𝚂𝙴𝚁 +18

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-No tienes la obligación de ir. - Hange toma mi hombro consolándome.

-Aun no lo he visto... quiero hacerlo. - una lágrima brota de mí, recorriendo mi mejilla. -Quiero hacerlo, prometo que no tardaré mucho, te lo suplico. - suspira rendida.

-Devuélveme la llave, hoy mismo. - ella me la extiende. -Recuerda que confió en ti. - a lo que solo se va, bajo por las escaleras del sótano.

-Comandante Hange, déjeme en paz por favor. - la voz de Eren se escucha desde abajo.

-Soy t/n.- camino con la mirada baja, no sabía cómo sería todo de hoy en adelante, me daba miedo pensar en las cosas que habían pasado.

No podía pensar, dormir, comer, no podía hacer lo más mínimo, mi mente solo pensaba en el ataque a Marley.

- ¿Qué haces aquí? - veo la espalda de Eren descubierta, era un titán, pero aún tiene todos sus sentidos, en este agujero hacia frio.

-Aun no lo sé. –supongo que lo extrañaba, quería abrazarlo, golpearlo, por no haberme llevado con él, por lo que hizo, era un genocida, porque no entendía por qué, quería llevar sus culpas de lado, que no se sienta solo nunca más.

-Vete. –su tono es frio y distante, pero quiero que me mire y me diga eso.

-Mírame y dilo, si lo haces no sabrás más de mí, te lo juro. -pongo las llaves en la cerradura para abrirla, era una tonta.

- ¡T/n vete! – sus ojos están rojos...

-Eren...- susurro acercándome, como un bebe el solloza en mi hombro.

-No puedo. - su voz quebrada hace que mi corazón se rompa en mil pedazos. - Te extraño. –susurra en mi oído, un escalofrío recorre mi espalda, él estaba melancólico.

-Estoy aquí, Eren, siempre lo estaré. – lo abrazo fuerte a mí, acortando cualquier distancia que tenemos.

- Lo sé. -se separa tratando de ser indiferente. - Quiero que te vayas, no quiero verte nunca más, t/n. – sus palabras golpean mi corazón, aun así, no me miraba al hacerlo.

 – sus palabras golpean mi corazón, aun así, no me miraba al hacerlo

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- ¿Por qué lo hiciste? -me refiero al ataque. -había otras maneras, eres un genocida, tú no eres el chico que. - me silencia.

- ¿Tú qué sabes de mí? Nada. -me mira con furia. –Dime una manera en la que evitarías proteger a los que amas. –

-Eres un egoísta. –me siento en la cama del lugar, este no era cómodo, sin embargo, el castaño se había acostumbrado a dormir aquí.

- No me interesa lo que pienses, dame esas llaves y déjame solo. –toma mi brazo con fuerza levantándome. – No saldré de aquí, para que no te retengan a lado de mi celda, porque eres una ingenua. –trata de arrebatarme las llaves de las manos, pero las pongo en mi bolsillo trasero. – No hagas esto más difícil. –

𝙾𝙽𝙴𝚂𝙷𝙾𝚃𝚂 //𝙴𝚁𝙴𝙽 𝚇 𝙾𝙲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora