○ Capítulo 11 ○

47 2 1
                                    

○Capítulo 11○

"RECORDANDO COSAS VIEJAS Y CONOCIENDO COSAS NUEVAS"

Antes de regresar a casa opté por pasar a comprar un café, el estacionamiento estaba un poco vacío, por lo cual no tarde mucho en estacionarme, entré y pedí rápido mi café, regresé al auto, y para que mi noche terminara feliz, una camioneta chocó la parte trasera del auto de mamá.

—¡Mierda! —dije al mismo tiempo que cerraba los ojos. Me quité el cinturón de seguridad y bajé del auto—.¿¡Qué acaso no te das cuenta!? —le grité al tipo que venia en la camioneta, hasta que un chico un poco más alto que yo salió de la camioneta.

—¡Mierda! —él chico se tambaleó sobre su lugar mientras miraba el daño que había provocado, obviamente estaba borracho.

Mucho peor que yo.

—¿¡No piensas hacer nada!?, ¡te das cuenta de lo que acabas de hacer por tu maldita irresponsabilidad al venir ebrio manejando! —grité molesta, no es tanto el enojo, sino que Lucía y Robert me matarían por chocar el auto y menos sin pedirlo prestado, poco a poco la gente se dio cuenta y fue acercándose, hasta que otro chico, más alto salió de la puerta trasera al parecer ambos se encontraban en el mismo estado de ebriedad, ninguno mencionó nada y eso me irritaba demasiado, hasta que después unas patrullas llegaron al lugar.

Mis manos empezaron a sudar, esto se estaba por poner peor, yo estaba un poco tomada y en otra aún no tenía licencia de conducir.

Mierda.

—¿Qué pasó aquí? —preguntó un patrullero llegando al lugar, examinando el desastre.

—Estos chicos, chocaron el auto de la chica, y al parecer los chicos vienen ebrios —dijo una persona que se encontraba mirando todo el espectáculo.

▪︎Joder, cierra el hocico que no ayudas▪︎

—Denme su tarjeta de conducir —en ese momento cualquier tipo de rabia fue sustituida por el miedo— ¿Qué acaso no escucho señorita?.

Me rasque la nuca, mientras apretaba los labios.

—Es que creo que hay un pequeño problema, no tengo tarjeta de conducir, soy menor de edad.

El sonrió lo suficientemente hipócrita, así mismo sacó una libreta y nos señaló, a los dos chicos y a mí.

—Perfecto, entonce los tres se van a la delegación, vamos —otros tres patrulleros llegaron, para intentar subirnos a las patrulla, nadie se interpuso, ya estaba en demasiada vergüenza como para ponerme a hacer un escándalo.

Era lo suficiente ridículo todo esto, no era necesario que nos llevaran a una comisaría, tan sólo y pagábamos algo y listo, o más fácil que a ellos se los llevarán y no a mí.

—No me toques, que no soy una criminal.

Aparte la mano de un tipo que intentaba ponerme las esposas.

Todos se nos quedaron viendo, odiaba eso.

El policía empezó a manejar, hasta que llegamos a la comisaría de la ciudad.

—¿Algún número telefónico familiar? — cada uno procedió a realizar una llamada, hasta que el chico alto que salió al último habló.

Este tenía el cabello hecho un desastre, el olor a alcohol era la única fragancia que salía de él.

—L–o... siento, nunca fue nuestra intención chocar tu auto.

Murmulló cabizbajo, jugueteando con los anillos de sus dedos.

Siempre Fuiste Tú © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora