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Tensión.

Si hay una palabra que pueda definir el ambiente en este momento, sin duda es tensión. Todos nos miran confundidos, nadie entiende nada, y eso lo empeora.

¿Qué pasó?

Natalie me lo preguntó mentalmente, Brooke cuando los demás estaban distraídos y Spencer lo hizo con la mirada. No les respondí.

- Bueno... - empieza Brooke - ¿Empezamos a revisar la lista?

- Sí – dice Spencer y saca la computadora de mi prima de una mochila – Cuando la fui a buscar intenté revisar los informes sobre los integrantes de la mana... - siguió explicando, pero no presté atención. Las palabras de Samuel se empezaron a repetir en mi mente una y otra vez

A fin de cuentas, ser la Luna de la manada es un puesto

Ningún integrante de la manada es de menor valor que los demás

¡Claro! Nosotros somos los líderes de la manada

¡Vos sos mi Luna, es obvio que tenemos una relación!

La forma en que su expresión cambió cuando le pregunté si me quería como persona o solo por ser su Luna...esa imagen se me quedó grabada en la cabeza y no deja de rebobinarse. Pero hay algo que no para de atormentarme, una pregunta que se repite más que ese momento.

¿Qué fue todo esto para él?

¿Una mentira? ¿Un juego? ¿Algo de lo que se podía reír más tarde?

No tengo las ganas ni las fuerzas para preguntárselo, no pienso hacerlo.

Perdí en un juego en el que ni siquiera sabía que estaba jugando, me creí una mentira que pensé que nunca sería capaz de hacer, o simplemente me reí de un chiste que, a fin de cuentas, hablaba de mí. Como sea, en todas soy la que termina mal.

En este momento quiero tirarme en la cama y llorar. Llorar hasta que me quede dormida, llorar hasta que no pueda más o llorar todo un día completo.

Volví al principio. Retrocedí todo lo que él me ayudó a avanzar, y es lo más lógico, porque si lo pensamos bien, la persona que más me ayudó, fue él.

En este momento está sentado enfrente de mí y no hay forma de que me saque las ganas que tengo de salir corriendo porque, aunque no me había dado cuenta, se transformó en mi debilidad. Una debilidad de la que no estoy orgullosa, de la que él mismo me hizo no estar orgullosa. Por eso quiero salir corriendo, no quiero que su mirada triste me convenza de abrazarlo, no quiero que sus intentos de hablarme funcionen, no quiero que sus palabras mentales me convenzan.

Me paro y sin mirar atrás, salgo corriendo de la cabaña. No escucho a nadie, solo siento como mis piernas empiezan a moverse lo más rápido que pueden, y como sobre mi cara empiezan a caer lágrimas, pero de un momento a otro no siento mis piernas, sino mis patas. Un rato después empiezo a tener cansancio, así que me recuesto sobre el pasto, mirando las estrellas.

– Siempre voy a ser tu estrella, mi Luna

Mentiras

*1 una semana después *

Cuando tenía cinco años mi papá donó sin querer mi Barbie favorita, y lo único que me hacía parar de llorar era dejar mi cabeza en el regazo de mi mamá y sentir como acariciaba mi pelo, diciéndome que lo podía superar.

En este instante estoy en la misma posición, recostada en el regazo de mi madre, tratando de que sus caricias hagan el mismo efecto que esa vez.

- No entiendo como no me di cuenta – hablo entre sollozos – Soy una tonta que no puede ni identificar una mentira

Lobos de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora