Héroe.

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— La mañana siguiente, siendo las 11 am, James regresó a la cafetería para anunciar la adquisición del edificio y el desalojo del mismo en, no más de un mes.

— James entró al café e inmediatamente se puso Muriel frente a él.

¡Gracias, muchas gracias!
Acaba de salvar mi negocio y mi apartamento y el de muchos otros en este edificio, de verdad se lo agradezco.

— James estaba maravillado con la chica que veía frente a él.
Absorto en sus palabras preguntó.— ¿Lo salvé?

¡Si! El día de ayer me lo contó una de mis empleadas, dijo que le gustó tanto el café que quiso comprar todo el edificio para que no fuera destruido.— Ilusa dijo Muriel.

— James se perdía en los ojos café de Muriel, estaba frente a la chica más bonita que había visto.

— No podía decirle la verdad, James no iba a permitir que esa dulce mujer se quedara sin su negocio ni sin su hogar. Eso le partiría el corazón.

Es verdad, yo... quiero mantener con vida éste bonito lugar.— Dijo James en tal encrucijada.

Por cierto, mi nombre es Muriel Collins, y quisiera invitarle un café, cortesía de la casa para el nuevo dueño del edificio.

— James no sabía qué decir ni qué hacer, por un lado, quería conocer más a esa hermosa chica y por otro lado, quería salir corriendo y evitar tan incomoda situación.

— En ese momento, se acercan unos hombres de traje, parecían estar hablando del edificio antes de entrar a la cafetería.

— ¡Papá! ¿¡Pero qué haces aquí!?

— ¡James, hijo, ya tenemos una constructora disponible!
En cuánto a los habitantes, ¿ya informaste del desalojo?

¿Desalojo? — Confundida interrumpió Muriel.

¡Si! Es que debemos reparar el negocio de enseguida y antes debe desalojarse ¿no? — Dijo James apretando los dientes y en un tono muy vacilón.
Y papá, ¿podemos hablar afuera?

— Su padre lo miraba reticente y dijo;
¿Qué pasó ahí dentro Jamie?

— Amm, es que aún no les he dicho que deben abandonar el edificio.

— Si sientes pena por decirles, no hay problema, podemos pegar carteles de compra y desalojo y listo.

— Emm, si... creo que si.

— Qué difícil situación para James.
Ya estaba muy decidido a ser como sus padres y comprar un edificio que parecía obra del destino haber visto ese anuncio de venta.
Pero Muriel le hizo sentir mariposas en el estómago.
No debía ser nada difícil desalojar a otras personas, pero, ¿por qué tenía que aparecer ella?
¿También será el destino?

Yo me encargo de los carteles papá.— Dijo James mientras regresaba dentro de la cafetería

— James entró y caminó presuroso al baño y sin mirar a nadie a los ojos.

— Cierra la puerta del baño.

¡Mierda!.. Vamos James cálmate, sólo es un centro comercial construido en toda la manzana, destruyendo casi cuatro edificios conjuntos que va a dejar a cientos de personas desahuciadas. ¡Carajo!
No, no, no te mortifiques Jamie, así deben pasar las cosas, no voy a defraudar a mi padre, ahora sé valiente y da ese maldito aviso.

— James salió muy decidido para anunciar el desalojo.

Quiero dar un anunc...
De pronto Muriel se posa frente a él.

— James se sorprende y rápidamente vuelve al baño.

¡Carajo qué hermosa es!
¡No, basta!
Aparte ¿por qué siempre se pone frente a mi?
¿Qué es, policía?

— Muriel toca la puerta del baño y pregunta.—
¿Todo bien ahí dentro?

S...si, creo que algo me hizo daño, pero ya salgo.

Muy bien, si necesita algo sólo grite...

¡Claro Muriel, gracias!

— James dió un pequeño suspiro y dijo.—
No puedo decirle nada a Muriel, no, no quiero hacerle esto.

— Salió resignado del baño, no dirá nada sobre el desalojo. En cambio, se dirigió donde Muriel.

Hola, lo siento, creo que algo no me cayó muy bien.

Descuide.

Y por favor dime James, me haces sentir viejo hablándome de usted.

Claro James. Es un placer.— Se dieron un apretón de manos y ambos se notaban muy nerviosos.

Ahora me gustaría a mi invitarte un café.—
Dijo James.
Pero no será en tu cafetería, si no te molestaría ir a otro lugar.

Para nada, a veces me gusta salir de aquí.

— Muriel manda un mensaje a su amigo Simon.

[Holi, creo que hoy no tendremos maratón de pelis, ¡tendré una cita!]

[Agh, bien, tendré que verlas yo sólo]

[¿No preguntarás con quién? En fin, no te molestes, luego vemos ese maratón]

[Leído]

— James la llevó a un café italiano a las afueras de San Francisco, específicamente en Sausalito a sólo media hora de su cafetería.

¿Taste of Rome? Qué bonito lugar, nunca lo había oído.

Si, sirven el mejor espresso de la ciudad, sin ofender.

No me molesta para nada, mejor te cuento el por qué tengo una cafetería...

— Hablaron y se conocieron durante horas hasta que decidieron marcharse.

Bien, sólo media hora y estaremos en casa...
¿Qué? ¿El Golden Gate está cerrado?

— Un oficial de tránsito les informa que iba a permanecer cerrado durante 12 horas para colocar barreras en la carretera.

Rayos, tendremos que rodear por Oakland, serán dos horas de camino, ¿estás bien con eso? — Preguntó James.

No hay problema.— Dijo Muriel.

— Eran las 9 pm cuando iban de vuelta a casa, habían hecho ya media hora de camino cuando Muriel se percata de algo.

¡Olvidé mi bolso!
¿Lo siento podemos regresar?

No hay problema Muriel.— Dijo cansado.

— Al regresar, notan que el lugar ya estaba cerrado.

Rayos, ya está cerrado, lo siento James no me di cuenta que no traía mi bolso.

Descuida, pero ahora el camino será más laaaargo.— Dijo James mientras bostezaba.

No deberías manejar cansado, deberíamos dormir cerca de aquí, ¿no crees?

Tienes razón, mi madre tiene una casa cerca de Cavallo Point, podemos descansar ahí sin problema.

— James llevó a Muriel a una casa cerca de la estación de guardacostas del Golden Gate, y allí pasaron la noche.

Como te soñé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora