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Estaba almorzando con mi madre, algo callada por lo que pasó hace un rato.

-oye!- me llama la atención mi madre- ¿que te sucede?

-¿a que te refieres?

-estas... mirando hacia un punto fijo con el ceño fruncido, estas muy callada, y acabaste de doblar un cubierto con tu mano.

Miro mi mano donde había una cuchara doblada por la mitad.

Dejo la cuchara en la mesa y me levanto a agarrar otra.

-¿pasó algo?- me pregunta.

-no, no paso nada. Todo está bien- digo volviendo a sentarme en la mesa.

Pero no estaba todo bien, no me podía quitar a ese chico de mi cabeza, y porqué se había enojado con migo por el tío Robert. ¿El tío Robert había asesinado a una persona?¿ podía ser posible?

-emm... mamá... una pregunta- suspiro- ¿tu crees que el Tío Robert haya podido matar a alguien cuando estaba suelto?

Esa pregunta desconcertó a mi madre por completo, y me miró con los ojos muy abiertos

-¿porqué preguntas eso?- dice asombrada

Yo levanto mis hombros

-curiosidad.

-pues... yo no lo creo... pero igualmente no sabemos nada acerca de él. Yo cuando lo conocí parecía un sujeto super agradable y educado. Ni siquiera pude creer cuando él fué a la cárcel.

-¿pero sabes de alguna persona que hay muerto por él?

-mmm... tu tío causó mucha destrucción, tal vez alguien fué aplastado o algo así, pero no lo sé. Ojalá que no.

Suspiro y vuelvo a el trance de pensamientos en el que estaba, y así fué la siguiente hora.

Voy hasta mi habitación y me siento en mi cama.

¿qué dijo mi madre? Que salga, que de un paseo, que me distraiga. Creo que eso es justo lo que necesito ahora.

Así que recordé, que debajo de mi camayo tengo mi propio Longboard. Así que saldré a dar un paseo en él. Hace mucho que no salgo a andar en eso. Debo estar oxidada.

Despedí a mi madre y salí por la puerta. Wow esto es mucho más lindo y relajante de lo que recordaba. El viento por mi cabello, andando rápidamente por las calles de San Fransokio. Es increíble.

Llegué a un parque y me detube allí cinco minutos para descanzar y luego seguí mi camino.

[...]

Luego de varias horas andando decido volver a mi casa, ya que se empezaba a ver como bajaba el sol. Además necesitaba un baño, estoy muy transpirada. Y cuando estaba de regreso, paso por la puerta de Lucky Cat Coffé, y se me vino una gran idea a mi mente.

Saco mi casco y camino hacia allí con mi Longboard en mi brazo, y cuando abro la puerta resulta que otra persona estaba intentando salir al mismo tiempo.

Oh no.

El chico pelinegro que me cruzé hoy a la mañana.

El chico suelta un gruñido

-¿qué haces tu aqui?- me pregunta bruscamente

-nada que te importe, métete en tus cosas- contesto.

Él revoléa los ojos y sigue caminando, dándome un leve golpe en el brazo cuando pasa.

-te Odio.  -yo también te amo. [Hiro Hamada Y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora