Sueño.

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— James estaba en su casa, a veces planeando el futuro centro comercial con su padre y otras veces hablando por teléfono con Muriel.

— Han pasado dos semanas desde que se conocieron.
Salieron en cuatro ocasiones durante estas semanas, e iban a verse de nuevo.

— James fue al apartamento de Muriel y optaron por dar un paseo en barco, uno de los tours que brinda San Francisco, pasando incluso a la antigua prisión de Alcatraz.

Es bonito conocer la ciudad junto a ti, sólo que la isla de Alcatraz me da un poco de miedo.— Le dijo Muriel a James.

Es cierto, tanto tiempo viviendo en la ciudad y nunca la había disfrutado tanto como hasta ahora.
¿Qué te parece si ya nos salimos del tour para no ir a la isla? — Dijo James.

¿Y a dónde iremos?

¿Vas a acompañarme o a cuestionarme?

— James dió por terminado el tour y salieron en busca de uno de sus lugares favoritos.

Aquí estamos, el parque Golden Gate...

¡Este lugar me encanta! Cuando llegué a San Francisco, hice un recorrido del parque con mi amigo Simon y jugamos como un par de niños en el molino holandés.— Contó Muriel con mucha emoción.

¡Vamos ahí! — Dijo James.

Ven, entremos al molino — Dijo Muriel.

¿Segura que podemos entrar?

¿Vas a acompañarme o a cuestionarme?

— Y James la siguió dentro del molino.

¡Vamos a grabar nuestros nombres aquí adentro! — Dijo Muriel aún emocionada.

¡Se está volviendo rebelde la señorita Muriel!

Para nada, pero me emociona tanto hacer esto.

— Después de grabar sus nombres en las paredes del molino, se besaron.

¡Alguien viene! ¡Salgamos de aquí!

— Corrieron fuera del molino entre risas y tropiezos y se dirigieron a uno de los campos de fútbol, que estaba cerca.

— La tarde pasó muy rápido, estuvieron bastante tiempo disfrutando del parque hasta que empezó a caer la noche.

Vaya, oscureció muy rápido, de hecho el tiempo pasó muy rápido.
No sé si esto es un sueño o es que de verdad disfruto estar contigo.— Dijo James.
Vayamos a la playa, queda muy cerca la cámara gigante. Añadió.

Pero supongo que ya está cerrada James.— Dijo Muriel.

¿Desde cuando te preocupa que un lugar esté cerrado o prohibido? ¡Vamos!

— La cámara gigante, es una atracción en San Francisco que permite una vista espectacular de 180 grados del mar.

El lugar nunca permanece cerrado, sólo lo vigilan los guardias por dentro y por fuera, esperemos a que salgan para poder entrar nosotros ¿lista?

— Los guardias salieron y fue el momento perfecto para colarse dentro de la cámara.

Voy a poner el seguro...

No veo nada James, aquí es muy obscuro.

Ese es el punto de esta cámara, pero ya estamos dentro, voy a prender mi lámpara.

— Sólo se veían con la linterna del celular de James.

La vista no será buena ya que anocheció.

No quiero ver el mar, quiero verte a ti.— Dijo Muriel mientras se acercaba lentamente a James.

Mur, ¿qué haces? — Nervioso preguntó.

— Ambos estaban muy agitados y comenzaron a besarse.

— James tomó a Muriel de la cintura, mientras ella dirigía las manos de él a su trasero.

((Jamie)) — Un susurro se escuchó

¿Mamá?

¿Mamá? — Le preguntó Muriel.

Escuché la voz de mi madre...

— De pronto escuchan que golpean la puerta.

¡Salgan de ahí! ¡Ya no están permitidos los accesos! — Dijo uno de los guardias.

— Los dos acomodaban sus ropas hasta que decidieron salir.

— James abrió la puerta, pero la luz entró con tal intensidad que lo desorientó, a tal grado de perder la conciencia.

~

¡Ahhh! ¡Muriel!

Tranquilo James, estamos en mi apartamento, anoche te desmayaste después de salir de la cámara.

¿Anoche? ¿Tanto tiempo dormí?
No lo sé Muriel, algo no me cuadra todo parece ser un sueño.

Lo sé, ahora estás un poco confundido, descansa y levántate cuando te sientas mejor.
Hoy me quedaré todo el día en casa así que háblame si necesitas algo.

— Muriel cuidó de James gran parte del día.
Cuando él se sintió mejor, no quiso irse, así que decidió quedarse más tiempo con Muriel.

~

— Ese día, Marco se encargaba de la cafetería, uno de los empleados de confianza de Muriel.

— De pronto, entró un hombre al café.

Hola, busco a James.— Dijo aquel hombre dirigiéndose a Marco.

— Rápidamente se acerco Kristen y dijo.—
Yo sé dónde está James, usted es su papá ¿cierto?

En efecto, soy Aaron Campbell, ¿puedes decirme dónde se encuentra mi hijo?

Por supuesto, el está con su novia, por cierto adoro su comercial, "¡toma una tajo a casa!"

¿Novia? ¿Qué novia? Y emm, gracias.

Pues la señorita Collins, mi jefa.

¿La propietaria de la cafetería?

En efecto señor.— Dijo Kristen.

No entiendo.— Dijo Aaron mientras se veía confundido.

Si, es que Muriel convenció a James para que no destruyera el edificio, me parece que la palabra es ¿engatusar? ¡Eso es! Muriel engatusó a su hijo.

— Aaron salió de la cafetería muy sorprendido y confundido, y se marchó a su casa.

Como te soñé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora