왕자 3: La casa del monte 왕자

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-Hace dos años-


Enterró a su madre en el prado de la plaza que poseía Plattiert. Allí, ya había un par de personas enterradas, ya que no disponían de cementerio. Algunas de las viejas de la zona se acercaron a rezar con el, y pronto se fue a su casa.

Tenía 18 años, y se había quedado huérfano. Sí, trabajaba en una panadería, pero con eso no bastaba. Estaba algo preocupado y nervioso.

Sentado en el suelo sucio de la que una fue su casa, una idea cruzo su cabeza. Recuerda que una vez su padre menciono algo sobre una casa en la colina de la montaña. Allí es donde su progenitor se crio de joven, fue entrenado físicamente allí por su abuelo. Estaría bien alejarse de su casa, dejar el pueblo por un tiempo.

Con decisión, se levantó del suelo y empaco las pocas cosas que tenía, un par de prendas de ropa y cosas personales. Abrió la puerta y salió de la casa, con sus cosas en el saco a su hombro.

No podía irse sin despedirse, por lo que con prisa, fue a la zona Trottel, donde se encontraba la panadería donde trabajaba. Abrió la puerta, y detrás del mostrador vio a la mujer que era como una segunda madre para el. La señora Yang.

La panadería pertenecía a unos señores, los Ynag, que tenían dos hijos, el mayor Kim Seungmin, de un matrimonio anterior, y el pequeño, Yang Jeongin. Los tres eran buenos amigos, desde bien pequeños.

La mujer sonrió al verlo.- Jisung querido, ¿cómo estás?- pregunto ella, pero pronto se preocupó por el rostro serio y el intento de sonrisa de Jisung.- ¿Paso algo?

El castaño dejo el saco en el suelo y se acercó a ella.- Bueno, mi madre falleció esta mañana.- informo.

La mujer se llevó una mano a la boca y sus ojos brillaron por las lágrimas.- No me lo puedo creer, que dios la cuide.- pidió.- Lo siento mucho, espero que estés bien, era una increíble persona.- le dijo, la mujer se apuró a acercarse a el y abrazarlo. Jisung se dejó hacer.

- Decidí ir la casa de mi padre, en la montaña.- le informo. La mujer le miro de frente.- Necesito alejarme por un tiempo, estaré bien.- le prometió.

La señora Yang asintió.- Si es lo que quieres, adelante. Pero ten cuidado, ¿si?- el joven asintió.

Justo en ese momento, entraron por la puerta trasera Seungmin y Jeongin, discutiendo como siempre.- Madre, dile a Jeongin que soy más rápido que él horneando galletas.- dijo Seungmin.

- ¡Mentira! Yo soy más rápido y mejor.- se quejó el más pequeño.

Seungmin iba a seguir protestando, hasta que vio los tristes rostros de su madre y amigo frente a el. Se preocupó.- ¿Pasa algo?

Jisung le sonrió.- Nada, solo me iré una temporada a la casa de montaña de mi padre.- le notició.- No nos veremos en un tiempo.

Jeongin, corrió hacia el castaño y lo abrazo, Jisung le devolvió el gesto.- Ten cuidado, Jisung hyung.- le pidió. Este asintió.

Seungmin le sonrió, abrazándolo de igual forma, quedando los tres en una piña.- Cuídate Sung, espero verte pronto.

Y con eso, pudo dejar el pueblo con tranquilidad.

Camino durante horas por los senderos del bosque. El clima era bueno, se escuchaba el cantar de los pájaros en las copas de los árboles, rayos de sol iluminaban su camino. Y cuando la noche fue cayendo, a lo lejos logro ver una casa. Era algo más grande que la que tenían en el pueblo, estaba rodeada de hierba y flores.

Esa era la casa de su padre, en donde se crio.

No pudo con las ansias, y entro en el hogar a toda velocidad. La casa entera olía a él, a su padre, a humildad y cariño. En la mesa, habían unas hojas de papel, con cosas escritas. Agarro estas y las leyó. Aprendió a leer gracias a que su padre le enseño, también sabía escribir y dibujar.

Eran notas escritas por su abuelo, de entrenamientos, formas de volverse más fuerte, la paz interior, meditar, entre otros enterramientos. Nunca había probado de hacer nada físico o entrenar, ya que su prioridad era saber hacer pan para recibir más paga.

Podría probarlo.












왕자

Luchar por un príncipe // JilixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora