Elena era una princesa, más conocida como la hija de la Reina Elsa.
Educada, gentil, amable y con un gran corazón, ¿eso podría cambiar cuando conozca a un pirata malvado, arrogante y odioso?
Lo único que podemos decir, es que del odio al amor, sólo...
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ELENA SINTIÓ SU CORAZÓN LATIR MÁS RÁPIDO de lo normal cuando miró a Harry, este se encontraba elevado por los aires rodeado de un mantón negro. Narissa le daba una mirada burlona, ella sabía que el chico de pésimo olor era debilidad para su hija, si no podía dañarla directamente a ella; la iba a debilitar, quería verla destruida. Los ojos de Elena se volvieron de un color azul eléctrico, el ambiente se puso pesado. Nadie entendía por que repentinamente les faltaba un poco de aire.
—Suéltalo —La voz de Elena había salido más ronca de lo normal. Uma al escuche su voz recordó a una película que había visto con Elena hace días atrás, el exorcista, le parecía. Donde a una chica le entraba "el diablo" y le modificaba la voz. —No lo diré de nuevo. Suéltalo.
—Inténtalo —Narissa con una sonrisa triunfante apretó su puño y en ese momento Harry comenzó a gritar de dolor. Elena sentía que su corazón iba a mil por hora, sentía la sangre correr por sus venas.
Elena se elevó por los aires.
—Eres débil. Mi niña, nunca fuiste lo suficiente. Me decepcionaste, pero ahora yo haré mi trabajo. —Narissa sentía que ya había ganado, pero no era así. —Pudiste ser una bruja poderosa. Como yo, tú madre. Pero te enamoraste de este apestoso. Y este será tu fin.
Elena soltó una pequeña carcajada y elevó una ceja. Narissa la observo sin entender por que la risa.
—No. Te equivocas, yo no decepcione a nadie, tu fuiste la que formó altas expectativas. No te debo nada a ti, madre —El sarcasmo en la última palabra se noto. —Pero no necesito que tú me digas quien debo ser. Yo se quien soy.
Y como si nada, la magia alrededor de Harry se desvaneció y este cayó al suelo en un golpe seco. Uma y Gil fueron a ayudarlo, preocupados por su amigo. Narissa; asustada, no entendía la situación.
—¿QUE HICISTE? —El grito de Narissa resonó.
Elena cerró los ojos y se dejó llevar. Narissa primero sintió como si alguien estuviera jalando de sus órganos, pero después, sintió como su magia se le iba literalmente de las manos.
Elena la estaba absorbiendo.
Y ahí Narissa se dio cuenta del error que cometió al meterse con el amor de su hija.
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