Sentía el vacío en mi interior,
como un mar revoltoso un día
de tormenta. El corazón
ni siquera respondía.Mecida por el pavor
cada noche; cada día,
la angustia y el dolor
en mis huesos ardían.Y sonreíste.
Y el mar respiró,
profundamente.
Y el sentido reinó
en mi paradójico
invierno perenne.
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Oxígeno viejo.
ŞiirYa respirado. Si algo quedó, es solo la sombra de aquello que ardió un día en mis pulmones.