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-No es una pregunta, te estoy diciendo que iremos. - toma mi rostro con su mano bruscamente, sus fríos anillos rozando mi piel. -Te traje algo, pero si consideras que quieres otra cosa, solo ve a comprarla. -saca de su billetera su tarjeta de crédito y la pone en la cama.
-Está bien, Eren. - si mi antigua yo me viera me daría unas buenas bofetadas y me sacaría de los pelos de este lugar, pero ya no es así, quiero estar aquí, con él, no quiero a nadie más.
Conocí a Eren cuando tenía dieciséis años, salía de fiestas a escondidas de mi padre, y mientras deleitaba a todos los hombres con mi presencia, él se inmutaba a dar una sonrisa ladina con su característico cigarro en la mano. A los diecisiete decidí salir de casa, no sabía que Eren en realidad no trabajaba en negocios limpios, o quizá solo era lo que quería creer, así que ahora mi vida no es ni de cerca a lo que creía que seria, pero eso no irrumpe mi tranquilidad.
Baje con el vestido que él me compro, aunque realmente no deja mucho a la imaginación ya que la prenda apenas me cubre los muslos, un escote delantero medianamente decente y la espalda desnuda.
-Señorita t/n usted se ve preciosa esta noche ¿Alguna ocasión especial? -Reiner el guardaespaldas que trabaja para Eren, siempre hace comentarios así cuando el patrón no está.
- ¿Eren está cerca? - se sonroja al ver que me acerco descaradamente a él. -Estoy bromeando, gracias. - le guiño un ojo. -Pero si, no sé si te enteraste hoy se inaugura el segundo casino que el señor Jaeger auspicia.-
Y el primero que es solo suyo, el otro es propietario mayoritario sin embargo no solo suyo, pero es una herencia dividida.
-Vámonos. - escucho su intimidante voz de nuevo, yo solo acomodo mi pequeño bolso y volteo. Entender a Eren es un trabajo difícil ya que debe ser inflexible todo el tiempo, nunca me tratara con vulnerabilidad mientras haya gente cerca, perderá el miedo que le tienen, ya que esto es así, este mundo. Me toma de la cintura acompañándome a la entrada.
-Señor Jaeger, buenas noches. - Floch, abre la puerta de la limosina, pero mi acompañante lo detiene.
-Hoy no, saca el otro Porsche, me seguirán por detrás con otro auto. - todos acatan la orden, mientras Eren da algunos detalles por si algo malo llegase a pasar, mientras tanto Floch me ayuda a subir.
-Sin duda usted es la mejor adquisición que el señor pueda tener. - Deberían darme un premio de la paz por las veces que les he perdonado a este tipo de comentarios tan despectivos, porque si Eren se llegase a enterar, lo mataría sin dudarlo.
-Floch, hoy quizá le comente a Eren sobre tu brillante comportamiento con su mujer, veamos si mañana todavía tienes lengua. - miro para el frente, indignada.
Hasta que Eren entra al auto, antes de empezar a conducir, la toma mi mano entrelazándola con la suya, si, este es el chico del que me enamore, nunca aprecio más la privacidad que ahora, es nuestro momento, donde él no debe aparentar ser alguien más.
