Empatía parte 1

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CAPÍTULO 6

Ambos llegaron a la casa de los señores, bajaron del auto y se acercaron a la puerta donde fueron recibidos por la madre del niño.

Alexandro: Buen día, podemos pasar

Madre del niño: Adelante, son bienvenidos.

Alexandro y Luna pasaron, adentro estaba el padre del niño quien los recibió con una mirada fría para después hablar.

Padre del niño: El director del hospital nos dijo que usted vendría.

Alexandro: Así es, estoy enterado de que mi padre habló con ustedes ayer y por mi parte aún tenía pensado venir, es por eso que le comenté a él y por lo visto les avisó.

Padre del niño: Sí, el director dijo que vendrías a vernos hoy en la mañana, por eso te estábamos esperando. ¿Gustan tomar algo?

Alexandro: No gracias, así estamos bien.

Luna no dijo nada pero se quedó mirando a Alexandro con un gesto de pucheros nuevamente.

Luna (en su mente): ¿Por qué hablas por los dos? Yo si hubiera aceptado su oferta, ¿no ves que no desayuné?

Alexandro: Seré directo con ustedes, tal vez mi padre ya les explico pero quiero hacerlo personalmente; de pequeño tuve un problema el cual ocasionó que me dieran ataques de pánico y ansiedad, precisamente el día de la cirugía de su hijo tuve uno de esos ataques, me sentí muy sofocado y por un instante quise dejar la operación y salir del lugar pero eso es lo último que debería de hacer, incluso si fuera el fin del mundo mi deber como doctor es tratar de curar a mi paciente, por eso mismo ignoré por lo que estaba pasando y trate de continuar con la cirugía, desgraciadamente lo que no me permitió continuar fueron las convulsiones que tuvo su hijo debido a la falta de oxígeno. -Las manos de Alexandro comenzaron a temblar así que el las empuñó con toda su fuerza, miró a los ojos del padre fijamente y continúo hablando- Tienen razón, no fui competente para poder salvar a su hijo, debí esforzarme más, antes de que sucediera el temblor ya habíamos estado más de 2 horas en el quirófano, de haberme apresurado habría terminado la cirugía y su hijo estaría con ustedes pero no fui capaz de lograrlo.

Luna abrazó a Alexandro para tranquilizarlo, los padres del niño estaban en silencio tenían expresiones de tristeza, su actitud había cambiado a comparación de la vez que se vieron en el hospital, ahora ya no mostraban rencor.

Luna (voz baja): No es tu culpa Alexandro, deja de pensar así.

Padre del niño: Puedo ver en tus ojos que dices la verdad, no debí de culparte y lo que dice tu amiga es cierto, tú hiciste tu mayor esfuerzo.

Madre del niño: Amamos a nuestro hijo con todo nuestro ser y el saber que había muerto fue la peor de las noticias para nosotros. Sabíamos los riesgos que conllevan una cirugía y lo aceptamos y si no hubiera sido por ese temblor él estaría acá con nosotros pero tú no pudiste hacer nada al respecto, ahora entendemos que no debimos de culparte en ningún momento.

Alexandro: Se los dije ese día y se los vuelvo a repetir, no puedo comprender su dolor porque no he tenido un hijo pero sí puedo entender que se siente perder a alguien importante en su vida, por eso mismo decidí ser médico porque quiero ayudar a las personas y que así puedan continuar con sus seres queridos -Mientras él hablaba, se separó de Luna para poder hacer una reverencia- pero en esta ocasión les fallé, por eso les pido que puedan perdonarme.

Luna: Yo también quiero disculparme por la forma en cómo le hablé ese día, estuvo mal de mi parte y fuí una entrometida que sabía muy poco de la situación -Ella igual hizo una reverencia-.

Padre del niño: No tengo nada que perdonar, yo también cometí un error al dejarme llevar por mis impulsos violentos, así que levanten la cabeza.

Alexandro y Luna dejaron de hacer la reverencia, con las cosas aclaradas todo había finalizado en este trágico accidente, se despidieron de los señores, subieron al auto y se marcharon.

Luna quedó pensativa por lo que había pasado en esa casa, en primer lugar no dejaba de darle vueltas en su cabeza lo que dijo Alexandro y a que se refería con lo de perder a alguien importante; en segundo lugar también estaba pensando en cómo se le ocurrió abrazarlo pero una vez más sus pensamientos fueron interrumpidos.

Alexandro: Gracias.

Luna: ¿Gracias? -Estaba intrigada, jamás se le habría ocurrido que le diera las gracias, lo que ella pensaba sería que le daría un reclamo-.

Alexandro: Si, por lo que hiciste hace un momento.

Luna: ¿A qué se refiere? -Quería que Alexandro dijera porque estaba dando las gracias, por primera vez había dejado de ser ignorada o regañada así que quería aprovecharlo-.

Alexandro: Aceptaste que eres entrometida, así que gracias.

La felicidad que estaba sintiendo Luna desapareció en un abrir y cerrar de ojos, ella pensaba que le estaba dando las gracias por el abrazo pero por el contrario lo que estaba haciendo era burlarse de ella.

Luna: Que chistoso me saliste.

Alexandro no respondió pero se formó una breve sonrisa en su rostro.

Luna: En lugar de estar diciendo ese tipo de cosas debería de fijarse en la hora, son las 10:18 a.m.

Alexandro: Te lo dije hace rato, ¿Que ya lo olvidaste? Mientras estés conmigo no debes preocuparte, además hoy no estamos muy ocupados en el hospital, no hay cirugías programadas y si hubiera una emergencia están los otros cardiólogos.

Luna: No me refiero por el trabajo, sino porque aún no he desayunado.

Alexandro: Aprende a organizar tu tiempo.

Luna: Casi siempre me levanto temprano y me da tiempo de desayunar pero apenas me estoy adaptando al trabajo de un hospital.

Alexandro (en su mente): ¿Dónde habré escuchado eso? -Recordó lo que le dijo su papá en el hospital-.

Luna: Ya lo acompañe con esa pareja lo menos que podría hacer es llevarme a desayunar aparte de que ni siquiera dejó que aceptara un vaso de agua.

Alexandro: Molestas mucho pero está bien.

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