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Cuando me desperté tras un sueño reparador, estábamos en pleno vuelo ya sobre las nubes. El día estaba completamente claro y el cielo se veía azulito, suponía que era el medio día. Aún enredado en los brazos de Tae, busqué en mi bolso de mano mi teléfono para ver la hora con una sonrisa boba. Me había asegurado de silenciarlo porque estaba seguro de éste estaría a punto de explotar con todas las notificaciones que tenía. Efectivamente, tenía 36 llamadas perdidas de mi padre, 43 de mi madre y más de doscientos mensajes de ellos en total. No abrí ni uno y me fijé en cambio en la hora. Las doce y uno. Justo iba pasando una azafata ofreciendo almuerzos que sí o sí tenías que comprar a menos que hubieras traído algo.

Sacudí a Tae para despertarlo ya que aún seguía dormido y me tenía prisionero en sus brazos, pero él al principio solo se quejó y me pegó aún más a sí, tuve que insistirle en que tenía hambre y la azafata estaba repartiendo los almuerzos para que finalmente abriera un ojo. Me soltó y yo me acomodé en mi asiento como era debido, comenzando a buscar en mi bolso mi cartera.

—Deja que pague el almuerzo de los dos, quiero que ahorres todo lo que puedas —dije, comenzando a sacar algunos billetes de mi cartera por debajo de la sábana, no quería llamar la atención.

—¿Me estás diciendo pobre, estúpido? Puede que no sea tan rico como tú, pero te aseguro que.. ¡Ay! ¿¡Porqué hiciste eso!? —se sobó la pantorrilla mientras me miraba con el ceño fruncido, yo me estaba riendo de su cara.

—Para que cierres tu tonta boca, estúpido, yo pago y punto —la azafata finalmente llegó a nuestro lugar con un carrito donde llevaba los almuerzos y me preguntó en inglés que qué quería para comer. Tenía arroz de coco con ensalada de lechuga, carne frita y tajadas de plátano amarillo fritas. Tenía lo mismo pero con cerdo a la plancha, pollo brouster y carne sudada.

Le di un codazo a Tae para que pidiera.

—Idiota —me murmuró.— yo quiero pollo brouster, por favor.

—Carne frita.

La azafata nos dio nuestro pedidos en recipientes de icopor y dos cucharas de plástico en bolsitas. Yo le pagué 20 dólares a la azafata y ella se dirigió a los asientos de al lado. Abrimos nuestros almuerzos y comenzamos a comer a en silencio. O bueno, hasta que Tae habló.

—¿Tus padres te han llamado?

—Como nunca. En otro caso hubiera entrado en pánico al ver 43 llamadas perdidas de mi madre y más de cien mensajes, pero este no es ese caso.

TaeHyung rió por la nariz al tener comida en la boca, y yo sonreí un poco triste, pero, a pesar de todo, mis padres no me quitaban mi emoción por estar tan cerca de cumplir mi sueño.

—¿Cómo te sientes? —me preguntó Tae, preocupado.

—Estoy algo asustado por lo que pueda pasar de ahora en adelante. Creo que es normal después de haber tomado una decisión tan extrema como lo es escaparte de tus padres y volar con tu mejor amigo hacia el otro lado del mundo para cumplir tu sueño de ser idol, pero siento que si no lo hacía ahora, me arrepentiría el resto de mi vida. No lo soportaría, Tae. No soportaría vivir con el remordimiento de no haber perseguido mi sueño por ser un cobarde —inhalé hondo, tratando de darme un poco de valentía.— creo que estoy haciendo lo correcto para el futuro que quiero.

Tae me sonrió dulcemente y me atrajo hacia él en un abrazo de lado, yo no me opuse y disfruté de su contacto.

—Me alegra que hayas decidido no rendirte.

—El verdadero JungKook persigue lo que ama —le dije, y ambos sonreímos.

—Eso es. Ese es mi JungKook.

'Cause I love it ✧ JIKOOK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora