"Capítulo 8"

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Narra T/N

Tocan impaciente mi puerta, obligándome a salir de mis cómodas mantas. Era una mañana fría y mi humor no estaba al máximo como para recibir visitas, en especial cuando me despertaban.

—¿Qué? —dije al abrir la puerta, aún con los ojos cerrados.

—Alguien amaneció con el pie izquierdo —me respondió Tom. Me froté los ojos y al enfocarlos me encontré con Tom y Kiara, ambos con una sonrisa. ¿Quién pudiera despertar con la sonrisa más hermosa? Me hice a un lado para que pasara.

—Sosténla —me dijo, dándome a Kiara en brazos.

—Tom, ¿qué ocurre para sacarme de mis hermosas mantas? —pregunté al ver que buscaba algo.

—¿Dónde pones la correspondencia?

Le señalé el pequeño canasto de la sala y se dirigió hacia él.

—T/N, ¿por qué no me dijiste que tienes una advertencia de desalojo y corte de luz? —lo miré con una sonrisa nerviosa.

—Corrección, el corte de luz ya no fue una advertencia —me miró seriamente mientras hacía una muñeca.

—Cámbiate —se acercó y tomó a Kiara.

—¿Qué?

—Sube a tu cuarto, toma la prenda más abrigada y cómoda, vamos a salir —dijo con una sonrisa.

—Tom, hace frío —dije con un puchero.

—Vamos —me empujó suavemente para que caminara. Resignada, subí a mi cuarto. Me puse una blusa de manga larga, unos pantalones, mi saco y unas botas. Al bajar, Tom ya estaba con Kiara en la carriola junto a su pañalera.

—¿Feliz? —asintió con una sonrisa. Subimos al elevador y caminamos al centro comercial más cercano.

—¿Puedes aguardar aquí, por favor? —asentí y él se alejó unos pasos, dejándome con Kiara.

—Pa... pá —emitió la palabra desde la carriola. Levanté un poco la manta que la cubría.

—Hola, pequeña. Papá viene en un momento —agarró fuertemente mi dedo y se entretuvo con él. Me quedé mirando su rostro: sus ojos idénticos a los de Tom, cabello castaño oscuro y mejillas regordetas, pero no exageradas.

—Eres muy hermosa, Kiara. Tu papá está haciendo un gran trabajo y sé que lo sabe —volví a ponerle la manta justo cuando Tom regresaba.

—¿A dónde fuiste? —pregunté cuando llegó a mi lado. Me tendió unos papeles.

—Solo quería ayudar un poco —eran mis papeles de la luz.

—Tom... yo...

—Sé que todavía no llegan tus pagos. Estás pasando por un momento no tan divertido, así que quise ayudar —se encogió de hombros—. Y no aceptaré ni una sola libra —me señaló de forma amenazante.

—Te lo agradezco —me encogí de hombros con una sonrisa.

—¿Quieres desayunar? Yo invito.

—Ja, ja. Qué gracioso —caminamos hacia el restaurante y Tom pidió una mesa privada para no estar preocupándonos. Pedimos nuestra orden mientras tenía a Kiara en mi regazo.

—Yo... también quería preguntarte que... —tomó aire—. En una semana voy a ir a las grabaciones de mi nueva película, y la verdad quiero que Kiara me acompañe, pero no la quiero dejar sola porque mi hermano estará fotografiando mi trabajo...

—¿Quieres que te acompañe? —pregunté con una ceja alzada.

—Sí... no... Digo, también Harry quiere conocer tu trabajo y podríamos pagarte —se encogió de hombros, nervioso.

My Sweet DadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora