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𝐎𝐁𝐋𝐈𝐕𝐈𝐀𝐓𝐄

—¿Qué? —cuestionó sintiendo todo su cuerpo temblar, si era lo que pensaba preferiría morir—. Draco, esto no tiene por qué ser así, hay formas en las que podemos arreglarlo.

—Harry —susurró con malicia—, por favor, eres más que esto. Tú mismo sabes que nada de lo que digas va a hacer que cambie de opinión.

Podía sentir que su pecho dolía, ahora quería zafarse de las cadenas con más desespero, quería correr y ocultarse, pedir que todo parara. Rogar que le dieran una vida feliz, una normal como siempre había deseado junto a Tom. No quería sufrir más.

—Todo será más fácil si no te resistes —escuchó a Draco decir pero poco caso le hizo debido a que el miedo inundaba su cuerpo.

Sí, quería olvidar pero no de esa forma.

—Draco, por favor, —pidió, el rubio no dejo de sonreír mientras se acercaba a él—. ¡No, No, No!, ¡Draco para!, ¡Por favor!

Cómo si sus oídos fueran sordos el chico no hacía ninguna mueca aparte de sonreír a más no poder, mientras el azabache gritaba que parara. Entre las ideas más sádicas, entre los llantos nada podría compararse a la idea de perder sus recuerdos sobre Tom, no quería perder el recuerdo de la emoción que sentía al estar con él, no quería perder el conocimiento de sus labios sobre sí, ni su estancia con él.

—¡Haré lo que quieras, lo juro pero por favor no hagas esto! —gritaba mientras su cara de llenaba de frías y dolorosas lágrimas— ¡Draco!, ¡No!

Daría lo que fuera para traer la cordura del heredero de los Malfoy para que recapacitara sus próximas acciones, mientras sus gritos eran ignorados y era brutalmente atacado por el rubio solo podía pensar en que necesitaba a Tom.

Resignarse no era una opción pero tampoco podía hacer nada más, ahogaba sus gritos y dejaba que sus mejillas se mojaran mientras sentía las manos de Draco sobre sí mismo. No era gentil, no estaba siendo el Draco Malfoy qué alguna vez había conocido. Jamás en su vida había sentido aquello ni siquiera se comparaba con el dolor de perder a sus familiares, se sentía muriendo en vida y es que estaba apunto de perder todo, ¿que no era eso lo mismo?

—Obliviate —escuchó por último.

Sus últimos segundos de conciencia los perdió pensando en el profundo dolor que su alma estaba sintiendo, en la incesante lucha por no perder nada más. Ahí entre los brazos de Draco Malfoy perdió el conocimiento del amor de su vida.

No había marcha atrás, perdía todo recuerdo de los últimos ocho meses:, Desde la primera vez que había visto a Tom a los ojos y pudo ver más que un mago oscuro, hasta la última vez que se habían dicho “te amo”, entre más momentos irremplazables que había compartido con el ojirojo. Simplemente no lo recordaría, olvidaría que lo había amado más que a cualquier otra persona y sus memorias se perderían en lo profundo de un abismo de olvido sin punto de no retorno.

Pudo sentir sus pestañas húmedas y un par de lágrimas recorriendo sus mejillas antes de caer inconciente. ¿Ahora que sentido tenía todo aquello?

Mientras tanto Tom, pudo sentir como un escalofrío recorría su espina dorsal, un suceso indescriptible y poco alarmante pero que quería decir más de lo que el mago oscuro pudiera interpretar. Era el horrocrux avisándole que probablemente había perdido más en esa guerra.  

En Hogwarts la mayoría veían la mesa de slytherin con muy pocos alumnos en ella; cosa que solo les daba de que hablar. Muchos rumoreaban que estos tenían una secta donde practicaban magia oscura, otros que habían tenido el llamado de Voldemort y en todo caso que se ocultaban porque son quienes primero se enterarían si el mago tenebroso planeaba atacar Hogwarts.

CautivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora