Capítulo 29

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La película estaba por finalizar. Mi mano descansaba encima de mi pierna después de utilizarla un buen rato para comer palomitas. Estaba concentrada en cómo el protagonista trataba de huir de la casa embrujada cuando sentí la mano de Walter tomar la mía y entrelazar nuestros dedos.

Me tensé ya que era el primer contacto físico que teníamos después de su ingreso a la iglesia. No sabía cómo reaccionar, tan solo dejé mi mano inmóvil y seguí concentrada en la película.

El chico abrió la puerta, escuchó un ruido, dio la media vuelta y la puerta se volvió a cerrar. ¡¿Tanto para eso?! Claro estaba que el chico iba a morir en manos del fantasma.

Odio los finales abiertos, pero no abiertos.

—Final patético —comenté cuando salimos del lugar.

—¿Ahora dices las palabras de Evan?

—¿A qué te refieres?

—Patético. Te quejas de que lo dice mucho y ahora tú también lo haces.

Recordé las veces que Evan lo dijo. Cuando Aaron se cortó el dedo con papel:

—Patético.

Cuando Tobias hizo una escena al enterarse que el café se había terminado:

—Patético.

Cuando Jaden no pudo dormir después de una pesadilla:

—Patético.

—Es pegadizo —me justifiqué.

Nos detuvimos enfrente de la tienda de donas. El atardecer se veía estupendo y Walter no desaprovechó la oportunidad para sacar su celular y filmar el caer del sol.

—Es hermoso. Por cierto, te tengo un regalo. —Metió su mano en el bolsillo de su pantalón.

Tobias solía decir que las desgracias ocurrían en un solo segundo. Y yo creía que, en realidad, lo hacían en más de cien. Pero no estaba equivocado. Ya que solo fue un segundo que le tomó a la camioneta negra bajar un poco la ventanilla, sacar la pistola y aún en movimiento, disparar dos veces hacia el cuerpo de Walter.

Walter soltó el celular y cayó al suelo. La camioneta siguió su camino de prisa.

—Walter, no. —Mi corazón se aceleró a mil por hora al ver la sangre salir de las heridas en su pecho. Sacó la mano del bolsillo y al abrirla, dejó al descubierto un collar de oro con un dije de cruz—. Walter, resiste. ¡Auxilio! ¡Llamen a una ambulancia!

La sangre salió de su boca. Se estaba ahogando, se estaba muriendo.

—Walter, no te vayas. ¡Ayuda!

Traté de poner de lado su cuerpo,  pero solo empeoraba la situación. Tocó mi dedo y puso el collar en él.

—Walter, te amo —confesé con los ojos llenos de lágrimas—. Y sé que tú a mí, así que no me dejes.

Estaba desesperada, temblando, ninguno de los entrenamientos me había preparado para una pérdida como esa. No Walter, no él.

—La ambulancia viene en camino —dijo un hombre desconocido junto a su esposa.

Walter trató de toser dos veces y después dejó de respirar. Sus ojos se encontraban abiertos, viendo el cielo.

—¡No! ¡No! ¡Walter!

Estallé en llanto con mi cabeza en su pecho a pesar de la sangre. Observé el collar y también su celular tirado a un lado de mí. Lo tomé y guardé ambas cosas en el bolsillo de mi pantalón.

Los chicos de Clarke✔️ [GAMEOVER 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora