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Con mis hermanos variamos la mirada entre papá y mamá. Ellos están parados enfrente nuestro, mientras que nosotros estamos sentados en el sillón. La expresión de mi madre es de duda, a diferencia de la de mi padre que está neutra. Mis hermanos y yo no decimos nada, esperamos a que ellos empiecen la conversación.

- Supongo que voy a empezar a hablar para que esto deje de ser incómodo – inicia mi papá – El otro día cuando nos fuimos, estuvimos hablando y entendí que tengo que dejar de ser tan duro con sus Mates, hijas – mi mamá lo mira, en señal de que siga – Y también queríamos pedirles perdón por la escena de la otra vez en la cocina

- Sí, ustedes no tendrían que haber visto eso, se nos fue de las manos - suspira - Tendríamos que haber discutido sin ustedes enfrente - agarra la mano de mi padre – De igual manera con su papá ya arreglamos nuestros problemas

- Hannah – la llama mi papá, haciendo que todos lo miremos, esperando a que hable – Quería decirte que...te veo como una gran madre en el futuro, y voy a querer mucho a ese bebé – mi hermana se queda inmóvil por unos segundos, hasta que una lágrima se arrastra por su cara

- Gracias – se lanza a abrazarlo y después se limpia la cara – Perdón, esto del embarazo me pone sentimental – reímos ante su comentario y nos quedamos hablando un rato más, hasta que mi mamá y mi hermana se van a preparar el almuerzo

Cuando se hicieron las dos de la tarde Samuel me pasó a buscar para ir a la casa de George, poniendo la excusa de que íbamos a salir. En el viaje entrelazó nuestras manos y las puso sobre su rodilla, ignorando mis intentos de separarlas. Llegó un punto en el que dejé de hacerlo y él me sonrío, satisfecho.

- Esta no es la calle de George – aseguro, mirando el camino que indica el GPS - ¿Por qué paramos acá?

- Quiero saber si estamos bien – lo miro, sintiendo como me agarra de las manos y las apoya entre los dos

- Samuel, podemos hablar de esto después, ahora tenemos que concentrarnos en Lobos de Medianoche – me mira con una sonrisa divertida

- No pensabas lo mismo la otra vez, cuando...

- No lo menciones – su sonrisa se extiende más y él empieza a acercarse

- ¿Qué, me vas a negar que te gustó? – su voz ronca me pone los pelos de punta

- Sabés cual va a ser mi respuesta, lobito – sonrío pícara – Y creo que te va a gustar – se lanza e intenta besarme, pero yo me tiro para atrás, con él siguiéndome de cerca

- Si así querés jugar – se acerca un poco más, haciendo que nuestros labios se rosen – Voy a hacer que me desees, bonita

*14:30 pm*

Una señora rubia, que parece de aproximadamente 30 años, nos abre la puerta.

- ¡Beta, Delta! – se sorprende al vernos y baja la cabeza en forma de respeto – ¿Se programó una nueva junta?

- En realidad vamos a esperar un poco más para hacerla– respondo – Venimos para conversar con George Williams – forma una expresión confusa, pero al instante asiente

- Claro, pasen por favor – le agradezco y los seis entramos a la casa. Adentro puedo ver a dos niños sentados, que nos miran confundidos

- Owen, Zoe – los llama – Muestren respeto a nuestra Beta y nuestra Delta

- No hace falta las formalidades, señora – dice Nat – Solo venimos a hablar con George Williams

- Claro, ya lo llamo – se queda concentrada mirando a un punto fijo y segundos después un hombre con los mismos ojos que el par de niños, baja las escaleras

Lobos de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora