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Abro mis ojos buscando mi celular para ver la hora, pero en la mesita de luz no había nada

¿Dónde estoy?

Trato de levantarme para ver mejor, pero siento algo pesado en mi cintura, que no me deja hacerlo. Llevo mis ojos hacia ese lugar, encontrándome con el brazo de Samuel. Sonrío al recordar todo y me apego más a él, para darle besos por toda la cara. Siento como al llegar a su boca el responde y sonríe

- Quiero despertarme todos los días así – dice entre besos. Río y apoyo mi cabeza en su pecho – ¿No hay más besos? – pregunta con una voz aniñada. Niego - ¿Después va haber más besos?

- Sí, pero ahora hay que bajar, tenés que desayunar – trato de zafarme de su agarre, pero gruñe y me pega más a él – Samuel...

- Un ratito más – niego – Porfi – siento como empieza a besar mi cabeza

- No, ya debe ser muy tarde – suspira y me suelta – Dejé mi celular en el auto – me paro – Voy al baño. Cuando salgo quiero verte levantado ¿Me escuchaste? – digo en broma y escucho como alarga un "Sí"

Para cuando salgo del baño puedo ver a Samuel a punto de salir de la habitación

- Esperame, que no sé dónde queda la cocina – asiente y sonríe

Cuando llegamos a la cocina, una señora de pelo castaño y unos ojos iguales a los de Samuel, está lavando los platos

Parece algo cansada

- Hola mamá - esta gira en nuestra dirección y me mira de arriba abajo con una sonrisa

- ¡Vos tenés que ser Loana! – exclama secándose las manos con un repasador - ¡Mi hijo no para de hablar sobre vos! – me sorprende abrazándome, por lo cual tardo un poco en corresponder

- Es un gusto conocerla señora Mills - sonrío cuando nos separamos

- ¡Hay querida, no hace falta ser formales! - dice sonriente – ¡Podés llamarme Nora!

- Mamá no hace falta que grites – abre la heladera sacando un papel con fiambre y un embace de cartón con jugo de naranja

- ¡Sos más hermosa de lo que me imaginaba! - dice ignorando el comentario de su hijo - ¡Al fin tengo a alguien con quien reírme de las fotos de Samuel cuando era bebé!

- ¡Mamá! – exclama indignado, mientras yo río a carcajadas – Estoy seguro de que ella no quiere ver eso – deja a un costado el rollito que se hizo con el fiambre y se sirve el jugo - ¿Verdad? – los dos me miran esperando que responda

- En realidad me encantaría ver esas fotos – río al ver la expresión de derrota en la cara de mi Mate

- ¡Un día te las voy a mostrar! – exclama feliz – Por cierto ¿Cuáles son tus flores favoritas?

- Hay no... - susurra Samuel

- Me encantan los girasoles

- ¡Qué bueno! Tengo algunos por mi jardín, te voy a dar un par para que puedas tener en tu casa – cuando estoy por hablar Samuel se me adelanta

- Mamá puede ser otro dí...

- Me encantaría – se le iluminan los ojos

Enserio parece que disfruta hablar sobre jardinería

- ¡Excelente! Acompañame al jardín para que puedas elegir los que más te gusten – estoy por salir completamente cuando escucho a Samuel bufar

- Esto no puede ser... - termino de salir cuando siento que Nora me dice que me acerque

Recorro el jardín con la mirada y quedo fascinada. Había flores por donde mirara, todas muy bien cuidadas, mientras que sus colores le daban un toque especial al ambiente

Lobos de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora