Capítulo 30

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Claude se encontraba algo frustrado, no sabía por dónde ir y sobre todo estaba escondiéndose de las personas para que no lo vean. Estando en un lugar con enemigos hacía que su sentidos más quisieran sacar a su amado de está prisión.

Con cuidado comenzó a moverse por el lugar, en las habitaciones del palacio no se encontraba, tampoco en las habitaciones del palacio rubí. Por pura coincidencia fue al jardín y ahí se encontró con una niña de cabellera rubia, ojos joya como las de el y n se sorprendió cuando la niña no se encontraba sola.

“¿Quién eres?” fue la pregunta que salió de la boca de su amigo, Félix. Bueno tal vez no sea su amigo en este sueño vivido. Claude se dio cuenta de que los ojos de Félix se agrandaron al verlo bien.

“¿Donde está? ¿Donde tienes a Anastasio?” demandó mientras amenazaba a Félix con su magia. El Caballero escartala lo miro conmocionado (junto con Lilian y Anastasia la cual aún estaban detrás de Félix) y su de su boca no salió nada. Claude al ver eso gruñó y lo miro con esos ojos afilados que prometían dolor “¿Donde. Está?” pregunto una vez más dando pausa en si frase por el enojo que estaba sintiendo.

Félix se había quedado mudo, no sabía que es lo que estaba pasando pero aquí estaba su amigo en versión adolecente, el cual buscaba desesperados a su ‘prisionero’. Si Félix no supiera o no hubiera escuchado lo que Anastasio dijo hace dos semanas atrás pensaría que tal vez estaba soñando.

“¿Que quieres con el traidor?” Félix sabía que se estaba arriesgado al decir eso, lo supo cuando los ojos de Claude se estaban nublandos por la ira. Félix había esperado el ataque mágico que Claude mando, lo había esperado, lo que no se había esperado era que sacara la espada de su mano y lo tirara al suelo, clavando así la espada en el suelo al lado de la cabeza del caballero.

“El. No. Es. Un. Traidor. Te prohíbo que digas tales palabras a mí emperador” gruñó mientras clavaba más la espada al suelo y se levantaba del suelo (y el cuerpo de Félix, que había quedado abajo suyo). “No lo volveré a repetir a si que más te vale decírmelo, ¿Donde está Anastasio?” el rostro inexpresivo de Claude decía lo serio que estaba siendo en ese mismo momento. Félix trago saliva y suspiro para mirar al adolecente (copia exacta de su amigo y emperador) enfrente suyo.

“Palacio Rubi, ala esté” el color del rostro de Claude desapareció cuando escucho lo que salió de la boca de Félix. Por un momento quedó sin aliento y apretó su puño junto con su mandíbula. El sabía que en el palacio rubí solo podían estar las concubinas del emperador actual... . Si Anastasio estaba ahí eso significa que. Claude negó con la cabeza no quería que su mente lo llevará hacía allá, si lo hacía el no se haría cargo de sus actos.

“¿Quien ordenó ponerlo ahí? ¿Quien fue el bastardo?” pregunto enojado, no, ardiendo en ira. Agarró a Félix por la camisa de su cuello y lo arrastró hacia el.

“U-usted. Fue usted quien lo ordenó” respondió Félix a duras penas, Claude estaba apretando tan fuerte el cuello de su camisa que lo estaba haciendo quedar sin aliento.

Claude había entrado en un estado de shock al escuchar eso, fue tanta su sorpresa que solto a Félix y lo dejo caer en el suelo mientras que el negaba con la cabeza al escuchar eso. No eso no es verdad. Pensó mientras se daba la vuelta e iba directamente hacía el palacio rubí, el no pudo haber dejado a su amante en esa pesadilla de palacio.

Cuando Claude había llegado al palacio entro con cuidado y comenzó a caminar hacia el ala esté que es donde Félix lo había dicho que estaba. “uno, dos y tres” conto las puertas en susurros hasta llegar a la tercera. Con cuidado la abrió y en ella se pudo encontrar lo más atroz que halla visto. “A-anastasio” susurro tembloroso, el no se imagino que se encontraría con esto.

Anastasio yacía desnudo en la cama, su cuerpo estaba lleno de moretones, mordidas, chupones. Lo que preocupó más a Claude fue la sangre en la parte superior de los muslos, con rapidez se dirigió hacía a Anastasio y puso su mano en la frente del mayor y noto que tenía fiebre. Anastasio se veía tan cansado y derrotado que solo provocaba un gran dolor en el corazón de Claude.

Cuando Anastasio comenzó a intentar abrir sus ojos, lo primero que vio fue el rostro de Claude lo que provoco un gran espantó para el mismo. Lo primero que hizo Anastasio fue tratar de alejarse de Claude, su respiración se volvió errática y las lágrimas comenzaron a caer sobre su rostro. “Esta bien, soy yo. Soy yo, cariño” fue lo primero que salió de la boca de Claude antes de poder siquiera pensarlo.

Anastasio dejo de pelear pero su postura todavía seguía rígida y sus ojos se posaron en el rostro dolido de Claude como si lo estuviera analizando. Los ojos del doncel se abrieron con sorpresa solo para que se llenarán de lágrimas y soltara sollozos, Anastasio llevo una de sus manos a la mejillas cálidas de Claude.

“¡¿Porque tardaste tanto?! ¡Estuve esperándote todo este tiempo!” sollozos mientras que con su otra mano se aferraba a la camisa de Claude. El adolescente por instinto llevo su mano hacía su rostro y apretó la mano de Anastasio con cariño, puso su frente contra la de Anastasio y dejo ver aquellos ojos dolidos.

“Lo siento, lo siento tanto. Quería venir antes, en serio quería hacerlo” se disculpo mientras algunas lágrimas se acumulaban en sus ojos. Quería decirle la escusa del mago que lo tardo en encontrar, pero en estos momentos Anastasio, su amante no estaba en condiciones para eso.

“Duele, todo me duele. Estoy sucio, no merezco que me toques” susurro en lágrimas mientras aún seguía aferrando a Claude. Cuando Claude escucho eso las lágrimas que estaba conteniendo por fin habían caído. El adolescente llevo su mano hacía la mejilla de Anastasio.

“Mirame, cariño” Anastasio a puras penas pudo hacer lo que Claude le había pedido “No estás sucio, nunca pienses eso. Te amo, amo cada parte de ti, te amo a ti, a nuestro bebé. Así que por favor no digas o pienses eso” las cálidas y francas palabras de Claude hacían que el corazón de Anastasio se calmara. Pero aún así eso no seria suficiente como para curar esas dos semanas de dolor y sufrimiento.

“El me hizo mucho daño, aún cuando pedí que parara el no lo hizo” confesó Anastasio para ocultar su rostro en el cuello de Claude, el cual al escuchar eso apretó su mandíbula con fuerza.

“No te preocupes, lo haré pagar de la forma más dolorosa posible” susurro en promesa mientras que envolvía a Anastasio en las sábanas solo para luego cargarlo al estilo princesa y salir de la habitación sin que nadie los vea.

Anastasio se había relajado un poco contra el cuerpo cálido de Claude, sabía que el lo protegería después de todo el era su Claude lo noto cuando miro aquellos ojos cálidos y tristes. Claude por otra parte se estaba concentrado en que nadie los vea y su mente vagaba a que tortura le haría a su contraparte si aparecía (a Claude no le tomo mucho tiempo saber que fue el o mejor dicho su contraparte el que le hizo daño, lo tono cuando el rostro lleno de pánico de Anastasio se había clavado en el).

Faltaba poco para llegar al punto donde Claude había aparecido, solo tenía que correr unos 2 minutos y ya estaba ahí. Pero lastimosamente todo se jodió cuando un golpe magia golpeó el omóplato de Claude, haciéndolo caer de rodilla pero aún así seguía sosteniendo a Anastasio en sus brazos y lo abrazo más cuando giro su rostro hacía un costado y ver a la persona que le lanzó la magia.

“¿Y a dónde crees que llevas a mí prisionero?” la voz ronca y sin emoción hizo que Claude recordará un poco a su padre, pero aún así no tembló sino que pasó todo lo contrario su rostro se llenó de ira al ver a aquella persona con su mismo rostro (aunque un poco más maduro). La ira dentro de Claude se comenzaba a desatar y tenía un objetivo en mente mientras seguía mirando a su contraparte: Matar hasta que no quede nada.

Me Convertí En El Hermano Mayor Del Emperador Loco ¿Como Evito Mí Final?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora