Gabriel (!)

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En la vida existían límites, cosas que no debías hacer o que sabías, no lograrías, entre otras más. Pero a veces debías romperlos.

Frente a ti, poniéndose en una posición de combate, estaba Gabriel. Dejando ambas manos cubiertas de guantes y vendas al frente a la espera de que dieras el primer paso. En ese momento, él era el límite.

Llegando a sonreír de lado, parecía ansioso.

— ¿Qué sucede (N), acaso me tienes miedo?

— No realmente.

Devuelves la sonrisa como puedes. Intentando concentrarte y no bajar la mirada a sus piernas; no era una mentira para nadie que lo más resaltante de Gabriel eran sus tonificadas piernas, apenas disimulándose bajo los pantalones del uniforme.

Pero por aquellos días en ese campamento los días eran insoportables, calurosos a no más dar y sin las comodidades de la base a las que estaban acostumbrados se veían en necesidad de usar los uniformes ligeros cuando podían descansar o estar en medio de entrenamientos; tal como ese momento.

Bastante fueron las quejas de ese día, un insoportable Jesse se había negado por completo a participar, obteniendo un castigo de Gabriel que acabo enviándolo al suelo por cien flexiones; sufrirías el mismo destino de negarte pero podrías salvarte si al menos le dabas pelea en un enfrentamiento.

Con ambas manos a los lados del rostro, eras el primero en comenzar. Por supuesto que tenías entrenamiento, era base junto con el manejo de armas, y trabajando a la par del líder de Blackwatch acostumbrabas a verlo golpear cuando las armas no se le hacían necesarias.

Rozándole apenas el rostro con el puño, tu brazo acabó siendo capturado, escuchando su risa antes de que acabaras siendo lanzado hacia arriba y luego al suelo. Apenas dejándote recuperar el aire, esquivaste su intento por someterte, apresurándote a girar a un costado y volver a ponerte en pie. Aunque no demasiado rápido.

Viéndolo mover su pierna, la misma fue un distractor fatal; tragando saliva, pudiste ver la manera tan clara en la que los músculos y venas se contraen antes de cerrarse.

Lo siguiente que ocurrió fue tu caía, otra vez, volviéndote abruptamente a lo que ocurría cuando tu cuello fue presionado acompañándote de la inmovilidad del brazo, todo eso junto al golpe al costado de tu cuerpo, producto de la caída.


Presionando en busca de tus súplica para liberarte, Gabriel no abandonó la sonrisa, que solo se agrandó cuando finalmente al cabo de unos segundos, comenzaste a palmear el suelo.

— ¡R-Reyes, ya! ¡Me rindo!

A carcajadas, dejó de presionar con sus muslos tu cuello, más no levantándose de allí de inmediato. Pareciendo incluso agotado puesto que, aunque no lo pareciera, lograste darle una pelea de algunos minutos más de los que hubiera esperando.

Por tu parte, además de cansado, estabas aturdido. Cerrando los ojos para intentar recuperar estabilidad, pero solo logro hacer que te enfocarás en la calidez de la piel de Gabriel aún cercana. Comenzaba a hacer viento, quizás del asomo de una cercana tormenta de arena al atardecer, común en ese; el sudor en el cuerpo se volvía un alivio refrescante.

Ignorar ahora eso era un problema, pero no una queja.


Dejándote estar allí, casi te quejas cuando Gabriel decide levantarse, cortando la cegadora luz que daba en tu rostro con la sombra que proyectaba su cuerpo de pie frente a ti. Mirando desde arriba a brazos cruzados y mirada fija.

— Nada mal (N), pero intenta no distraerte para la próxima— Sonriendo desde arriba con una ceja ligeramente alzada dándole un gesto algo burlón, acabó emprendiendo viaje seguramente a su tienda— Puedes descansar, terminamos por hoy.

Solo moviendo tu mano cuando la sombra y la gloriosa imagen desde el suelo se acabaron, decidiste levantarte, andando apenas bajó hacia la tienda donde ahora descansaba Jesse. Quien extendió una cantimplora y una sonrisa.


— Estoy seguro de que Gabe puede romperte el cuello o ahorcarte con sus piernas, y tú estarías agradecido.

Guardando silencio, decidiste tomar tragos cortos, teniendo inevitablemente la imagen de lo ocurrido hace un momento aun impresa prácticamente en los párpados internos, agradeciendo que se quedara allí todo lo que quedaba de la semana en ese sitio.

— Sería una buena forma de morir, la mejor si me lo preguntas— Apartando la cantimplora, correspondiste su sonrisa picará— ¿Crees que pueda romper una sandia con sus muslos?

Escuchándolo quejarse entre risas y decir lo mal que estabas, se despidió de ti al momento, levantándose y caminando por frente de tu vista.


En soledad, la sonrisa se torno estúpida, contrayéndote para evitar decir algo en voz alta hasta temblar. Juntando ambas piernas, decidiste esperar allí hasta que el calor abandonará tu cuerpo, y no el producido por el ambiente.

En silencio, la imagen de las fornidas piernas de Gabriel no desapareció hasta el helado anochecer.

One Shot's Overwatch X Male!ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora