Capítulo 33

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Estaba nerviosa por ir a ese lugar. Planeaba irme una noche antes, pero Elayiah mantuvo sus ojos en mí y su presencia en mi casa durante todas las horas anteriores a la ida.

Tomé las cenizas de mi abuela. Tenía la duda en si también cremaron a mi madre o decidieron sepultar su cuerpo. Quería ir a su tumba, o quizá visitar el lugar en donde esparcieron sus cenizas. Tendría que regresar a Lomb Ville, ya que ahí se quedarían las de Donatella.

Con una mano impidiendo que las metiera en mi bolso, Evan dijo:

—Las esparcirás cuando volvamos. —Miré fijamente sus ojos azules tratando de hacerle saber mi temor por no volver—. Volveremos. O al menos me encargaré de que tú lo hagas.

El cambio en Evan era radical. Y según Elayiah, yo era la causante. Era la kryptonita de su lado psicópata. Y la peor enemiga de Delta, ya que le robaba la atención de su querido dueño.

—No quiero arriesgar...

—Olivia. Confía en mí.

¿Confiar en él? No sonaba del todo cuerdo. Me sentía tan confundida ya que a pesar de todo lo sucedido, no podía creer que Evan estuviera tan enfermo al grado de cortarle ambas manos a un hombre por robarle a una anciana. ¡Dios! No le había cortado las manos a un hombre bueno. 

Evan era así y seguía incrédula de que fuera capaz de asesinar a Micaela. Sin embargo, algo dentro de mí no quería saber la respuesta a esa incógnita. Necesitaba ver a Evan cometer una atrocidad contra una persona inocente, no con pecadores, culpables o merecedores.

Dejé las cenizas sobre la cama. Tenía una gran necesidad por abrazarlo y Jaden no estaba para satisfacer esa penosa necesidad. Dejé la vergüenza a un lado y lo abracé por la cintura. Su perfume estaba mezclado con olor a cigarrillo y resultaba fascinante.

Evan tardó algunos segundos en corresponder el acto. Pasó sus manos por mi espalda con delicadeza y posó su barbilla en mi cabeza. Estaba segura que tenía los ojos cerrados al igual que yo.

—Me voy a separar de ustedes después de esto —confesé.

—Lo sé.

Me separé de él cuando escuché la puerta abrirse. Se trataba de Elayiah.

—Los chicos están aquí.

Fui la primera en salir de la habitación. Elayiah, junto a Evan, lo hicieron detrás de mí. Delta quedó a cargo de Benedette, quien, sin preguntar, accedió con la única condición de regresar por ella. O con tan solo asegurar que uno regresaría.

Nos subimos a la camioneta y Tobias condujo guiándose con un mapa. No solía usar el GPS ya que era muy riesgoso por el hecho de ser rastreados.

Jaden miraba por la ventanilla, sus manos temblaban y solía jugar con ellas para no hacerlo notorio. Los miedos y la ansiedad de Jaden tenían un causante mucho más grave. No podía evitar pensar que la familia Clarke claramente tenía secretos muchos más oscuros de los que me presentaron.

Raphael había intentado comunicarse conmigo un par de veces. Dejaba mensajes en el buzón de voz, disculpándose o advirtiendo de lo que los Clarke eran capaces si se me ocurría la brillante idea de buscar ayuda policial. Se consideraba una traición.

Nosotros dos junto a Aaron, tomamos los asientos traseros, lo que nos brindaba mayor privacidad.

—¿Qué te hicieron? —pregunté en un susurro en referencia a su pasado.

—Cuando vinimos a Lomb Ville, por ti, Ernest nos dijo que era una clase de vacaciones. Trabajaríamos, pero dejaríamos las exageraciones a un lado —respondió, susurrando de igual manera.

Los chicos de Clarke✔️ [GAMEOVER 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora