Capítulo 04

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Alejandro subió por el elevador, recordando a aquella joven con un particular acento. Río un poco al recordar sus palabras, aunque eso terminó pronto debido a que el timbre del elevador resonó.

Salió del elevador, divisando la puerta tan conocida de hace dos años atrás. Se acercó a la puerta dando un leve toque en ella; al poco tiempo esta fue abierta, siendo recibido por Max.

"¿Dónde estabas?" Alzo una ceja en signo de interrogación. Él se rio ante la cuestión.

"Estaba con Emilio en los bolos" Menciono caminando al lado de su hermano "No tienes que preocuparte, Max-"

"No me preocupo por ti, llegaste tarde y por tu culpa Fede aún no nos dice nada" Todo el grupo restante se convirtió en múltiples carcajadas "¡Así que date prisa si no quieres que te hecho a patadas de aquí por llegar tarde!" Las carcajadas volvieron a resurgir con más intensidad.

"Ya- ya" Caminó hacia el sillón que estaba frente suyo, dejándose caer sobre el, aún lado de Alan quien le sonrió con amabilidad.

Un aplauso interrumpió la atención de todos, sobresaltando a todos los integrantes "Bien. Ya que todos están aquí, y ella no aquí..." Murmuro aquella palabra "Mañana los quiero aquí. Temprano." Remarcó.

"¿Por quién nos tomas?" Cuestionó Antony con una mueca de indignación en su rostro. Federico lo fulmino con la mirada, mientras en ese mismo instante relajaba su rostro.

"Te conozco- ¡Los conozco!" Alego indicándolos con uno de sus dedos "¡La última vez que tuvimos una reunión todos llegaron tarde! ¡Alex y Max llegaron media hora tarde, Luigi, Antony y Dom llegaron una hora tarde. El único que llegó a tiempo, siquiera, unos pocos minutos tarde fue Alan!" Todos inervaron como Alan sonreía con orgullo disimuladamente.

"¡Él llegó temprano solo porque ambos estaban cerca de ahí!". Rodó los ojos mientras bufaba ante la falsa objeción.

"¡Eso no es cierto! ¡A todos se nos dijo en el lugar, que otros estuvieran en otras ocupaciones no es culpa mía!" Ambos comenzaron a discutir con burla ante la mención de la palabra remarcada.

"¡Ya basta!" Suspiró, dejando salir un profundo suspiro "Me sacan de quicio. Solo tienen que estar aquí a las diez en punto. No me interesa que tengan que hacer. ¡Tienen que estar aquí!" Sus ojos se posaron ante todos los integrantes que lo observaban con detenimiento "El qué no esté aquí lo mato"

Tiro una servilleta ante el dúo que se encontraba hablando "Se los digo enserio"

...

Aquella joven caminaba entre las calles, observando cómo las hojas de los árboles caían o se deslizaban a su alrededor. La música cruzaba por sus oídos mientras caminaba observando minuciosamente a las personas que caminaban a su par.

Tragaba saliva con nerviosismo. Sus ojos se movían a cada movimiento que las personas a su alrededor daban. Las personas cruzaban a su alrededor, sus miradas estaban enfocadas en su camino sin importar quien estuviera junto a ellos. Suspiros fríos salían de sus labios, observaba como la nube de neblina corría por sus labios mientras caminaba.

"Auh!" Musitó levemente. Pasó una de sus manos por su brazo, palpó la zona al haber sido golpeada por una persona.

Siguió sus paso en busca de un parque en el cual poder descansar. Al poco tiempo de estar caminando encontró unos pocos juegos en el cual no habían pequeños. Se acercó hacia uno de los columpios, comenzando a mecerse sobre él.

Poco a poco el jardín fue llenándose de niño. Al caer la noche las madres comenzaban a caminar hacia el iluminado parque junto a sus pequeños, los cuales iban tomados de la mano de sus madres. Los infantes corrían alrededor de los juegos, gritando, riendo o jugando en las pequeñas atracciones. La música en sus oídos no era suficiente para silenciar aquel bullicio. Una mueca apareció en su rostro, observando cómo los infantes se acercaban a ella a reírse a carcajadas o a observarla sin algún motivo.

Rápidamente se levantó del columpio, observando cómo la arena caía de su vestimenta junto a su cabellera, observando cómo los infantes reían a carcajadas mientras sus madres hablaban entre ellas. Bufo internamente, comenzando a caminar para salir del pequeño parque mientras sacudía su vestimenta de aquella arena. Los audífonos fueron removidos de sus oídos. Sin embargo, rápidamente se arrodilló sobre sus tobillos y colocó ambas manos sobre el par de oídos.

"damn..." Murmuro, escuchaba un ensordecedor, pero leve zumbido que resonaba por sus oídos.

Palpó sus audífonos, sosteniendo uno de sus oídos antes de que sus audífonos fueran puestos de nueva cuenta. Parpadeo un par de veces, sintiendo como su cabeza daba vueltas a su alrededor; de forma aturdida retomó su camino, deseando llegar de una forma rápida, y más segura hacia el departamento en el cual con anterioridad se encontraba.

....

Oprimió el botón del elevador, oprimiendo el número dieciséis. Meneo un poco su cabeza, obteniendo como resultado que los audífonos salieran de su posición. Se dejó caer sobre la pared de espejo que estaba detrás suyo, cayendo sobre su cuerpo, quedando en una posición nupcial; su cabeza se recargó sobre el espejo, dejando salir un suspiro cansado.

El timbre del ascensor resonó, indicando el destino marcado. Arrastrando su cuerpo salió del ascensor, camino un poco hacia el departamento y comenzó a rebuscar las llaves entre sus bolsillos hasta encontrarlas. Giró la llave sobre la perilla, obteniendo que esta se abriera y justo en el mismo instante se cerrara.

"¿______...?" La mitad del rostro de Federico se apareció del marco, con una sonrisa en su rostro que poco a poco se fue desvaneciendo "¿_____, estas bien? ¿Qué ocurrió?" Cuestionó aquel hombre, acercándose rápidamente mientras tomaba su rostro entre sus manos, observando cómo arena caía de su cabello.

"This place is so...different— Esté lugar es tan...diferente" Murmuró dejando que su rostro fuera revisado minuciosamente entre las cálidas manos.

No le agradaba ese lugar.

"¿Qué fue lo qué ocurrió?" Esta vez los ojos se fijaron en su mirada, aquella mirada de preocupación.

"People are so different. Things are so different. The city is so different...— Las personas son tan diferentes. Las cosas son tan diferentes. La cuidad es tan diferente..." Oprimió un doloroso jadeó. Sus ojos poco a poco se convirtieron acuosos, apretó con fuerza sus puños convirtiendo los nudillos rojizos a unos blanquecinos "I don't like this place... I don't want to be here!— No me gusta esté lugar... ¡No quiero estar aquí!" Alejó bruscamente las manos de su rostro, retrocediendo sobre sí corrió hacia su habitación, cerrando en un portazo.

Federico solo dejó salir un suspiró ahogado. No recordaba que así fuera la situación cuando él había llegado a México.

Él estaba feliz. Él quería estar allí.

Sin embargo...

Ella no.

Camino hacia la puerta, dejando unos leves toques en espera de algún sonido "______... por favor..."

"¡Just leave me alone!— ¡Sólo déjame sola!" Entrecerró sus ojos. Llevo su palma hacia la puerta, recargando su frente antes de volver a su posición y dejar acatar las peticiones.

•𝑬𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒐 𝒏𝒐𝒔 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂 - Carlitos y tú «𝒸𝑜𝓇𝑒𝑒𝒸𝒸𝒾𝑜𝓃»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora