejar que alguien trate menos mis problemas, que no noten la carga que tengo y solo quieran ayudar sin propósito, mínimo la desconocida de hoy tenía un motivo para ayudar a alguien como yo, que se mete en situaciones poco nobles".

Temblando en el mismo sitio, la castaña comenzaba a llorar con el ceño fruncido, puede que sea por el cansancio que ahora se sentía más frágil, pues haciendo memoria ella casi no tiene tiempo para dormir, trabaja por las noches, en las tardes estudia, y entre la semana visita a su madre por las mañanas aunque solo se quede sentada un par de horas frente a la camilla sin decir absolutamente nada, y aunando las prácticas de héroe, en definitiva está acabada, apenas hoy que no fue con la psicóloga tiene el tiempo para pensar en todo esto que su mente ha intentado negar.

Sin llegar a saber si tantos problemas son su causa o la propia negligencia de su escuela, de los héroes que ellos dicen ser. Pero no podía simplemente abandonar la escuela por la que se esforzó tanto en ingresar, en dejar atrás el sueño que tenía cuando sus padres la apoyaban, aunque, ahora era nada más que una meta vacía.

-¡Ya estoy harta de cargar con todo!- gritó de nuevo mientras volvía a golpear de nuevo la señal de tránsito ya doblada, dejándola más desfigurada.

Después de sacar todo eso de su pecho continuó con su trayecto cotidiano, guardando odio y rencor en su corazón, a su vez, la culpa en su pecho la apuñalaba más cuando ella tenía sus momentos de lucidez.

En lo que reflexionaba llegó a su departamento, abrió lentamente la puerta y se encontró de nuevo con su hogar sumido en la obscuridad absoluta, solo se escuchaba de fondo el crujir de sus pisadas en la madera y el sonido de la puerta al cerrarse. Llegó al comedor y se decidió a encender la luz y cuando lo hizo notó varias cosas; en primer lugar, su casa seguía limpia, en la mesa había un plato de comida, en el refrigerador varias notas referentes a que "Toga" hizo el almuerzo de la semana para Uraraka e insistía en que ella se comiera lo que preparó y por último una linda carta que escribió Himiko:

"Estaré fuera por unos días, no quisiera pero tengo cosas que hacer, recuerda cuidar de tus heridas.

                                                                                                                             -Te ama, Himiko Toga."

En realidad era algo muy sencillo, todo en sí lo era lo que una familia hace, una familia que Uraraka ya no tiene, una calidez que realmente sabe que es para ella y no solo una apariencia.

Pues así nuestra castaña se dispuso a tomar la nota y guardarla en su cartera.

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Todo de alguna forma se estaba resolviendo, sentía mucho menos turbulenta su mente, su cansancio fue prácticamente ignorado al ver el detalle que la rubia le hizo.

Muy entrada la noche, mientras Uraraka trapeaba el local, una persona desconocida entró en el establecimiento, ella identificó por su vestimenta que el hombre sería un detective o algún afiliado a la policía. Inmediatamente Ochako se sintió amenazada, sintió que su cuerpo adquiría poco a poco una postura más estable y sus oídos se agudizaron para estar al pendiente del hombre, bajo circunstancias normales a la estudiante no le importaría o simplemente lo ignoraría, pero todo era muy sospechoso, puesto que era la primera vez que veía a un hombre de la justicia en esa zona, y de alguna forma... sabía que la batalla que mantuvo recientemente tenía algo que ver con todo eso.

Pasó un rato y el señor no hacía más que "leer" las revistas del local, Uraraka se resguardó en la caja de cobro y al fin se atrevió a preguntarle al señor.

-¿Va a comprar algo?...Señor-Dijo rudamente mientras metía de forma brusca el "señor" a la oración para mantener la poca formalidad que le quedaba. Mantuvo su mirada fija y sin expresión, mientras metía sus manos en los bolsillos de su traje de trabajo para colocarse los nudillos.

El sujeto pareció tensarse por completo y sin moverse de su sitio respondió.

-En realidad...y..yo..vengo a hablar con usted...-Tartamudeó.

Ochako reforzó sus sospechas y ahora con la mandíbula apretada hizo un movimiento con su cabeza para que el hombre supiera que ahora podía hablar.

-Vengo...por parte de la compañía de infraestructuras en la que su padre trabajara- se recompuso el hombre mientras luchaba por no tartamudear- según un contrato por incumplimiento que firmó su tutor, la compañía lo encontró culpable por su mala praxis a la hora de laborar y el incidente que acabó con su vida fue por su propia culpa-el señor tragó en seco mientras observaba que la chica recargaba su peso en el mostrador y se mostraba más amenazante- ...fu..fue.. contado como un incumplimiento y el seguro de vida que estaba destinado para tu manutención será destinado a la compañía-temió mientras caminaba al mostrador y deslizaba unos documentos sobre el mostrador.

Uraraka recogió los papeles mientras los leía con cuidado, mostrando abitrariamente que portaba con los nudillos.

-La deuda por ende fue heredara por usted y solo le corresponde pagar un 45% de los gastos...- finalizó el hombre.

-Muéstrame tu placa- Demandó la castaña con un tono de voz frío y cortante.

-Yo..si señorita-El detective al parecer de la rama de investigación de seguros sacó y mostró su placa.

-Takeru Zuzuki...-repitió en volumen alto mientras regresaba la placa-vete-finalizó.

-...Regresaré la siguiente semana para resolver el pago- comentó de forma persistente Zuzuki.

-¡QUE TE LARGUES HE DICHO!- vociferó Uraraka exasperada mientras golpeaba con furia el mostrador, logrando que el impacto resuene por el lugar.

-¡Esos malditos no se quieren responsabilizar por sus errores!-continuó gritando mientras el hombre corría fuera del local.

Y fue en ese instante que todo el progreso que hizo no sirvió de nada, todo su esfuerzo, toda la carga y cansancio que tenía se sintió más pesada, y el rencor a los elementos de justicia logró cambiar su paradigma.

Estaba harta, estaba frustrada, estaba enojada con ella y con todos los demás, estaba... cansada.

Todo era demasiado injusto, incluso pensó en pedirle ayuda Momo pero al instante se negó ante la idea. 

"¿Por qué el mundo se pone en mi contra?" frotaba sus cabellos con frustración mientras gritos guturales y sin sentidos salían de su garganta, en su momento de frenesí la tarjeta de <<Shie Hassaikai>> que anteriormente le entregó Overhaul.

Con sus sentimientos a flor de piel marcó al número que aparecía en la tarjeta. EL sonido de espera al teléfono se sentía como una eternidad, pasaron al rededor de diez segundos hasta que escuchó la voz familiar de aquel joven líder responder.

-¿Quién habla?-dijo sin más.

-Soy Ochako Uraraka, me diste una tarjeta hace un par de semanas...-dijo con una voz realmente ronca después de haber desgastado su garganta tanto- Necesitamos hablar-



Gravedad Cero(Villain Uraraka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora