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El vampiro sacó sus colmillos, listo para morderme, pero se confió tanto que no vio venir las garras de Samuel. Ni siquiera se tocó la herida antes de mandar su puño directo a la cara de mi Mate, el cual lo esquivo a medias, porque una parte de los nudillos del adversario impactó contra su pómulo, dejándole la cara con un hilo de sangre, a punto de caer.

Al percibir el olor dulce de esta, unos vampiros sacaron sus colmillos y trataron de tomar, pero yo me interpuse en su camino, cosa que los enfureció. Los tres vampiros peleaban a la velocidad de la luz, era casi imposible saber dónde iban a parar, solo una cosa era capaz de percibirlo: Los oídos. Los agudicé todo lo que pude y llegué a frenar a uno con una patada, la cual impactó en su panza haciendo que se callera para atrás. Cuando me di vuelta para poder seguir con los otros dos, siento como unos colmillos se clavan en mi hombro derecho y otro par en mi hombro izquierdo. Suelto un alarido de dolor, sintiendo como la sangre deja mi cuerpo. Saco una de las dagas que tengo abajo de mi remera, y empiezo a clavarla una y otra vez por adentro del abdomen del vampiro a mi derecha, consiguiendo que las mordidas duelan menos de ese lado.

De un momento a otro no percibo a ninguno de los vampiros a mis costados, y cuando levanto la mirada puedo ver a Samuel golpeando a uno de ellos, mientras el otro se agarra el abdomen con una mueca de dolor.

Claran se había quedado mirando la escena, si mover un dedo, sin caer en la tentación de la sangre que corría por la habitación, prestando atención a nuestros movimientos, nuestras estrategias. Me paro enfrente de él, desafiándolo con la mirada.

Me mira y asiente.

Cuando no avanza, tengo que hacerlo yo, empezando con una patada, muy común en mí, la cual frena si problema alguno. Sigo con un impulso de mi cuerpo hacia el suyo, pero no lo muevo ni dos centímetros. Gruño por mis dos fallas seguidas y trato de impactar mi puño en su cara, pero él me frena de vuelta. Cuando pienso que tengo toda su atención en mi puño, uso mi pierna derecha para tratar de debilitar sus rodillas, cosa que consigo, pero cuando estoy por dar el segundo golpe hacia sus piernas para que caiga, el enrosca su pierna en la mía y me tira, dando el efecto contrario al que yo quería.

- Aceptalo lobita – gruño desde el piso por su comentario – Vos y tu parejita me acaban de mostrar sus técnicas paso por paso. Me las aprendí todas – Samuel trata de golpear su espalda desde atrás, pero Claran pone su brazo en su espalda y lo frena, antes de que pueda llegar a él, para después darse vuelta y empujarlo, haciendo que impacte contra la pared

Suelto un grito ahogado al ver la escena y siento como mi corazón empieza a latir más rápido, demostrando mi preocupación.

- Es interesante ver como los dos sufren y se cuidan entre si – dice en tono burlón – Pero eso no les va a servir de nada en la vida – al mismo tiempo que habla, puedo ver como los cuatro vampiros se ponen atrás de él – Bueno ¿Qué más da? Total después de que los absorban no van a quedar con vida

¿Absorban?

Vuelvo a poner mi atención en Samuel y veo como respira con dificultad, al otro lado del sótano limitado donde estamos. Pongo todas mis fuerzas para poder levantarme, pero cuando lo consigo, siento como las heridas que todavía no se curan, empiezan a doler. Apoyo la palma de mi mano en mi pansa, y empiezo a renguear hasta llegar a mi Mate, sin prestar atención a lo demás.

Ahora solo me importa él.

Llego al lado de Samuel y dejo que mi cuerpo caiga despacio contra la pared.

No puedo más.

# ¡¿Por qué no te transformaste?! #

Necesito que guardes fuerzas para después.

Lobos de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora