–hola tía Cass, llegué– anunció el mayor de los Hamada entrando a su hogar, luego de subir las escaleras.
La señora Cass, quien estaba mirando una serie mientras hacía un postre, dejó todo para ir a abrazar a su sobrino.
–¡Tadashi! ¿Cómo te fué?– preguntó mientras abrazaba al pelinegro.
–todo bien, tía– respondió el pelinegro palmeando suavemente la cabeza de su tía, ya que él era más alto que ella, por lo que podía apollar su barbilla en su cabello.
–me alegro– dijo soltándose del abrazo y volviendo a cocinar– te dejé un platillo en la heladera, cómelo cuando quieras–
–okey, gracias– respondió caminando hacia las escaleras.
–Hiro y Aria están arriba en la habitación– avisó la castaña, para luego seguir enfocándose en su comedia romántica.
El pelinegro asintió y comenzó a subir las escaleras hacia su habitación.
Tadashi ya estaba preparado para gritar: "¡En mi propia casa Pablo Lorenzo!" cuando llegue a su habitación, pero al subir la última escalera se dió cuenta de que todo estaba muy quieto.
Miró hacia la parte de la habitación de Hiro y vió unos bultos en la cama.
Se acercó y pudo notar que Hiro estaba boca arriba, en el cabello tenía unas coletas, y a su lado estaba Aria, quien estaba boca abajo, con una mano en la cara de Hiro y la otra colgando por el costado de la cama.
Ambos estaban completamente dormidos.
Al parecer habían estado peleando y se quedaron dormidos a la mitad. En un costado de la cama del menor había un paquete de papas fritas abierto y otro de gomitas que estaba vacío.
Tadashi los miró con ternura.
–al albúm de recuerdos– dijo sacando su celular y tomando una foto de la pareja.
Seguidamente caminó hacia su habitación y agarró un pedazo de metal y una cuchara que tenía ahí. Fué nuevamente a la cama de Hiro y comenzó a golpear los metales muy fuerte, provocando que la pareja que estaba durmiendo despertara de un salto.
–¡¿Que mierda Tadashi?!– protestó Hiro, quien se había sentado de golpe.
–¡¿que paso?!– gritó Aria algo desconcertada, a penas sabía que día era.
El mayor rió.
–lo lamento princesas, se terminó su siesta de belleza– dijo dejando las cosas en su habitación.
–¿podemos saber porqué hiciste eso?– preguntó Hiro, algo molesto. Él odiaba despertar.
Aria se sentó y bostezó tallando sus ojos, y en cuanto vió la bolsa de papas junto a ella metió un par a su boca.
–porque son las cinco de la tarde? No deberían estar durmiendo. Porqué no salieron a caminar, o a hacer algo que las parejas normales hacen?– habló cruzando sus brazos.
Hiro y Aria pusieron la misma cara de aburrimiento al escuchar al mayor de los Hamada.
–bueno, ya entendí, no quieren. Jeeez, que actitud– exclamó.
Aria miró a Hiro y se hechó a reir, había olvidado que le había hecho coletas en su cabello.
–¿Qué?– preguntó Hiro, tocó su cabello y recordó lo que tenía puesto– aghh, sácame esto– le pidio a Aria. Esta, riendo le sacó las coletas y despeinó su cabello tal y como está todos los días.
–listo, volviste a la normalidad. Emo.– le dijo a el pelinegro. Tadashi rió
–¡oye!– protestó Hiro.
ESTÁS LEYENDO
-te Odio. -yo también te amo. [Hiro Hamada Y Tú]
FanfictionLa sobrina de Robert Callahan entra a la universidad de sus sueños luego de un trágico asunto familiar. Allí conoce a sus nuevos mejores amigos y a las personas que serían como su familia. Enfrentará muchos obstáculos, pero uno de los más grandes se...