Capítulo 31

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Evan tomó asiento en el sofá y yo me dirigí a la cocina en busca de hielo. Puse algunos cubos en una pequeña toalla limpia y volví a la sala. Le estiré la mano, él lo recibió, rozando sus dedos ligeramente.

Tomé asiento frente a él. Evan colocó el hielo en su mejilla y frunció el ceño al sentir el helado contacto.

—Tienes que volver a casa.

—Estoy en casa.

—Nosotros somos tu familia.

—Donatella y Walter eran mi familia.

—Jaden te necesita.

—¿Sabes por qué te digo el loco de los somníferos?

—¿Me dices así?

—Porque todas las noches dejabas la puerta entreabierta y lograba ver cómo te inyectabas somníferos para poder dormir. Tu mente es un caos, ¿no, Evan?

—¿A qué viene todo esto?

—Sé que Jaden no puede dormir. Haz lo mismo con él.

—¿Qué tenía Walter para influirte de esta forma aún muerto?

—Bondad. Yo era así antes de ustedes.

—No, tú lo eras porque te obligaban.

—Me gustaba ser así.

—Esa no es la razón.

Guardé silencio por algunos segundos.

—Nos íbamos a casar.

Evan retiró el hielo de su rostro y miró el suelo. Se notaba decepcionado, pero a la vez incrédulo.

—Él...

Acerqué mi bolso y saqué la caja con el anillo. La abrí. Evan lo miró a la distancia.

—Si Walter no hubiera muerto, él y yo estaríamos casados. Tal vez no ahora, pero sí en un futuro.

—Nina decía sobre las almas gemelas. El hilo rojo que las une.

—Tal vez Walter y yo lo teníamos.

—Eso es seguro.

Volvió a colocar el hielo. El nudo en mi garganta se formó con una rapidez impresionante.

—Sé quién le disparó. Kennedy, amiga de Brook.

Sus ojos se abrieron como un par de platos.

—Tuvimos una discusión el día anterior. Me amenazó y lo cumplió. Su novio es un drogadicto criminal, tal vez de él era la camioneta y el arma que usó. Pero ella disparó.

—¿Estás segura?

—Walter filmaba un vídeo y captó el momento en que su mano salió de la ventanilla. Reconocí su pulsera.

Evan dejó la toalla con hielos en la mesa de centro y se puso de pie. Yo también lo hice ante mi confusión.

—¿Qué haces?

—Me voy a casa —respondió mientras caminaba a la puerta.

—Pero...

—¿Qué? ¿Pensabas que me quedaría a dormir?

¡Imbécil! Acababa de contarle algo sumamente importante y triste para mí, y tan solo se iba. Me dejaba como una estúpida confianzuda.

—No.

Abrió la puerta y salió.

—Piensa en volver a casa —dijo antes de cerrarla y desaparecer de mi vista.

Los chicos de Clarke✔️ [GAMEOVER 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora