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𝐄𝐌𝐏𝐈𝐄𝐙𝐀 𝐀 𝐂𝐑𝐄𝐄𝐑

Todo el día había estado inquieto, ningún ruido cerca de él le podría decir cuando vendría la mujer que alguna vez había llamado "suegra". Sabía que podía confiar en ella, en cierta forma por que el no había sido quien falló.
      
Solo esperaba que ella fuera totalmente sincera por qué la decepción que sentiría al saber que todo lo que Voldemort le dijo era verdad, le haría tomar decisiones que no son considerablemente del todo buenas o correctas.
      
¿Que te pasa? —preguntó la serpiente que se encontraba custodiandolo y el chico hizo un sonido en repuesta— apestas a ansiedad.
      
No me sucede nada —respondió sin ánimos mientras estaba viendo al techo sin motivo o propósito alguno.
      
Llevaba una semana ahí, Voldemort no lo dejaba salir de esa habitación; Harry le decía que no importaba por qué de cualquier forma no iba a intentar escapar pero claro que el mago oscuro no le creía sin embargo era verdad, realmente tenía curiosidad por lo que la mujer le diría y tampoco es que tuviera mucha oportunidad para escapar ya que Nagini siempre estaba cerca de él y habían como cuatro mortifagos en la entrada deo lugar en donde estaba, no sabía si todavía se encontraban más fuera de las puertas de la casa.
      
Puedo oler que estás mintiendo —siseó.
      
—¿Puedes oler que quiero privacidad? —reprochó rodando los ojos y llevándose las manos a la cara frustrado.
      
No, con el tiempo olvide el significado de las palabras —contestó Nagini y Harry soltó sus manos junto a un sonido de frustración, sabía que ella había sido humana y lo hacía con propósito y se giró para decirle algo a la constrictor pero se vio interrumpido por una voz.
      
—Ni te esfuerces, yo lo eh intentado y solo logré que me diera dolor de cabeza  —dijo el mago oscuro entrando por la puerta.  Harry volteó a verlo, traía sus túnicas negras de costumbre y había quitado el glamour así que era de nuevo aquel chico atractivo que ya conocía desde su segundo año de Hogwarts.
      
El niño es molesto y muy inquieto —alegó lo último la serpiente.
      
¿Lo dices tú? —respondió el ojiverde.
      
Al ojirojo le resultó divertido ver por primera vez a la reptil discutiendo con alguien más que no fuera él y en parte agradecía no estar en su lugar. Vió bien al chico frente a él y admitió que en efecto, era su igual. Habían tantas similitudes entre ellos que avalaban lo que decía aquella profecía, sin embargo nunca lo reconocería en voz alta.
      
No entiendo muy bien a qué te refieres con eso —respondió indignada y Harry le sonrió divertido ante su respuesta.
      
Algo en su pecho le dijo que debía permitirle bajar a la sala de estar, después de todo, durante la última semana no había intentado escapar de nuevo y sabía que decía la verdad cuando le dijo que realmente quería escuchar lo que Narcisa tenía que decir, pues había entrado en su mente sin que esté lo notara y corroboró lo dicho. En aquello estaba consiente de que no eran iguales, aquel chico era ingenuo y se dejaba llevar por sus sentimientos en vez de usar su sentido común, algo que deba mucho que desear de sus propias actitudes, de cualquier forma reconocía que era leal a lo que creía y eso en parte le resultaba, agradable pero patético a la vez dado a qué no confiaba en si mismo, no lo hacía, en vez de eso confiaba en los demás y justo eso hacía que su potencial se viera reprimido, a diferencia del niño; cuando el se enteró de su verdadero potencial no dudó en explotarlo lo más que pudo, consiguiendo lo que tiene hasta la fecha y teniendo la garantía de lo que tendrá en un futuro.
      
Él había perdido tiempo confiando en otros, cada persona que aparecía frente a él siempre buscaba algo de interés propio que usar en su contra, nunca encontraban nada pero el hecho de que buscaran debilidades de su parte le enfurecía. Estaba más que claro que no tenía debilidad alguna y que aún lo consideraran una opción para intentar derrotarlo lo ofendía y es que claro, ¿Qué clase de contrincante es tan inseguro como para buscar una debilidad, en vez de enfrentarse a él cara a cara?. Sin duda nadie tenía ese coraje y la valentía de siquiera intentarlo, aún que el chico que tenía frente a él nunca se había mostrado débil en sus encuentros anteriores, siempre lograba salir ileso y sin rasguño alguno por parte del rizado. Tal vez, solo tal vez no era una completa decepción.
      
—¿Podré salir hoy? —preguntó el ojiverde sacándolo de sus pensamientos.
      
—No —respondió olvidando lo pensado antes.
      
—Merlín, llevo una semana aquí ya y le dije que no intentaré escapar —reclamó— ¡Estoy diciendo la verdad!
      
—Y yo te dije que no —dijo firmemente al chico pero este le mantuvo la mirada, desafiandolo.
      
Mantuvieron aquella pelea de miradas hasta que detrás de ellos, Severus Snape apareció con su rostro inexpresivo y mirada fulminante.
      
—Mi lord, Lucius ha llegado junto a su esposa y ella asegura estar lista para la conversación con Potter —anunció con cierto desprecio cuando mencionó el apellido del menor.
     
Tom miró a Harry por un momento y después se dió la vuelta dejandolo solo en aquella gran habitación junto a Nagini.

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