왕자 20: Y-Yo también te quiero 왕자

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Sana corrió por los pasillos, hasta que llegó frente a la puerta de la enfermería. Abrió la puerta, en una de las camas estaba el cuerpo tapado con sábanas de Mingyu, y en la otra estaba el peli negro, con varias vendas y heridas en el rostro.

Dejó salir aire, aliviada. Sabía que Felix estaría de los nervios en ese momento, pero era muy arriesgado que bajara, por lo que debía esperar. Dejó la enfermería, y se dirigió al cuarto del príncipe. Los guardias la dejaron pasar.

Cerró la puerta, viendo a Felix sentado en su cama con la mirada pegada en la ventana. Al notar de su presencia, se acercó a ella con prisa.- ¡Sana!- lloriqueó.

Ella sonrió.- Fui a verle, y no tienes por qué preocuparte, está bien, pero aún sigue inconsciente.- le explico.

Felix dejó salir un suspiro, aliviado.

Se había hecho la hora de cenar, y se había pasado todo el día encerrado en su cuarto a orden de sus padres. Pero al caer la noche, tuvo que bajar a cenar.

Fue recibido en el comedor principal, y se sentó en su asiento. Sus padres estaban serios, y los primeros diez minutos todo estuvo muy silencioso y tenso. Felix no sabía bien lo que pasaba, lo único que quería era ver si Jisung estaba bien.

- Felix, hijo...- habló su madre, llamando la atención de los dos hombres en la sala.- ¿Cómo estás? Dinos cómo te sientes...- pregunto la mujer.

Felix trago duro.- No lo sé, bien, supongo.- murmuró, mentira estaba de los nervios.

- Sabemos que estás preocupado, y que quieres ver a tu futuro esposo, hijo.- hablo esta vez su padre.- En cuanto se mejore, tendréis tiempo para hablar y planearemos la boda.- le informo.

Felix solo asintió.

Rato después de terminar de cenar, subió a su habitación. Cerró la puerta y se cambió la ropa a algo más cómodo. Se acercó a la ventana, y salió a su balcón. Se apoyó en el muro de piedra, dejando salir el aire retenido en sus pulmones.

Bajo su mirada, viendo las marcas en sus muñecas. No podía estar triste, Jisung estaba bien, sería libre y ambos se casarían. Todo estaba bien ahora.

/////

Abrió los ojos, acostumbrándose a la luz. Se frotó los ojos, le dolía todo el cuerpo, apenas podía moverse. Entonces los recuerdos de la pelea llegaron a su cabeza. Abrió los ojos de golpe, palpándose el cuerpo. Al notar que no le faltaba nada pudo dejar salir el aire.

Después de ese golpe por parte del mayor, no se acordaba de nada. Pero si no estaba muerto, eso significa que Mingyu si, y que había ganado.

- ¿Te has despertado?- dijo una voz, una mujer que caminaba hacia él.- Soy la enfermera, no te preocupes. Tus heridas no son tan graves, pero no hagas movimientos bruscos.- le aconsejo.

Jisung asintió, sentándose en la cama.- ¿Oiga, Mingyu...?

La mujer asintió.- El señor Kim murió después de que usted cayera inconsciente.- le explico.- Solo han pasado dos días, aún debe descansar. Ahora le traeré un té.- le aviso.

Jisung asintió.- ¿Puede avisar para que venga una chica llamada Sana?- pregunto bajito.

La mujer asintió, y se fue por la puerta.

Jisung apoyó la espalda en las almohadas, cansado. Dos días, eso era mucho tiempo. Quería ver a Felix lo antes posible. Levantó un poco la sabana y vio su cuerpo, todo golpeado y con barias vendas. Bajo la sabana enseguida, horrorizado. Luego vio a sus costillas, su corte había sido vendado, pero le dolía bastante.

Despeinó un poco sus cabellos, algo aburrido. Pero en ese momento, la puerta se abrió y por ella se asomó la peli naranja, sonriente. Jisung sonrió igual, la chica era demasiado tierna.

- Veo que estás despierto.- comentó la chica, acercándose.- ¿Cómo te encuentras?- pregunto.

Jisung sonrió.- Me duele bastante, pero estoy bien.- le explico.

- ¿Quieres que llame a Felix? Sus padres están en el despacho, no creo que se enteren.- le guiño un ojo.

Jisung asintió barias veces.- Por favor, sí.- dijo nervioso.

Ella también asintió, y salió por donde había venido. Sus nervios aumentaron con el pasar de los minutos, quería ver al rubio lo antes posible. Jugó con sus dedos por varios minutos, pero se estaba empezando a aburrir.

Miró sus costillas, y levantó un poco la venda. La herida no tenía buen aspecto, por lo que volvió a taparla. Inspeccionó su alrededor con la mirada, viendo su palo aún con sangre a un lado, junto a su ropa. Aún no le entraba en la cabeza que había matado a alguien, pero realmente estaba feliz de estar con el rubio ahora.

El ruido de la puerta lo sacó de sus pensamientos, y cuando se giró a ver, vio al rubio aún sujetando el pomo, pero con una gran sonrisa. Sonrió de igual manera sin poder evitarlo, y Felix se acercó a él corriendo, sentándose a su lado y abrazándole por los hombros, sin hacerle daño.

Jisung correspondió al abrazo, enterrando su nariz en el cuello contrario, alegre de tener al príncipe entre sus brazos.

- Dios, estaba tan preocupado...- murmuró Felix, acariciando el negro cabello del mayor.- Aún no me habían dejado bajar...- dijo medio enojado.

- No importa, ya estás aquí.- murmuró el contrario, separándose levemente para ver al menor a los ojos.

Posó su mano en una de las mejillas del contrario, y la acaricio tiernamente, notando todas las pequeñas marchitas que adornaban su rostro. Sonrió inconscientemente. Ambos se acercaron para acabar uniendo sus labios en un beso. No sabían en qué momento habían caído por los encantos del contrario, pero definitivamente era lo mejor que habían hecho.

Al separarse, volviendo a juntar sus frentes, y se miraron a los ojos.

Jisung sonrió.- Te quiero demasiado, Lee Felix.

El rubio se sonrojó, pero también sonrió, algo avergonzado.- Y-Yo también te quiero.











왕자

Luchar por un príncipe // JilixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora